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Paris Fashion Week: Michael Jackson, el nuevo traje y la conquista de la nueva elegancia masculina

Louis Vuitton, Valentino, Dries Van Noten e Issey Miyake han presentado en París sus colecciones de hombre con un elemento en común: la promesa de un hombre que no aburra en una alfombra roja

Algunas de las propuestas de Louis Vuitton en la Semana de la Moda masculina de París.
Algunas de las propuestas de Louis Vuitton en la Semana de la Moda masculina de París.Louis Vuitton
Daniel García López

A principios de enero, el actor estadounidense Timothée Chalamet apareció vestido con camisa, pantalón y un arnés enjoyado diseñado por Virgil Abloh (el nuevo diseñador de hombre de Louis Vuitton), en la última edición de los Globos de Oro. Chalamet no ganó premio alguno, pero generó casi tantos comentarios como el Valentino azul que Lady Gaga llevó en la misma ceremonia y provocó que algunos se preguntaran si la moda masculina podía salvar del aburrimiento una disciplina tan cansada como la alfombra roja.

Por supuesto, homenajes a Michael Jackson: un conjunto de camisa de seda blanca, pantalón negro y mocasines con calcetines, una chaqueta de almirante napoleónico ejecutada en la misma franela gris o guantes cubiertos de pedrería

Ayer Chalamet se unió a Naomi Campbell, J Balvin, Natalia Vodianova y Frank Ocean en la primera fila del desfile de Vuitton y rubricó el estatus de Abloh como hombre del momento. Al menos, en una Semana de la Moda masculina de París (Paris Fashion Week) que empezó el martes y, hasta el domingo, tratará de prever lo que los hombres querrán el próximo otoño.

En una enorme carpa instalada en los jardines de Las Tullerías, su interior convertido en una teatral recreación de una calle de barrio de Nueva York (humo del metro y olor a marihuana incluidos), desfiló una colección inspirada por Michael Jackson pero que, por suerte, no tenía nada que ver con una tienda de disfraces. Y tampoco con una tienda de zapatillas deportivas, algo a lo que se parecían mucho las colecciones de la pasada temporada.

Las camisas largas hechas con un 'patchwork' de banderas de Virgil Abloh.
Las camisas largas hechas con un 'patchwork' de banderas de Virgil Abloh.Louis Vuitton

Abloh sirvió una ración de trajes sutilmente sobredimensionados, superposiciones en franela gris, camisas largas hechas con un patchwork de banderas (estaban representadas cada una de las diez nacionalidades de los miembros de su equipo de diseño) y chubasqueros de piel que parecía papel de plata. Claro que la receta de este diseñador estadounidense también contempla bolsos (con el monograma de Louis Vuitton en luces LED fluorescentes o acolchados, como inflados hasta parecer nubes de golosina). Y, por supuesto, homenajes a Jackson: un conjunto de camisa de seda blanca, pantalón negro y mocasines con calcetines, una chaqueta de almirante napoleónico ejecutada en la misma franela gris o guantes cubiertos de pedrería. También grandes sombreros inspirados por Jamiroquai, otro de sus héroes.

Abloh no es un diseñador al uso. Formado como arquitecto, y DJ en sus ratos libres, se define a sí mismo como “un diseñador no millennial con sensibilidad millennial”. Su manera de reconciliar lo urbano con lo conceptual, y su discurso de diversidad racial con la ligereza del pop, toca todos los interruptores de las nuevas generaciones. Y en particular aquellos que suelen estar ocultos para las firmas de lujo.

Un momento del desfile de Dries Van Noten, cuya colección llevaba por nombre 'Nostalgia del futuro'.
Un momento del desfile de Dries Van Noten, cuya colección llevaba por nombre 'Nostalgia del futuro'.Getty Images

Si hubiera que ilustrar los desfiles que se han celebrado hasta ahora en París, la vuelta al sosiego de la moda masculina, y la búsqueda de héroes en estos tiempos inciertos, podrían funcionar como pies de foto. El belga Dries Van Noten cerró la jornada del martes con un desfile que homenajeaba a sus ídolos (a Lucien Freud con chalecos-edredón, a Jimi Hendrix con estampado tie-dye) y contemplaba nueve tonos de gris y otras tantas variantes del traje: chaqueta entallada con pantalón muy ancho, chaqueta oversize con pantalón cortado a la altura del tobillo, o chaqueta con falda en el mismo material.

La cantidad y la calidad de los recursos que dispone el veterano Van Noten a la hora de desarrollar un mismo tema, y su capacidad para convertirlo en una colección tan creativamente sólida como comercialmente razonable forman parte de la mitología de la profesión. También su inquebrantable optimismo: “Leí un texto sobre el paraíso perdido y después pensé que no hay ningún paraíso como el paraíso que está por venir”, decía después del desfile en el backstage.

La colección, bautizada Nostalgia del futuro, buscaba “traducir la sastrería a la nueva generación”, y recupera las ideas de belleza y elegancia solo que con más crudeza que cursilería. La moda reacciona al ambiente incluso a pesar de su optimismo.

Los abrigos de Valentino son ligeros, fluidos y fáciles de superponer.
Los abrigos de Valentino son ligeros, fluidos y fáciles de superponer.Getty Images

En otro backstage, el de Valentino, Pierpaolo Piccioli también buscaba actualizar las añejas normas de la elegancia masculina. La imagen de un modelo vestido con un gran abrigo sobre su traje ancho cruzado (una campaña de Valentino Boutique de 1995) presidía el moodboard de su colección. Un tablón en el que convivían fotos de Nueva York en los ochenta; del líder de REM, Michael Stipe, a principios de los noventa, y una partitura de Beethoven.

El diseñador explicaba esa amalgama clásica y al mismo tiempo futurista: “Quería revisar las convenciones de los años noventa. Entonces, un hombre llevaba traje durante la semana y vestía de sport en sus días libres. Ahora eso ya no es así. Los códigos son más flexibles, como la vida”.

Efectivamente, el próximo otoño, los trajes y los abrigos de Valentino son ligeros, fluidos y fáciles de superponer. Pero la flexibilidad va más allá del corte y los materiales, porque estas prendas con pasado formal ahora se combinan con sandalias Birkenstock (el clásico calzado ergonómico alemán, una nueva colaboración que se desveló en el desfile) y dan lugar a una silueta casi sacerdotal.

Plisados, pinzas y texturas irregulares en la colección de Issey Miyake.
Plisados, pinzas y texturas irregulares en la colección de Issey Miyake.Getty Images

Este año Piccioli cumple diez años al frente de la firma italiana, algo casi inédito en una industria de la moda cada vez menos paciente con la capacidad de generar beneficios de sus creativos. Posiblemente porque este romano de 51 años sabe expresar su propio carácter, el del momento y el de la firma para la que trabaja.

El hombre plisado

Hace cinco años nadie habría dado un duro por la vuelta de Issey Miyake a la retina de moda. Esta firma pertenece a la generación de revolucionarios japoneses que irrumpieron en París a finales de los años setenta armados de un concepto anticonvencional de la silueta y los tejidos que no buscaba transmitir ni estatus ni sexo.

Miyake sigue en activo, pero su colección de hombre la diseña hoy Yusuke Takahashi, cuyos plisados, pinzas, texturas irregulares, ricas combinaciones de colores y discreta experimentación han sabido conectar con un público más joven que descubre la casa ahora y le pide lo mismo que los clientes de siempre: no traicionar aquello que la hace especial.

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Sobre la firma

Daniel García López
Es director de ICON, la revista masculina de EL PAÍS, e ICON Design, el suplemento de decoración, arte y arquitectura. Está especializado en cultura, moda y estilo de vida. Forma parte de EL PAÍS desde 2013. Antes, trabajó en Vanidad y Vanity Fair, y publicó en Elle, Marie Claire y El País Semanal. Es autor de la colección ‘Mitos de la moda’.

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