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Vasco Pulido Valente: “Estamos llamando populismos a lo que son simplemente nacionalismos”

Historiador, es el Pepito Grillo de Portugal; el ensayista más irreverente y políticamente incorrecto. Dice que hay que reconstruir la Unión Europea del exterior hacia el centro y no del centro hacia el exterior

Vasco Pulido Valente, en su casa en Lisboa.
Vasco Pulido Valente, en su casa en Lisboa.ANA BRÍGIDA

A sus 77 años, es el Pepito Grillo de Portugal. Vasco Pulido Valente (Lisboa, 1941) es el ensayista más irreverente, brillante y políticamente incorrecto del país. Hay señales de que ya lo era de niño —fue expulsado del Liceo—, de adolescente —luchó contra la dictadura salazarista—, de mayor —­duró de diputado cuatro meses— y de viejo. Hoy, desde el sillón de su casa, de donde no sale, con libros a un lado, tabaco y whisky a otro, ejerce su libre albedrío con una pluma y una lengua ácidas de la que no se escapa casi nadie en Portugal ni en Europa. Doctor en Historia por Oxford, con tesis dirigida por Raymond Carr, sus dos últimos libros se titulan De mal en peor y El radicalismo del Portugal moderno. Veamos.

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PREGUNTA. ¿Portugal es la aldea de Astérix y Obélix, el último reducto del socialismo europeo?

RESPUESTA. El socialismo ya triunfó. Sus tres pilares, un servicio de salud público decente, una educación pública decente y una seguridad social decente, ya están implantados. No se discuten en ningún país gobierne quien gobierne, entonces ¿para qué se necesitan los partidos socialistas? En Portugal sí tiene futuro: un 20% de su población está por debajo del nivel de pobreza.

P. Así que el PS portugués volverá a ganar este año.

R. Claro, la gente necesita un poder superior fiable como distribuidor del dinero de los impuestos, y el primer ministro, António Costa, ha conseguido que lo crean; luego, si pones más dinero en salud, se lo estás quitando a la educación o a las carreteras. Nunca hay dinero para todo. Ganará con mayoría absoluta o no, tanto da. Costa tuvo la habilidad de percibir las ansias de poder que tenían los partidos a su izquierda, que estaban muertos, el Partido Comunista (8,3% en las elecciones) y el Bloco (10,2%).

P. En cualquier caso, el socialismo europeo tiene su referente en Portugal.

R. Sí, se está festejando como hace 30 años se festejaba que el PC resistía en Portugal cuando había desaparecido en todas partes. Son manifestaciones del arcaísmo portugués.

P. También es un islote frente al populismo imperante, ¿no?

R. Estamos llamando populismos a lo que son simplemente nacionalismos. Los populismos europeos nacen en países con una identidad nacional débil. Nunca habrá populismos en Portugal, no hay nacionalismos, a nadie se le ocurre decir: “Soy de Tras os Montes”. Soy portugués y punto. Usted es navarro y otro me dirá que andaluz. El problema de España es que no se sabe cuál es la identidad de ser español.

P. ¿Y de ser catalán?

R. El independentismo catalán es el mayor movimiento populista europeo, pero a la izquierda le gusta, o le conviene, y no le coloca esa etiqueta. Es un populismo puro, absoluto. ¿Qué quiere decir republicanismo catalán? No quiere decir nada.

P. ¿La reacción al independentismo catalán es el españolismo de Vox?

R. Vox es una reacción al Gobierno de Sánchez, una repetición del de Largo Caballero en la Guerra Civil, la izquierda con vascos y catalanes. Si se discute la nacionalidad española, nacen movimientos como Vox.

P. El populismo-nacionalismo es un vendaval que recorre Europa.

R. Sí, llega a Italia, que nunca fue un país; a Hungría, con fronteras discutibles, parte germanófila, parte rumana; a Polonia, con fronteras desde 1945… Países con una identidad nacional problemática. Quieren reafirmar su identidad nacional, no quieren fundirse en la UE; se diluirían. Nacionalista primero y europeísta después. No pueden pasar de unas fronteras artificiales a integrarse en la UE, que aspira a acabar con las nacionalidades.

P. Se dice que se repite el período de las guerras mundiales…

R. La historia no se repite. El nacionalismo de entreguerras era de las grandes potencias: Francia, Inglaterra y Alemania; infelizmente, hoy no hay potencias europeas, dejaron de tener importancia política en el mundo.

P. ¿El Brexit es la nostalgia de una antigua potencia?

R. Los ingleses también tienen un problema nacionalista. Deben reconvertir la imagen que tienen de sí mismos: de un poder imperial a un pequeño poder europeo. No es casualidad que sigan disfrutando de Downton ­Abbey o de libros sobre Churchill. Fue su último momento de gloria, la última afirmación del imperio. Solo Inglaterra resistió a los nazis y después liberó a Bruselas, ¿y ahora Bruselas les dicta el tamaño de sus manzanas? No lo soportan. Los ingleses fueron educados en el respeto absoluto al Parlamento. Las decisiones tomadas fuera de este, la gente de la calle no las consiente. La soberanía es una cosa muy palpable para el ciudadano inglés.

P. Con todas esas circunstancias, ¿la Unión Europea tiene futuro?

R.Sí, pero no como está concebida hoy. Nadie quiere esa burocracia tipo francesa con los vicios de la burocracia francesa, inadmisible para gran parte de Europa, incluida Alemania. Creo en la idea de Europa antes del euro. Europa como mercado libre, libertad de tránsito y cuatro libertades reguladas por los estados es una gran idea, pero tiene que ser construida del exterior hacia el centro, no del centro hacia el exterior.

P. ¿Se necesitará un ejército o la OTAN?

R. Para qué. ¿Para defendernos de Rusia? Rusia no quiere conquistar Europa, quiere reconquistar Ucrania y, tal vez, los Estados bálticos. Es un problema entre Ucrania y Rusia. No forman parte de Europa, nunca lo fueron. El mismo nombre de Ucrania, “región fronteriza”, ya lo indica.

P. ¿Bolsonaro es otro fruto del populismo-nacionalismo?

R. Bolsonaro es la solución para un país descomunal que podría dividirse en varios países. Brasil solo funciona unido con un dictador, un general o un partido fuerte como el de Lula. No es un país, es un continente. No se puede analizar como si fuera política europea. El Estado central brasileño manda poco en la periferia. Y Bolsonaro, sin partido, se ha apoyado en las iglesias evangélicas y en el Ejército. Es una manera de conservar Brasil unido y con un mínimo de orden.

P. El vendaval parece que comenzó con Trump y su América primero.

R. El muro es la metáfora de la política de Trump, anglosajona y protestante, contra la cultura de los chicanos, que son castaños, católicos y hablan español. Y además llegaron a América antes que los anglosajones. Trump no lo puede consentir.

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