La revolucionaria energía de los jacintos de agua
Un invento keniano puede salvar a las comunidades pesqueras que viven a la orilla del lago Victoria al convertir una invasión de plantas acuáticas en biogás y fertilizante
Maurice recuerda la primera vez que descubrió un jacinto de agua trepando hacia la playa de Dunga hace dos décadas. "Al principio pensé que era una flor verde. Me pareció bonita". Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que esta planta acuática perenne, endémica de la cuenca del Amazonas, cubriese la bahía impidiendo el acceso a los desembarcaderos y asfixiando a los peces al consumir el oxígeno del agua y alimentarse de sus nutrientes.
Para los enjambres de turistas que visitan la playa de Dunga, el jacinto crea un efecto estéticamente agradable al abrazar la línea de costa formando una densa capa flotante de color verde reluciente al sol. Pero las apariencias pueden engañar. La especie se ha convertido en un grave peligro para la seguridad de los pescadores, que quedan atrapados en las repentinas oleadas de la planta arrastradas por el viento.
La invasión afecta a las pesquerías situadas a lo largo de la sección keniana del lago Victoria, ya que los asfixia al absorber el oxígeno del agua y bloquea las rutas pesqueras. Según la Asociación de Procesadores y Exportadores de Pescado de Kenia, en 2015 este sector aportó alrededor del 2,5% del PIB del país. El lago Victoria es la fuente del Nilo y el segundo mayor lago de agua dulce del mundo. Cubre una superficie de 68.000 kilómetros cuadrados —casi el tamaño de Irlanda— y lo comparten Uganda (43%), Kenia (6%) y Tanzania (51%).
Dispersos por los afloramientos rocosos hay docenas de hornillos utilizados por el grupo de mujeres Chiela Smart Fish. Las mujeres compran pescado en la zona y utilizan leña o papiros para alimentar los fogones donde lo fríen antes de venderlo. Mientras descansa bajo la estrecha franja de sombra que ofrece un saliente solitario, Elizabeth Achieng Keta, encargada de la organización, explica: "En nuestro grupo los problema pulmonares son normales debido a que respiramos humo todo el día".
La invasión de la planta afecta a las pesquerías situadas a lo largo de la sección keniana del lago Victoria, ya que asfixia a los peces al absorber el oxígeno del agua y bloquea las rutas pesqueras
La invasión del jacinto de agua combinada con la dependencia de la práctica nociva de quemar leña y papiros atrajo el interés del inventor keniano Dominic Wanjihia, que vio el remedio en un nuevo sistema de biogás móvil desarrollado por su empresa, Flexi Biogas Systems.
Wanjihia se sentía frustrado por los proyectos del Gobierno, que había invertido millones de dólares en carretillas elevadoras para retirar las plantas del agua, algo que él considera contraproducente, ya que, según cuenta, "hoy las eliminas y mañana vuelven a estar ahí". El jacinto de agua se multiplica muy deprisa. Por tanto, decidió abordar el problema desde otro ángulo: "En vez de intentar librarnos de la amenaza, pensamos que podíamos probar a aprovecharla, a utilizarla como recurso".
Su solución ha llegado en forma de dos sistemas longitudinales de biogás prefabricados denominados T-Rex, actualmente instalados en un rincón apartado de la playa de Dunga. Su diseño exclusivo permite convertir cualquier material biodegradable, incluido el jacinto de agua, tanto en biogás como en un bioestiércol que se puede utilizar como abono.
Una multitud se ha congregado mientras se recoge el jacinto de la orilla y se introduce en una trituradora a fin de prepararlo para alimentar el sistema T-Rex, que descompone silenciosamente esta planta rica en nutrientes a lo largo de una serie de sacos modulares de unos dos metros de ancho. A un conductor de boda boda (mototaxi) le puede la curiosidad y se apea de su moto para unirse a un grupo de lugareños que disfruta de una demostración. Josephat Chege, director de operaciones de Flexi Biogas, explica: "Cuando hablas de biogás, la gente piensa que solo puede utilizar estiércol de vaca o de gallina, así que piensan que eso no es para ellos porque no tienen ninguna de las dos cosas".
Flexi Biogas se ha dedicado a demostrar a la comunidad de pescadores de Dunga que, a diferencia de los sistemas de biogás convencionales en forma de cúpula, el suyo se puede utilizar con cualquier materia biodegradable. "Los excrementos de vaca son lo que menos biogás producen en comparación con otras materias igualmente biodegradables. En realidad, las más productivas son las grasas residuales y los restos de alimentos", dice Chege.
Para explicar el proceso de producción de biogás a los profanos, al técnico le gusta compararlo con lo que ocurre en el estómago. "Después de masticar y tragar el alimento, este se procesa por partes y pasa por tres etapas principales antes de ser eliminado. La primera es la hidrólisis, durante la cual se descompone en líquidos. Luego viene la acidogénesis, en la que se vuelve ligeramente ácido. La tercera es la acetogénesis. En el caso de los seres humanos, la absorción del alimento digerido se produce durante esta última", aclara Chege. "En los sistemas de biogás, en cambio, hay una cuarta etapa, llamada metanogénesis. En esta es en la que se desprenden los gases que conocemos como biogás, principalmente metano y dióxido de carbono".
Además de los dos sistemas comerciales T-Rex, se han instalado otros 50 domésticos más pequeños en las viviendas de los alrededores de Dunga. Son casas todavía cubiertas por capas de hollín tras años y años de quemar papiro, una planta que desprende enormes cantidades de humo y que se puede encontrar en abundancia cerca de la playa.
Actualmente, el asma provocado por la inhalación de humo es la enfermedad respiratoria más frecuente, pero Joanne, miembro del grupo de mujeres Chiela Smart Fish, piensa que hay dos razones por el cual el biogás podría ser beneficioso para ella. "Tengo problemas de pecho debidos al humo, y lo paso mal trabajando todo el día al sol", cuenta. "Si utilizas el biogás puedes construir un techo y resolver el problema". Ahora la organización emplea leña para alimentar los hornillos, así que no puede cocinar en espacios cerrados. La consecuencia es que, en la estación de lluvias, baja la actividad comercial.
Flexi Biogas está experimentando un sistema que puede utilizar cualquier materia biodegradable, como las plantas, en energía
En opinión de Wanjihia, el biogás tendrá un doble efecto para el grupo. "En primer lugar, queremos demostrar que las mujeres pueden dejar de utilizar leña y librarse del humo; en segundo, queremos que puedan trabajar cuando llueve". En la actualidad, el proyecto cuenta con el patrocinio de Astra Zeneca, que lo considera una oportunidad de prevenir las enfermedades respiratorias.
La recogida de leña y papiros, una función desempeñada tradicionalmente por las mujeres, es una tarea laboriosa. Según Wanjihia, "hay mujeres que dedican más de cinco horas diarias a recoger leña desde que tienen alrededor de cinco años hasta casi su muerte". Con la sustitución de estos combustibles por el biogás, el inventor espera dejarles tiempo libre para aprovechar otras oportunidades, como ya ha conseguido con otros proyectos anteriores.
La posible influencia de su iniciativa en la comunidad es lo que alimenta en gran medida su pasión. No obstante, para que el proyecto sea un éxito a la larga cree que es necesario que sea interesante desde el punto de vista comercial. "Nosotros damos un servicio, no queremos crear dependencia. No lo regalamos".
Los sistemas T-Rex ofrecerán dos servicios. En primer lugar, el gas se bombeará a los restaurantes de la zona a un precio económico y sustituirá a la quema de leña y papiro. El segundo consistirá en el alquiler de cocinas pequeñas con hornillos y múltiples fogones que reemplazarán las actuales instalaciones de Chiela Smart Fish. Las trabajadoras, a su vez, recibirán una retribución económica por recoger jacintos para que sean triturados y alimenten los sistemas T-Rex.
Para Flexi Biogas Systems, la principal fuente de ingresos será el fertilizante. Wanjihia explica que la calidad del abono se debe a la naturaleza de la planta, que absorbe los nutrientes del agua y los convierte en materia vegetal, "Lo único que hacemos nosotros es procesarlos y volver a convertirlos en un fertilizante útil", añade.
Hay mujeres que dedican más de cinco horas diarias a recoger leña desde que tienen alrededor de cinco años hasta casi su muerte
En la producción de biogás, la biomasa no se convierte en gas; el biogás es más bien un producto secundario del proceso de "digestión". Como explica Chenge utilizando su analogía del estómago, "en todos los animales, incluidos los humanos, después de la digestión en el estómago, los micoelementos liberados se absorben a través del intestino, y los desechos pasan en forma de excrementos". En el digestor de biogás, en cambio, los desechos se conservan hasta que el proceso de digestión ha concluido y se han liberado todos los microelementos. "Dado que estos, que ahora están disueltos, no se eliminan, el bioestiércol resultante es un fertilizante orgánico muy rico con un alto valor de mercado".
La de Dunga es una de las muchas playas a orillas del lago Victoria arruinadas por la invasión del jacinto de agua. Wanjihia espera que sus instalaciones demuestren sus posibilidades a otras comunidades, y que estas sepan que lo que la gente califica de amenaza se puede convertir en un proceso útil que transforme la basura en dinero y los desechos en recursos.
Para Flexi Biogas, uno de los objetivos a largo plazo del proyecto es que la gente participe en las posibilidades de negocio que la disponibilidad de más tiempo y de una fuente de energía limpia puede ofrecer. En opinión de Wanjihia, esto podría constituir el catalizador de un auténtico cambio en la comunidad. "Cuanta más energía tienes, más se amplía tu visión de las cosas", concluye.
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