Es eso de hoy estoy contigo a partir un piñón y mañana no doy señales de vida. Ni mañana, ni pasado, ni nunca más. Así, sin más explicación. Los millennials no han inventado una de las formas más cobardes de zanjar una relación, pero sí le han puesto nombre: ghosting (del inglés ghost, fantasma).
Ahora te mandan un whatsapp, lo lees para que el contrario sepa que estás ahí por el doble check, pero no respondes. Incluso lo lees sin abrir la aplicación para que el otro no sepa que lo has leído. Te esfumas, te conviertes en un fantasma que deja de responder. ¿Y qué tal lo de llamar por teléfono para que tenga la decencia de cortar de viva voz? Por todos los dioses, los millennials no llaman por teléfono. Lo de marcar un número y hablar es cosa de baby boomers.