Y llega Dan Brown y nos sube la autoestima a los españoles
Es uno de los escritores de superventas más aclamados del mundo. Su último éxito es ‘Origen’, que sucede en gran parte en Barcelona. El estadounidense habla maravillas de la madurez de España
A Dan Brown (New Hampshire, EE UU, 1964) le incomoda que le recuerden que figura en la lista Forbes, que lleva más de 200 millones de libros vendidos y que se le atribuyan unos ingresos que superan los 20 millones de euros anuales. Este graduado en una universidad de la Ivy League, autor de thrillers de muy discreto éxito hasta que dio con la tecla en 2003 con el superventas El código Da Vinci, se siente un escritor nómada.
Su estilo de vida consiste en recorrer el mundo por y para sus novelas, reforzando así la conexión con un público de ávidos lectores acostumbrados a viajar con ellas de Florencia a Estambul pasando por París, Washington o Roma, dispuestos a que su personaje, Robert Langdon, profesor de simbología religiosa en la Universidad de Harvard, les dé cursos acelerados de arte renacentista, inteligencia artificial, leyendas medievales o física cuántica. Con Origen, publicado ahora hace un año, Langdon, Brown y su tribu de entusiastas viajaron a España. A Sevilla, a Bilbao, a Madrid y, sobre todo, a una Barcelona que, para él, es la de la arquitectura de Gaudí y la del Centro Nacional de Supercomputación, situado en una vieja capilla del barrio de Pedralbes. Brown nos recibe en este último edificio.
Así habla de España: "Un país que no ha tenido que renunciar ni a su identidad ni a sus tradiciones para convertirse en un oasis de tolerancia abierto al mundo”
“Es una perfecta metáfora de mi novela. Un centro tecnológico construido en las entrañas de una antigua iglesia, uno de esos lugares en los que, como en el verso de William Blake que cito en Origen, sobre las ruinas de la vieja religión reina la dulce ciencia”, cuenta. Él vino atraído por la Barcelona modernista, por “esa obra maestra de la intuición visionaria” que en su opinión es la Sagrada Familia. Pero fue en el Centro de Supercomputación, descubierto por casualidad, donde acabó situando el desenlace de una novela que recorre la España contemporánea de cabo a rabo. “Visité España por vez primera con 15 años”, recuerda Brown. “Siempre supe que acabaría siendo el escenario de una de mis novelas”.
En una de las escaleras de la Sagrada Familia Brown ha situado una muerte que resulta clave en la trama de Origen: “Mi padre, que acaba de visitar la ciudad conmigo, tropezó en uno de sus recodos y me dijo: “Algún día alguien va a matarse aquí”. Le respondí que eso ya había ocurrido en mi libro, así que espero que esa muerte literaria ejerza a partir de ahora algún tipo de protección mágica”. Puestos a hablar de política española, Brown se resiste a abordar el proceso independentista catalán: “Fue una decisión consciente dejarlo fuera de mi novela, no quiero convertirme en uno de esos estadounidenses arrogantes que van por el mundo dando lecciones sobre temas que en el fondo no comprenden. Amo Cataluña y amo España, y espero sinceramente que encuentren una manera constructiva de entenderse”.
Y así de su país, EE UU: "Si volvemos a elegirle [a Trump] dentro de dos años, enfadaos de verdad con nosotros, porque tanta ceguera sería imperdonable"
Sí está dispuesto a opinar sobre la exhumación de Franco, que le parece “un enorme paso adelante, propio de una sociedad madura que por fin está dispuesta a mirar sin complejos a su pasado”. Y describe con entusiasmo “la espectacular transformación de la España democrática, un país que no ha tenido que renunciar ni a su identidad ni a sus tradiciones para convertirse en un oasis de tolerancia abierto al mundo”.
Precisamente de eso, de cosmopolitismo militante y apuesta por el diálogo entre culturas, cree Brown que tratan sus novelas de Langdon. De todo aquello que Donald Trump está poniendo ahora mismo en peligro. “Trump es una catástrofe”, concede el escritor, “pero no va a ser más que una nota a pie de página en el libro de la historia. Los estadounidenses merecemos un voto de confianza. Muy pronto vamos a demostrarle al mundo que cometimos un error, hemos aprendido la lección y estamos dispuestos a pasar página. Eso sí, si volvemos a elegirle presidente dentro de dos años, enfadaos de verdad con nosotros, porque tanta ceguera sería imperdonable”.
Brown opina que “semejante desastre” no va a producirse, que se impondrán la sensatez y el sano cosmopolitismo: “Pero yo fui el que dijo hace unos años que Amazon me parecía una pésima idea y que no iba a funcionar, así que, ¿qué sabré yo?”.
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