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La NASA busca voluntarias para pasar dos meses en la cama a cambio de 16.500 euros

El experimento busca analizar la respuesta del cuerpo humano a los viajes espaciales prolongados

Isabel Rubio
Una mujer tumbada en una cama centrífuga, en las instalaciones del Centro Aeroespacial Alemán en Colonia.
Una mujer tumbada en una cama centrífuga, en las instalaciones del Centro Aeroespacial Alemán en Colonia.DLR

¿Qué efectos experimentaría un astronauta en su cuerpo tras un viaje a Marte? ¿Cómo afectaría a su masa ósea y muscular la ingravidez? ¿Provocaría esa misión al espacio una redistribución de sus fluidos corporales? La NASA, junto con la Agencia Aeroespacial Alemana y la Agencia Espacial Europea, busca voluntarias para pasar 60 días en una cama con una elevación de seis grados en la zona de los pies a cambio de 16.500 euros y dar respuesta a estas preguntas. Se trata de un experimento cuyo objetivo es analizar la respuesta del cuerpo humano ante los efectos de la ingravidez.

Las aspirantes deben tener entre 24 y 55 años, gozar de buena salud, no fumar y hablar alemán. Además, deben medir entre 153 y 190 centímetros y contar con un índice de masa corporal determinado

Un total de 24 personas participarán en esta investigación conocida como Estudio de reposo en cama por gravedad artificial en instalaciones del Centro Aeroespacial Alemán en Colonia. Una docena de hombres comenzaron las pruebas el pasado mes de marzo y las 12 mujeres que se escogerán próximamente empezarán en septiembre. Las candidatas pueden apuntarse en la web del Centro Aeroespacial Alemán, pero tienen que cumplir unos requisitos. Deben tener entre 24 y 55 años, gozar de buena salud, no fumar y hablar alemán. Además, deben medir entre 153 y 190 centímetros y contar con un índice de masa corporal de entre 19 y 30 kg/m2.

Los participantes pasan literalmente dos meses enteros en la cama y permanecen acostados incluso para hacer tareas cotidianas del día a día. “Deben comer, hacer ejercicio e incluso ducharse boca abajo. Esto hace que sus cuerpos se adapten como si estuvieran en el espacio”, explica la NASA en un comunicado. Mientras tanto, son monitoreados continuamente para entender cómo cambian sus cuerpos y por qué motivos. Se mide su presión arterial, frecuencia cardíaca, absorción de nutrientes, gasto de energía, masa ósea e incluso el estado de ánimo. A los dos meses en cama hay que sumar un mes adicional allí para su preparación antes del experimento y rehabilitación después para volver a estar en forma y regresar a su vida cotidiana. Además, hay cuatro consultas de seguimiento: a los 14 días, tres meses, un año y dos años.

En el espacio la ingravidez hace que se produzca una redistribución de los líquidos corporales, que son atraídos hacia la cabeza de los astronautas. “Sin la gravedad que atrae el flujo de sangre a las piernas, las cabezas de los astronautas se llenan de fluidos que dan como resultado el síndrome de cabeza hinchada, patas de pájaro”, afirma la agencia espacial estadounidense. Para contrarrestar este efecto, los participantes del estudio deberán pasar 30 minutos al día en una cama centrífuga, que servirá para simular la gravedad artificial y distribuir así los fluidos desde la cabeza al resto del cuerpo.

Un hombre usa un ordenador tumbado en una cama en las instalaciones en Colonia del Centro Aeroespacial
 Alemán.
Un hombre usa un ordenador tumbado en una cama en las instalaciones en Colonia del Centro Aeroespacial Alemán.NASA/DLR

Viajes espaciales costosos

Desde que los seres humanos llegaron al espacio, hace más de 50 años, se han realizado varios estudios médicos para determinar cómo afecta al cuerpo humano salir de la Tierra. Viajar al espacio provoca una pérdida de masa muscular, problemas visuales y trastornos del ritmo circadiano. Para la NASA, este tipo de estudios de reposo en una cama son muy importantes porque “los viajes espaciales son costosos y peligrosos, pero comprender los efectos de vivir en el espacio es fundamental si queremos enviar humanos a Marte”. En la superficie del planeta rojo hay aproximadamente un tercio de la gravedad de la Tierra.

Este experimento puede parecer para algún que otro perezoso el trabajo de sus sueños. Pero, según afirma la NASA, la mayoría de los participantes comienzan a aburrirse rápidamente. Además, la dieta “está estrictamente controlada” y tienen pocas opciones en cuanto a qué comer o en qué momento del día. Durante los dos meses que dura el experimento, se alienta a los voluntarios a establecer una meta como aprender un nuevo idioma o seguir clases en línea. También pueden ver series, leer y recibir visitas de familiares y amigos.

Otros estudios

Ya se han realizado otros estudios similares para analizar los efectos de la ingravidez. Por ejemplo, el Instituto de Medicina y Fisiología Espacial de Toulouse buscaba voluntarios en 2017 para atenuar los efectos indeseados de la ingravidez sobre el cuerpo humano. Conocer cómo reacciona el cuerpo humano a las condiciones del espacio resulta útil para las misiones futuras, cuando los viajes espaciales se midan en meses o años. Los resultados permiten diseñar medidas que ayudarán a los astronautas en estas misiones y a quienes en la Tierra tienen que pasar mucho tiempo en la cama.

Entre las personas que suelen participar en este tipo de estudios, según señala la NASA, hay quienes cuentan con una motivación personal o científica: “Muchos quieren poner de su parte para apoyar los viajes espaciales”. “Si los humanos alguna vez caminan en Marte o viven en el espacio por largos períodos, será en parte gracias a los voluntarios del reposo en cama”, concluye la agencia espacial estadounidense en su web.

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Sobre la firma

Isabel Rubio
Es colaboradora de las secciones de Tecnología, Ciencia y Salud de EL PAÍS. Además de seguir de cerca a Apple, Samsung y otros gigantes, prueba dispositivos y analiza el impacto de los avances tecnológicos en la sociedad. También verifica contenidos científicos en la fundación Maldita.es.

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