Móstoles Transita 2030: hacia la gran Transformación Ecosocial
El 30 de enero la ciudad organiza un segundo debate público sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Karl Polanyi pasó a la historia de las ideas por el libroLa Gran Transformación (1944). Una obra maestra que analizaba uno de los filamentos centrales de la historia del siglo XX: los diferentes mecanismos políticos mediante los que las sociedades industriales se defendieron del desgarro provocado por cien años de liberalismo económico y mercado autorregulado. La arquitectura institucional de nuestro mundo todavía es deudora de aquel giro de 180º en el modo de organizar la vida común. El primer tercio del siglo XXI se anuncia el escenario de otra gran oleada de reformas revolucionarias, también llamada a marcar la vida de varias generaciones: la gran transformación ecosocial.
Nuestras sociedades se encuentran ante retos sin precedentes. Destaca, en primer orden de importancia, la emergencia ecológica. Por ello la gran transformación que viene será ecosocial. De las complejas urgencias que implica la transición hacia formas de vida sostenibles el cambio climático es la más conocida, pero no es la única.
Los próximos diez años serán una de las décadas más decisivas de la historia de la humanidad
Reflexiones de una premura parecida podrían hacerse alrededor de la crisis energética, el estrés hídrico, la degradación del suelo fértil, el agotamiento de minerales, la pérdida vertiginosa de biodiversidad o el impacto de la contaminación en la salud de las personas. Cada una de ellas por separado supondría una prueba evolutiva de primer orden para nuestra especie. Pero las afrontaremos todas juntas, en un lapso muy breve y, tal y como apunta la comunidad científica, poniendo en juego la mismísima viabilidad de nuestra civilización.
Por ello los próximos diez años pueden ser calificados, sin sonar exagerado, como una de las décadas más decisivas de la historia de la humanidad. Además el reto de la sostenibilidad se retroalimenta con otros desafíos de primera magnitud: la mutación radical del mundo del trabajo provocado por la digitalización y la automatización, el agravamiento de las desigualdades económicas, la pérdida de legitimidad y de capacidad de cohesión de los sistemas políticos o las demandas justas e impostergables relacionadas con la plena igualdad de las mujeres en un contexto de creciente crisis de cuidados. Sin duda las decisiones que tomemos en los próximos dos lustros van a comprimir mucho tiempo: afectarán a los hijos y a las nietas.
Este aluvión de complejidad podría intimidar cualquier voluntad política que quisiera estar a la altura. Especialmente en los gobiernos locales, por el pequeño radio de acción de sus presupuestos y sus competencias. Pero está ocurriendo lo contrario: la década decisiva y la gran transformación ecosocial es una oportunidad de oro para reinventar el modelo urbano. Porque las ciudades son los mayores vectores de insostenibilidad y al mismo tiempo los grandes laboratorios sociológicos, los faros de innovación y los focos más intensos de participación ciudadana.
De hecho, a día de hoy, las ciudades más importantes del mundo ya están inmersas en una mutación de calado que busca ecualizar su funcionamiento con parámetros de sostenibilidad: pliegos de licitación eléctrica 100% renovable; programas de tratamiento de residuos que buscan separar y compostar la materia orgánica; planes de movilidad y calidad del aire que limitan la presencia del automóvil privado y fomentan la bicicleta o el desplazamiento peatonal; proyectos de agricultura urbana y periurbana con un sentido productivo asociado a canales cortos de comercialización; monedas sociales diseñadas como una represa de la riqueza local…. París, Bristol, Copenhague, Madrid: los buenos ejemplos se multiplican. Su mayor inconveniente es la compartimentación administrativa y el cortoplacismo político que imponen los ciclos electorales. Obstáculos que pueden ser superados con planificación pero también con relato, imprescindible para armar consenso político e implicación ciudadana.
Móstoles Transita 2030 es un plan estratégico para la ciudad de Móstoles que quiere preparar la gran transformación ecosocial del municipio. Busca implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 en todo lo que tenga que ver con la sostenibilidad urbana. Y sobre todo de un modo que la ciudadanía sea protagonista, pues esta es la mejor garantía para asegurar su éxito. El borrador del documento consta de 130 objetivos y 178 medidas en ámbitos tan dispares como la transición energética, la agroecología, la economía circular, el urbanismo, el empleo verde, la educación ciudadana, la movilidad, la fiscalidad o la vida buena.
Calefacción de distrito de origen renovable, una oficina para facilitar la rehabilitación energética de viviendas y el autoconsumo, un parque agroecológico para Madrid Sur, sistemas de gestión de envases centrados en el retorno con recompensa, un nuevo modelo de zona verde adaptado al cambio climático que implica grandes ahorros de agua, fomento del comercio local con una tarjeta ciudadana, formación profesional en empleo verde y lanzaderas de emprendimiento sostenible o el uso sistemático de la compra pública. Estas son algunas de las propuestas esbozadas en el plan. Todos los materiales son públicos y pueden consultarse en la página web de Móstoles Transita 2030.
A finales del año pasado se realizó una primera consulta online en la se sondeó la percepción ciudadana de los escenarios de futuro a medio plazo, en 2050. Hay previstos dos debates ciudadanos más, centrados en 2030 y 2020, con sus respectivas consultas, que servirán para introducir nuevas ideas y ordenar prioridades. El pasado mes de noviembre ya se habló sobre 2050. También toda una ronda de reuniones sectoriales con actores clave del tejido asociativo del municipio.
A su vez Móstoles Transita 2030 quiere fomentar algunos debates ciudadanos fundamentales. El próximo 30 de enero la ciudad convoca el segundo debate público, que se centrará en las medidas y las prioridades para hacer una transición ecosocial desde la ciudad y la ciudadanía de Móstoles bajo el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por la ONU para el año 2030.
Tras casi 40 años bajo la bandera del desarrollo sostenible, los resultados obtenidos son mediocres. Y mucho más lentos de lo que necesitamos. En parte porque la noción de desarrollo sostenible se sustenta en presupuestos que se han demostrado erróneos: ni el incremento del PIB puede ser desacoplado del consumo de recursos, ni las energías renovables pueden hacerse cargo de nuestro nivel de vida sin grandes cambios de hábitos, ni parece sensato aspirar a mantener las actuales pautas de comercio internacional o expansión productiva en un planeta con límites ya sobrepasados.
Por eso Móstoles Transita 2030 también quiere abrir la discusión a otros frentes importantísimos para las políticas públicas ecológicas. Por ejemplo en el urbanismo, fomentando la contención espacial de la ciudad. O en el desarrollo del talento local, facilitando una buena vida de km.0. O en el uso compartido de la riqueza, inaugurando toda una nueva generación de bienes comunes, como una red de “cosotecas” públicas. Y sobre todo poniendo el acento en el factor humano de la innovación y el desarrollo ecosocial. Como apuntó con maestría la doctora en física Marga Mediavilla en el primer debate público del proceso participativo del plan, “de ciudadanos bobos no pueden salir ciudades inteligentes”. Por eso Móstoles Transita 2030 también quiere ser un ágora para ganar en sabiduría colectiva. Que el siglo XXI pasa por admitir que no habrá solución técnica a la crisis ecológica sin combinarla con una profunda mutación en nuestra economía y también en nuestras formas culturales. En definitiva, por una gran transformación ecosocial.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.