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Columna
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Ni un paso atrás

Se trata de algo tan sencillo como que la mitad de la ciudadanía está subordinada a la otra mitad

Jorge M. Reverte
Manifestación contra la violencia de género en Madrid.
Manifestación contra la violencia de género en Madrid.Carlos Rosillo

Razones siempre hay. Porque ninguna sociedad es perfecta, ni siquiera Suiza, de la que solemos decir que es muy aburrida para encontrarle algún defecto que atenúe nuestra envidia.

Pero ahora hay razones de peso. Y puede que esta vez no haya manera de que nada pueda parar lo que viene. Un centenar de mujeres han perdido la vida, asesinadas por serlo, por ser mujeres. Decenas de miles han sufrido malos tratos, de sus parejas o de desconocidos, por ser mujeres. Más de dos mil han sido violadas, fuera o dentro de la familia.

Estamos hablando de 2018 y de España, uno de los países socialmente más avanzados del mundo, y con una legislación más progresista.

Hay razones. Siempre las hay. Pero ahora más que nunca, porque la bestia parda que anida en cada rincón de la patria quiere liquidar la Ley contra la Violencia de Género, y sustituirla, claro, por una Ley de Defensa de la Familia.

¿De todas las familias? De la mejor, que a buen seguro, según el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig-Plà, será la católica, la que está protegida por los más homófobos de los sacerdotes.

¿Y qué pasará con las mujeres, que son desde piropeadas groseramente por la calle hasta violadas en grupo? Pues pasará que “algo habrán hecho”.

Hay razones, claro que hay razones. Hay un 20% de razones, que es el porcentaje injustificable que cobran de más los hombres que las mujeres por hacer el mismo trabajo. Pero esta vez no se trata de lo laboral. Esta vez se trata de algo tan sencillo como que la mitad de la ciudadanía está subordinada a la otra mitad. En casos extremos puede pasar que un representante de la mitad dominante humille o mate a una mujer por serlo.

Las mujeres españolas, muchas de ellas, han decidido que no van a tolerar que se dé ni un paso atrás en el largo y duro camino de la igualdad de derechos, no solo ante la ley, sino, sobre todo, ante toda la ciudadanía. ¿Cómo puede haber una sola mujer que ignore lo que significa la violencia de género?

¿Y los hombres? ¿Cómo puede haber un solo hombre que permita que la formación a la que vota se plantee la duda sobre si hay que derogar esa ley?

Ni un paso atrás. Que sea algo más que un buen eslogan.

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