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Llegar a donde nadie llega

Dentro de los Premios Rolex a la Iniciativa, casos como los de Francesco Sauro, Vreni Häussermann y Joseph Cook muestran cómo la exploración para la preservación del planeta no tiene límites

Los rincones más recónditos de nuestro planeta son, paradójicamente, algunos de los que más sufren la huella de la humanidad. Los lugares en los que la naturaleza todavía está libre de ciudades y polución también ven cómo se alteran sus condiciones primigenias, en un aviso constante de los peligros que encierra nuestra manera de vivir. Por ello, es más necesario que nunca preservarlos, mediante el apoyo a aquellos que se atreven a dedicar su vida a esa causa.

Desde 1976, los Premios Rolex a la Iniciativa han buscado esas iniciativas para premiarlas y fomentarlas dentro de su actividad filantrópica. Desde entonces, decenas de proyectos han encontrado en estos galardones una vía de financiación para lograr crear un impacto positivo en nuestra sociedad y nuestro entorno. Muchos de ellos han estado íntimamente vinculados con la preservación del medio ambiente, y algunos de ellos han llegado a estas zonas donde el ser humano apenas ha puesto el pie, pero sí ha dejado notar su impacto.

Es el caso del científico y explorador italiano Francesco Sauro, que ha dedicado buena parte de su vida a estudiar los tepuyes, esas abruptas mesetas con paredes verticales y cimas planas que se encuentran en varios lugares de Sudamérica. “Dentro de ellas encuentras un mundo perdido”, afirma. A través de varias expediciones, Sauro ha podido llegar, efectivamente, a lugares perdidos, como el mayor yacimiento de cuarcita conocido, en el Auyantepuy, en Venezuela.

Entre 2014 y 2017, Sauro pudo realizar varias de sus expediciones en el Amazonas con el apoyo de los Premios Rolex a la Iniciativa: el macizo Duida-Marahuaca al sur de Venezuela, así como el Pico da Neblina y la Serra do Aracá en Brasil. El cometido de sus viajes era recoger datos para poder crear una imagen más completa de estas recónditas montañas y avanzar en los conocimientos de geografía, flora y fauna en un lugar que conserva vestigios que se remontan hasta hace 100 millones de años.

 El especialista en microbiología glaciar Joseph Cook. (Foto: Rolex)
El especialista en microbiología glaciar Joseph Cook. (Foto: Rolex)

En una latitud completamente distinta, la del Ártico, el especialista en microbiología glaciar británico Joseph Cook también ha realizado expediciones que tienen por cometido saber más sobre las formas de vida de nuestro planeta y sobre cómo lo que le afecta a lugares cómo ese se ve reflejado en nuestro entornos. Mediante su misión, llamada Ice Alive, Cook estudia cómo la capa superior del hielo ártico contribuye a modelar el relieve glaciar del hemisferio norte y su impacto en los cambios climáticos.

Imagen de la expedición de Joseph Cook en el Ártico. (Foto: Rolex)
Imagen de la expedición de Joseph Cook en el Ártico. (Foto: Rolex)

“La capa superficial del hielo terrestre, que tiene un grosor de varios metros, alberga un número incalculable de microorganismos”, explica Cook. “Su color incide en la cantidad de energía solar que refleja el hielo en el espacio y, por consiguiente, en la rapidez con la que se funde este hielo. En mi opinión, esos minúsculos seres vivos intensifican el cambio climático y modelan la superficie glaciar, motivo por el cual debemos comprender su papel y su funcionamiento”. El Premio Rolex que recibió ayudó a Cook a financiar Ice Alive, que se convirtió en un documental continuado con el galardonado cortometraje Life on Earth’s Cold Shoulder.

El lugar elegido por la alemana Vreni Häussermann para realizar su actividad es el sur de la Patagonia chilena, cuyos fiordos se esfuerza por proteger. “Era, sin dudas, el lugar más fascinante del mundo para estudiar”, afirma esta bióloga. Allí aprendió que esas condiciones extremas esconden un auténtico universo de biodiversidad, con anémonas de mar y corales de extraordinaria belleza e interés científico.

La bióloga marina Vreni Häussermann en una de sus expediciones enla Patagonia chilena. (Foto: Rolex)
La bióloga marina Vreni Häussermann en una de sus expediciones enla Patagonia chilena. (Foto: Rolex)

Ese ecosistema también está amenazado. La salmonicultura se practica allí de manera no sostenible, lo que provoca vertidos de residuos químicos. Gracias a la dotación de su Premio Rolex, Häussermann pudo realizar inmersiones más profundas gracias a un sumergible teledirigido capaz de alcanzar una profundidad de 500 metros. Las imágenes y vídeos que recoge son publicadas en YouTube y GoogleEarth, documentando un mundo desconocido y mostrando las consecuencias de la acción del hombre.

Los de Francesco Sauro, Vreni Häussermann y Joseph Cook son tres casos que muestran cómo proyectos de interés científico y social se pueden realizar a través de la ayuda de los Premios Rolex a la Iniciativa, un apoyo a causas que buscan innovar y crear un futuro mejor para todos.

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