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Consejos de un matemático para una Navidad más barata, sabrosa y plena
Las matemáticas pueden ayudarte a decorar el árbol, pagar menos en las cenas de amigos y envolver los regalos más bonitos
![<p>¿Cuántas horas pierde la humanidad cada año frente a las estanterías de los bazares, tratando de calcular cuántas bolas y metros de espumillón necesita para decorar sus árboles de <strong><a href="https://elpais.com/tag/navidad/a" target="_blank">Navidad</a></strong>? Nadie lo sabe, pero los matemáticos sospechan que demasiadas y tienen la solución: un conjunto de fórmulas que te salvarán de la tediosa tarea de hacer el cálculo a ojo de buen cubero. Según las ecuaciones, <strong>si tienes un árbol de 170 centímetros</strong> puedes ir a la tienda con la lista de la compra preparada: necesitarás <strong>35 bolas, 8,7 metros de espumillón, 5,3 metros de luces y una estrella de 17 centímetros</strong>. </p> <p>¿Que el tuyo es más grande? No hay problema; la Universidad de Sheffield, en Reino Unido, ofrece <a href="https://www.sheffield.ac.uk/news/nr/debenhams-christmas-tree-formula-1.227810" rel="nofollow" target="_blank">una calculadora para que solo tengas que introducir la talla de tu árbol</a>. Las matemáticas son así de maravillosas (aunque el gusto de quienes han desarrollado las fórmulas pueda ser cuestionable), y la incalculable ayuda que te brindan para decorar el icono navideño solo es <strong>un pequeño ejemplo de cómo pueden hacer tu vida más fácil, barata y estimulante durante las próximas fiestas</strong>. No te preocupes si no sabes hacer ni una raíz cuadrada, el matemático de la Real Sociedad Matemática Española Eduardo Sáenz de Cabezón te lo explica todo. Estos son sus consejos.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ALA6VA4G5BKLDMLEJTQST3ITBE.jpg?auth=cf2feed79e98fdcfd35c1ab47833c7c71726e265cb9093684b0ae1a3c5197f01&width=414)
¿Cuántas horas pierde la humanidad cada año frente a las estanterías de los bazares, tratando de calcular cuántas bolas y metros de espumillón necesita para decorar sus árboles de Navidad? Nadie lo sabe, pero los matemáticos sospechan que demasiadas y tienen la solución: un conjunto de fórmulas que te salvarán de la tediosa tarea de hacer el cálculo a ojo de buen cubero. Según las ecuaciones, si tienes un árbol de 170 centímetros puedes ir a la tienda con la lista de la compra preparada: necesitarás 35 bolas, 8,7 metros de espumillón, 5,3 metros de luces y una estrella de 17 centímetros.
¿Que el tuyo es más grande? No hay problema; la Universidad de Sheffield, en Reino Unido, ofrece una calculadora para que solo tengas que introducir la talla de tu árbol. Las matemáticas son así de maravillosas (aunque el gusto de quienes han desarrollado las fórmulas pueda ser cuestionable), y la incalculable ayuda que te brindan para decorar el icono navideño solo es un pequeño ejemplo de cómo pueden hacer tu vida más fácil, barata y estimulante durante las próximas fiestas. No te preocupes si no sabes hacer ni una raíz cuadrada, el matemático de la Real Sociedad Matemática Española Eduardo Sáenz de Cabezón te lo explica todo. Estos son sus consejos.
![<p>No es que no debas fiarte de la bondad del prójimo a la hora de soltar la mosca en la cena de Navidad, pero "ante la disyuntiva de que cada cual pague lo suyo o que se divida la cuenta, <strong>sale más barato que cada cual pague lo suyo</strong>", afirma Saénz de Cabezón con rotundidad. Confía en su consejo, que conoce bien la teoría de juegos.</p> <p>Esta rama de las matemáticas estudia cómo se adoptan las decisiones y cómo interactúan quienes se ocupan de tomarlas. Obviamente, es un filón para los eonomistas, que han hecho logros tan importantes como aclarar por qué deberías sugerir pagar la cena a escote. Resulta que si el menú navideño ofrece un entrecot por 5 euros y un chuletón por 10, uno puede pensar que no vale la pena pagar el doble por el chuletón si la diferencia sale de su bolsillo. Pero si la cuenta se paga entre diez personas, cada uno solo apoquinaría un extra de 50 céntimos, y eso no es tanto. ¿No?</p> <p>Lo cierto es que <strong>con esa mentalidad acabarás desembolsando más de lo que pensabas</strong>. No lo dice el matemático sino un experimento en el que tres intrépidos científicos comparon los efectos del comportamiento en tres mesas distintas. El grupo que pagó su propio menú puso 37,3 dólares por persona, <a href="https://rady.ucsd.edu/people/faculty/gneezy/" rel="nofollow" target="_blank">aquellos que dividieron la cuenta pagaron 50,9 dólares</a> (un 36,5% más). Un tercer grupo, al que invitaba la organización y que servía de control al experimento, salió a 82,3 dólares por cabeza, una cifra que deberías anotar mentalmente: un comensal invitado es un 120% más voraz que uno que se paga solo suyo.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2T2K6MPEOVNJJBHL5CI54I5K7A.jpg?auth=c2944527b2708164bb6d547aef04c29fca90b2c0bcf0a610b289f7dd4086dadd&width=414)
No es que no debas fiarte de la bondad del prójimo a la hora de soltar la mosca en la cena de Navidad, pero "ante la disyuntiva de que cada cual pague lo suyo o que se divida la cuenta, sale más barato que cada cual pague lo suyo", afirma Saénz de Cabezón con rotundidad. Confía en su consejo, que conoce bien la teoría de juegos.
Esta rama de las matemáticas estudia cómo se adoptan las decisiones y cómo interactúan quienes se ocupan de tomarlas. Obviamente, es un filón para los eonomistas, que han hecho logros tan importantes como aclarar por qué deberías sugerir pagar la cena a escote. Resulta que si el menú navideño ofrece un entrecot por 5 euros y un chuletón por 10, uno puede pensar que no vale la pena pagar el doble por el chuletón si la diferencia sale de su bolsillo. Pero si la cuenta se paga entre diez personas, cada uno solo apoquinaría un extra de 50 céntimos, y eso no es tanto. ¿No?
Lo cierto es que con esa mentalidad acabarás desembolsando más de lo que pensabas. No lo dice el matemático sino un experimento en el que tres intrépidos científicos comparon los efectos del comportamiento en tres mesas distintas. El grupo que pagó su propio menú puso 37,3 dólares por persona, aquellos que dividieron la cuenta pagaron 50,9 dólares (un 36,5% más). Un tercer grupo, al que invitaba la organización y que servía de control al experimento, salió a 82,3 dólares por cabeza, una cifra que deberías anotar mentalmente: un comensal invitado es un 120% más voraz que uno que se paga solo suyo.
![<p>Para el matemático inglés Sir Francis Galton, la Navidad era un momento para disfrutar de las tartas, según escribió en un artículo publicado en la revista Nature, en 1906. Parece que al científico le irritaba esa capa de pastel reseca que uno se encuentra al día siguiente de empezar el postre, así que dio a conocer en el texto <strong>una manera alternativa de cortar una tarta con la que superar el molesto inconveniente</strong>. Galton no conoció el roscón de reyes, "pero yo creo que también valdría en este caso", afirma Sáenz de Cabezón tras repasar el proceso con papel y lápiz. Por intentarlo que no quede, la gloria espera a quien consiga alargar la vida esponjosa del manjar.</p> <p>El heterodoxo método ideado por Galton descarta la costumbre de repartir la tarta en cuñas porque la parte que queda al aire libre se seca irremediablemente. Para el británico, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=wBU9N35ZHIw" rel="nofollow" target="_blank">el ataque al pastel comienza con el corte de una banda</a> que va de lado a lado de la tarta y que pasa por el centro del círculo. Después, uno puede juntar las mitades restantes para que ambas se protejan del contacto del aire. <strong>El siguiente corte sería como el primero, solo que perpendicular respecto a este, y así sucesivamente</strong>.</p> <p>Está claro que la técnica funcionará mejor con la tarta que con el roscón porque, en todo caso, este nunca aguantará varios días jugoso (si es así, desconfía del obrador). Pero también es cierto que los extremos recién cortados se secan con una rapidez pasmosa, y que pocos momentos de la Navidad pueden equipararse los que proporciona <a href="https://elpais.com/elpais/2016/12/30/buenavida/1483097322_134156.html" target="_blank">un buen roscón de reyes recién hecho</a>. <strong>El consejo del matemático español para emular la teoría del corte científico de las tartas de Sir Francis Galton está en cortar dos trozos cada vez, de lados opuestos</strong>. El resto es cuestión de probar. No pierdes nada por intentarlo, y, si algo no sale bien, así puedes calcular dónde está la pastelería más cercana... <a href="https://www.youtube.com/watch?v=wCmwBHfiIxQ" rel="nofollow" target="_blank">o la pizzería, que a efectos matemáticos es lo mismo</a>. </p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DPL7SOPMDRKTNLEGUSMNVSWOOM.jpg?auth=f20ca252e964e108420bd8e887800164f5381ba58730bd6c5eb6995501382a53&width=414)
Para el matemático inglés Sir Francis Galton, la Navidad era un momento para disfrutar de las tartas, según escribió en un artículo publicado en la revista Nature, en 1906. Parece que al científico le irritaba esa capa de pastel reseca que uno se encuentra al día siguiente de empezar el postre, así que dio a conocer en el texto una manera alternativa de cortar una tarta con la que superar el molesto inconveniente. Galton no conoció el roscón de reyes, "pero yo creo que también valdría en este caso", afirma Sáenz de Cabezón tras repasar el proceso con papel y lápiz. Por intentarlo que no quede, la gloria espera a quien consiga alargar la vida esponjosa del manjar.
El heterodoxo método ideado por Galton descarta la costumbre de repartir la tarta en cuñas porque la parte que queda al aire libre se seca irremediablemente. Para el británico, el ataque al pastel comienza con el corte de una banda que va de lado a lado de la tarta y que pasa por el centro del círculo. Después, uno puede juntar las mitades restantes para que ambas se protejan del contacto del aire. El siguiente corte sería como el primero, solo que perpendicular respecto a este, y así sucesivamente.
Está claro que la técnica funcionará mejor con la tarta que con el roscón porque, en todo caso, este nunca aguantará varios días jugoso (si es así, desconfía del obrador). Pero también es cierto que los extremos recién cortados se secan con una rapidez pasmosa, y que pocos momentos de la Navidad pueden equipararse los que proporciona un buen roscón de reyes recién hecho. El consejo del matemático español para emular la teoría del corte científico de las tartas de Sir Francis Galton está en cortar dos trozos cada vez, de lados opuestos. El resto es cuestión de probar. No pierdes nada por intentarlo, y, si algo no sale bien, así puedes calcular dónde está la pastelería más cercana... o la pizzería, que a efectos matemáticos es lo mismo.
![<p>Cómo huir de la cola más lenta e impresionar con los regalos</p> <p>No todo es luces y felicidad en Navidad; prepárate para largas filas frente a las cajas desbordadas. A veces no queda más remedio que resignarse, pero si puedes elegir dónde pagar, la teoría de colas está para ayudarte. "Hay una cosa que yo hago cuando voy al supermercado y que puede ser muy útil para hacer las compras para la cena de Navidad o de los regalos", apunta Sáenz de Cabezón. "Las matemáticas y la lógica me dicen que debo ponerme en la fila que tiene pocos carritos aunque vayan muy llenos", explica. Mejor pocos carros llenos que muchos medio vacíos.</p> <p>Es cuestión de probabilidades. <strong>Los contratiempos serán menos frecuentes en las colas con menos personas</strong>, puesto que se producen en los momentos de pagar. Siempre hay alguna persona que se entretiene en buscar en el monedero, alguna tarjeta que falla, algún cliente que prefiere la conversación a llenar sus bolsas... En comparación, el momento de pasar los artículos por el lector es relativamente mucho más rápido. Eso sí, <a href="https://elpais.com/elpais/2016/11/09/buenavida/1478704453_525443.html" target="_blank">elegir cola es todo un arte</a> y no hay que perder de vista muchos otros factores.</p> <p>Ya tienes los regalos, ahora es hora de envolverlos. Gracias a la geometría, agradarás a los agasajados incluso antes de que los abran. Por ejemplo, si la cara más pequeña del objeto tiene forma de cuadrado (como la típica caja de infusiones), cúbrela hasta la mitad y verás que los pliegues sobre ella acaban formando una cruz perfecta. <strong>Si esta cara es triangular, lo mejor es cubrirla por completo desde el principio</strong>, ya que así quedará sin un solo pliegue al final, limpia y despejada. <a href="https://www.youtube.com/watch?v=NwmHHLdDBSA" rel="nofollow" target="_blank">Cada forma geométrica tiene su truco para que el envoltorio quede perfecto</a>, y saber cómo abordarla te dará muchos puntos. Lamentablemente, las matemáticas no puede ayudarte a elegir los presentes, esa habilidad corre de tu parte... hasta que alguien dé con la fórmula.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/33JCEQN3FZKY3F7CJX2ITAMCLQ.jpg?auth=62b43827c6c6cdb0c8885f25f48371b88188916662abf20ff90a4fdd94a6ea01&width=414)
Cómo huir de la cola más lenta e impresionar con los regalos
No todo es luces y felicidad en Navidad; prepárate para largas filas frente a las cajas desbordadas. A veces no queda más remedio que resignarse, pero si puedes elegir dónde pagar, la teoría de colas está para ayudarte. "Hay una cosa que yo hago cuando voy al supermercado y que puede ser muy útil para hacer las compras para la cena de Navidad o de los regalos", apunta Sáenz de Cabezón. "Las matemáticas y la lógica me dicen que debo ponerme en la fila que tiene pocos carritos aunque vayan muy llenos", explica. Mejor pocos carros llenos que muchos medio vacíos.
Es cuestión de probabilidades. Los contratiempos serán menos frecuentes en las colas con menos personas, puesto que se producen en los momentos de pagar. Siempre hay alguna persona que se entretiene en buscar en el monedero, alguna tarjeta que falla, algún cliente que prefiere la conversación a llenar sus bolsas... En comparación, el momento de pasar los artículos por el lector es relativamente mucho más rápido. Eso sí, elegir cola es todo un arte y no hay que perder de vista muchos otros factores.
Ya tienes los regalos, ahora es hora de envolverlos. Gracias a la geometría, agradarás a los agasajados incluso antes de que los abran. Por ejemplo, si la cara más pequeña del objeto tiene forma de cuadrado (como la típica caja de infusiones), cúbrela hasta la mitad y verás que los pliegues sobre ella acaban formando una cruz perfecta. Si esta cara es triangular, lo mejor es cubrirla por completo desde el principio, ya que así quedará sin un solo pliegue al final, limpia y despejada. Cada forma geométrica tiene su truco para que el envoltorio quede perfecto, y saber cómo abordarla te dará muchos puntos. Lamentablemente, las matemáticas no puede ayudarte a elegir los presentes, esa habilidad corre de tu parte... hasta que alguien dé con la fórmula.