No son niños trepando por las paredes, son clases de autoestima y compañerismo
La escalada potencia la elasticidad y la fuerza, pero el deporte también fomenta aspectos sociales
Tras el boom del running, el del yoga o el del CrossFit, la escalada vive un momento de auge. En todas sus modalidades: la clásica (en vías de montaña), la deportiva (en rocódromo), el bloque (que es sin cuerdas y, normalmente, en alturas bajas) y la de velocidad (que consiste en subir una vía lo más rápidamente posible). Cada vez son más los atletas federados, observan desde la Federación de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME), y también el número de aficionados y de rocódromos (los centros donde se practica este deporte).
Un 33,1% de las personas federadas practica la escalada en rocódromo y un 27,6% también lo hace outdoor (al aire libre), dicen desde la FEDME, desde donde aclaran que el informe también incluía a personas aficionadas a otros deportes de montaña como el senderismo o el esquí y que aún hace falta una investigacion centrada solo en la escalada. A falta de más datos, es fácil notar el aumento de escaladores en zonas donde se practica este deporte como Patones (Madrid) o Chulilla (Valencia), y la proliferación de rocódromos indoor (solo en la capital abrieron dos nuevos el año pasado). Y todo apunta a que seguirá creciendo, teniendo en cuenta que varias de sus modalidades serán disciplinas olímpicas en los Juegos de Tokio de 2020.
Pese a su espectacularidad y el vértigo que puede producir desafiando a la gravedad en una pared de roca, lo habitual es practicarlo completamente asegurado con arneses, cuerdas o colchonetas (como puede verse en el proyecto de documentales, Reel Rock). "La escalada tiene un componente inherente de adrenalina, de miedo, esa sensación de que te estás alejando de la seguridad del suelo. Con la tranquilidad de saber que estás asegurado, que si te falla un pie o una mano no te vas a despeñar, sino que vas a 'volar' hasta quedarte suspendido de la cuerda. De hecho, la seguridad es lo primero que se trabaja cuando aprendes este deporte. Esa mezcla de emociones engancha", explica Jesús Bella Barca, técnico deportivo de escalada y media montaña. Incluso las presas de los rocódromos (los salientes que se usan para escalar) suelen cambiarse y asegurarse periódicamente.
Se trabajan la elasticidad y la fuerza
Una vez aprendido lo básico, toca trepar y al hacerlo ponemos a trabajar gran parte del cuerpo. "Es una actividad fisica muy completa donde participan muchos grupos musculares. En el agarre, entran en juego, entre otros, los flexores de los dedos y la muñeca. En la tracción, los pectorales, hombros, trapecio y bíceps braquial. Core, cintura y glúteos estabilizan el cuerpo frente a la pared. Por último, cada vez que desplazamos una pierna, se reclutan el gemelo, tibiales, sóleo, cuádriceps e isquiotibiales", continúa Bella Barca, quien añade que además se potencian la elasticidad, la fuerza y la propiocepción (sincronizar los músculos para mantener el equilibrio, como ocurre con las sentadillas que practica la actriz Jessica Biel).
Esta práctica, que muchos se animan a probar probarla como segundo deporte, engancha. "Tengo alumnos que empezaron como una actividad secundaria a otra (como el crossfit y el pádel) y se ha convertido en preferente. Por mucho que en los gimnasios innoven con clases colectivas, el reto de plantarte ante una pared y tirar hacia arriba, ayuda más a desconectar de la rutina diaria. Es como un chute antiestrés. Tanto más si lo haces en la montaña, aunque no es imprescindible", aclara Bella Barca.
Un deporte apto para los más pequeños
Ejercitarse en un rocódromo indoor también funciona, incluso como preparación para hacerlo en el medio natural. "Se mejora la técnica, el trabajo de los dedos, la posición de los pies y las maniobras de aseguramiento con cuerdas", explica Bella Barca, quien añade que "la montaña pone exigencias adicionales, desde la lectura de la roca (se pasa de presas de colores a atenazarse a salientes o grietas) a la propia meteorología. Pero eso es, a su vez, otra dosis extra de adrenalina".
Los rocódromos indoor también son un lugar perfecto para disfrutar con amigos o iniciar a los más pequeños en este deporte. Ejemplo de ello es el Sharma Climbing Bcn (Barcelona), del Chris Sharma, uno de los escaladores más famosos del mundo, quien explica que aunque él pertenece a una generación que empezó al aire libre porque no había alternativa, ahora es posible hacerlo de otra forma: "La mayor parte de nuestros clientes busca una preparación física global, pero también pasarlo bien con amigos o con niños pequeños. Hemos creado un punto de encuentro social donde no solo se va a escalar. Es un concepto diferente, más abierto que el de los gimnasios convencionales, cada vez con más aceptación".
Visto el filón, algunos colegios ya han instalado presas en las paredes de sus gimnasios. "A los dos años los niños ya cuentan con cualidades de fuerza, resistencia, equilibrio y coordinación para iniciarse en la trepa a muy pequeña escala, pero se suele esperar a los cinco u ocho años", afirma Javier Barba, coordinador de la escuela de Escalada Sostenible, quien añade que este deporte "fomenta la autoestima y el compañerismo (siempre debe haber uno en tierra asegurando la cuerda y como contrapeso)". Barba recomienda plantearlo en un principio como una actividad lúdica, sin presión, respetando unas estructuras anatómicas en desarrollo que no deben sobrecargarse. "A partir de los 13 años ya sí vamos trabajando capacidades específicas y aumentando la carga", concluye.
No todas las rocas son escalables
Unas por estar en espacios protegidos y otras, simplemente, porque tienen un dueño que lo prohíbe. Ejemplo de ello es la Pedriza, donde, recuerda José Manuel Velázquez-Gaztelu, portavoz de Escalada Sostenible, "se abrían vías sin plantearse los permisos. ¡Quién iba a pensar, por ejemplo, que media Pedriza continúa siendo privada! Ahora sabemos que muchas paredes tienen propietario y están sometidas a una normativa".
Aunque no se trata de un deporte agresivo con la naturaleza hay que tener ciertas precauciones: "Cuando una especie protegida decide anidar en un sector de escalada, debemos dejar de escalar allí unos meses. Y como, salvo que seas un experto en aves, lo normal es que no sepas dónde están esos nidos, qué especies son y en qué épocas sucede esto, hay que poner carteles explicándolo". Para ello, se coordinan con los técnicos del Parque Nacional y los agentes forestales: Escalada Sostenible imprime las placas de regulación y los agentes y técnicos las instalan en las vías acordadas. Lo siguiente es difundir por nuestros canales (web y redes) la medida. "Prácticamente el 100% entiende y respeta la restricción".
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