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Talento nuevo que convive con la tradición

El 73% de las 'startups' de la comunidad supera los tres años de vida y un 40% de ellas registra un invento

Vista de La Terminal, tras la pasarela Delicias.
Vista de La Terminal, tras la pasarela Delicias.

Si los cerdos volaran, el viaje lo empezarían en Aragón. Es cuestión de cifras y de innovación. Mientras el territorio pierde habitantes, como refleja La España vacía (Turner, 2016) del periodista y escritor aragonés Sergio del Molino, la población porcina no conoce de declives demográficos. Hasta 2020 se prevén inversiones en este sector de hasta 500 millones de euros que propiciarán la creación de 5.000 puestos de trabajo. Pero esta no es la noticia. Lo novedoso es que, por primera vez, se unen innovación y emprendimiento en un sector tan clásico y tradicional como este.

¿Hay startups del cerdo? "La industria del porcino no es nada sexy, pero tiene muchos desafíos y más de una ventaja", responde José Carlos Arnal, responsable de Porcinnova. Una de esas es que "los jefes del sector y las empresas están aquí, aunque exporten al mundo entero". "Lo que vamos a propiciar es que les llegue la revolución 4.0". Y llegará. El proyecto ha sido ya seleccionado por la Fundación Incyde y las Cámaras de España dentro de la red de incubadoras de alta tecnología, y cuenta con financiación europea. En abril está previsto que se abra la sede física, en Ejea de los Caballeros —capital de la comarca de las Cinco Villas, epicentro porcino de Aragón—. Sede que incluirá incubadora, aceleradora y socios estables; son grandes empresas para colaborar con los nuevos en los retos pendientes, desde la limpieza del engorroso purín hasta la trazabilidad, bienestar animal o el Internet de las cosas en las granjas.

Señales de cambio

Que la innovación, abierta y tecnológica, llegue al sector del cerdo es solo un ejemplo, la señal de que algo pasa en un territorio duro cuya capital, Zaragoza, sigue siendo la ciudad piloto donde se prueban los proyectos comerciales. Los expertos en marketing dicen que si funcionan aquí, funcionan en toda España. Por ejemplo, T-ZIR, un centro de innovación aplicada a toda la cadena de valor del sector minorista, con base en Zaragoza y con proyección internacional.

Carlos Piñeiroa, gerente de Init y del Centro de Incubación Empresarial (CIEM) explica que el "epicentrismo" (estar entre Madrid y Barcelona) favorece el emprendimiento. La trayectoria empresarial también suma. ¿Recuerdan aquella pequeña tienda del Pirineo oscense que vendía material de montaña? Gracias a Internet, el nombre Barrabés y sus productos de esquí dieron la vuelta al mundo. Hoy, su dueño, Carlos Barrabés, sigue siendo imagen de marca de aquella revolución pero no solo en Aragón. En 2010, el Foro de Davos le eligió como Young Global Leader (jóven líder global). Su consultoría de innovación tecnológica, Barrabes.biz ayuda a empresas en su expansión y escalado de negocio, en colaboración con KPMG. Otro emprendedor que traspasó fronteras fue Ricardo Buil, que montó desde Aínsa (Huesca) Portaldereservas.com, con presencia en medio mundo.

En Zaragoza se han multiplicado los centros de incubación y aceleración. No hay institución que no impulse la suya, desde el Consistorio a la Universidad; la de San Jorge tiene el Vivero San Valero. El Ayuntamiento de la capital tiene La Terminal, en el vanguardista edificio de Etopía con otro periodista al frente, Mariano Salvador, justo delante de la estación del AVE. Y al lado, el CIEM, Centro de Incubación Empresarial del grupo Init. De ahí han salido proyectos como Eticmedia. La startup aragonesa, que dará el salto a Latinoamérica este año, ofrece tecnología de reconocimiento facial a través de algoritmos . "Lo más difícil ha sido que los primeros clientes se fiaran de nuestro producto, pero ahora crecemos en plantilla y facturación", señala Antonio León, consejero delegado de la empresa.

También crece la startup Pensumo, que ha conseguido formar parte del programa comunitario Horizonte 2020 para sociedades inclusivas, innovadoras y reflexivas. La compañía zaragozana, fundada en 2013 y ya sin fronteras, quiere ser una alternativa a los planes de pensiones bancarios y un complemento gratuito a la pensión pública. Se bonifica al usuario con microincentivos por realizar compras o actividades responsables. Por ejemplo, si te mueves en bicicleta, si reciclas, haces ejercicio o lees un libro. Según su responsable, Nacho Forasteri, "haciéndolo tendrás una jubilación mejor". Cuentan con el reconomiento de clientes y comerciantes asociados a su red y el sello de Pyme Innovadora que otorga el Ministerio de Economía y Empresa.

En el informe de creación y generación de riqueza que cada año presenta el grupo Init refleja que el 77% de las empresas incubadas continúa su proyecto de forma estable y positiva a los dos años; y que el 73% continúa adelante al cumplir los tres. Además, el 39% de las sociedades tienen patentes o registros de propiedad intelectual en Aragón, lo que une la innovación con el conocimiento y el territorio. Será el cierzo que sopla desde el Moncayo —el pico más alto de la provincia de Zaragoza— o los aires que llegan del Pirineo, o la robustez de territorios como Teruel lo que hacen que Aragón sea territorio startup.

El papel de la universidad

También es fábrica de ideas (y de startups) la Universidad de Zaragoza. Camille Bertrand, su gestora de Innovación, presume de los datos. De la incubadora de la institución académica han salido, desde que su puso en marcha en 2005, un total de 52 empresas, "de todos los sectores" como EpicPower, startup que nació en 2013 con un novedoso sistema, el ERS P3K, que hace que los ascensores nuevos sean más eficientes y reduzcan el consumo eléctrico. O Ebers Medical Technology, una empresa de reneración artificial de tejidos y huesos puesta en marcha por dos ingenieros recién doctorados. Comercializan biorreactores y dispositivos médicos que ayudan, por ejemplo, a la mejor conservación de órganos que van a ser trasplantados. Más del 75% de las ideas que empezaron en la Universidad y pasaron por su incubadora, sostiene esta gestora, siguen funcionando desde hace cinco años.

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