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La próxima colección masculina de Louis Vuitton, que se presentará en la pasarela de París a mediados de enero, será un homenaje a Michael Jackson, según ha confirmado esta semana el diseñador de la firma, Virgil Abloh. “Cuando tengo a Michael cantando de fondo, hago otro tipo de camisas, otro tipo de bota y otro corte para el pantalón. La música resulta clave”, expresó el omnipresente diseñador a la revista Interview. La elección de Abloh, que suele convertir en tendencia todo lo que toca, debería multiplicar la presencia de Jackson en la cultura pop en los próximos meses. Todavía más tratándose de un año de aniversario redondo: en 2019 se cumplirán diez años desde que el cantante falleció por una intoxicación aguda de anestésicos en su casa de Los Ángeles. 

Abloh no es el primer diseñador en acordarse del malogrado cantante a la hora de encontrar la inspiración. El año pasado, la marca Supreme, oscuro objeto del deseo de todo millennial que se precie, ya le dedicó una primera colección como homenaje. Por su parte, el diseñador de Balmain, Olivier Rousteing, también dice pensar en Jackson a la hora de confeccionar su ropa, igual que su antecesor en el cargo, Christophe Decarnin, que hace una década ya entregó una colección inspirada en el peculiar sentido del glamur del cantante. Además, algunas de sus prendas se han convertido en objetos plagiados hasta la saciedad, como la chaqueta de cuero rojo que vestía en el mítico video de Thriller, que después inspiró a nombres como Martin Margiela y Demna Gvasalia. Numerosas estrellas de la música copian sus looks más icónicos. Pharrell Williams y Bruno Mars suelen lucir sombreros de fieltro parecidos al que Jackson llevaba en el video de Smooth criminal en 1988. Beyoncé triunfó en la Super Bowl de 2016 envuelta en una chaqueta militar similar a la que lucía el cantante a comienzos de los noventa. Por último, las cazadoras de estilo college, que después han reinterpretado desde Givenchy hasta las marcas de fast fashion, proceden de la misma fuente: el atuendo que popularizó el cantante durante los ochenta. 

En sus últimos años de vida, Michael Jackson desarrolló un pronunciado gusto por las marcas de lujo. “Poco antes de morir, Michael llamó personalmente a John Galliano para pedirle una chaqueta de corte Napoleón”, afirmó hace unas semanas su última estilista, Rushka Bergman, a la edición estadounidense de Vogue. En el último tramo de su vida, Jackson la conoció durante una sesión fotográfica en Italia. No tardó en ficharla y en convertirla en una de sus amigas más íntimas. Fue Bergman quien escogió los modelos de su última gira, This is it, que nunca tuvo lugar, en colaboración con modistos de primer nivel como el mismo Galliano, Riccardo Tisci o Kris van Assche, entonces al frente de la línea masculina de Dior. Esa era su lista de nombres favoritos, a la que cabe añadir a dos estrellas como Hedi Slimane y Tom Ford, según Bergman. 

La fascinación que sienten por Jackson el arte contemporáneo, la música, la danza, la cultura pop y también la moda son el tema central de una exposición recientemente inaugurada en el Grand Palais de París y que antes se pudo visitar en Londres. La muestra recoge obras de autores como Andy Warhol, Jean-Michel Basquiat, David LaChappelle, Yan Pei-Ming o Kehinde Wiley, que convierte al cantante en monarca absolutista en un cuadro inspirado en los retratos que Rubens hacía de la realeza de su tiempo. Jackson solía decir que hubiese matado por coincidir con Miguel Ángel. En su tiempo, su identificación con el pintor y arquitecto despertaba alguna que otra sonrisa sardónica. Pero un paseo por las galerías de la exposición parisina demuestra que no era una idea tan descabellada. Como el genio renacentista, Jackson también persiguió un arte total, inmerso en una quimera que terminó devorándole. Sus frutos siguen siendo visibles en el mundo que le sobrevivió. Todo apunta que, en los próximos meses, lo serán todavía más.