
Cómo romper con tu pareja para que duela lo menos posible
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"Lo siento. No puedo. No me odies" decía el post-it que uno de los novios de Carrie Bradshaw dejó sobre la almohada para romper con ella. Una forma tan fría y poco elegante que hasta consiguió ablandar el corazón de un policía y librar a la protagonista de Sexo en Nueva York de lo que parecía una detención asegurada por consumo de marihuana en la calle.
Mientras muchas parejas parecen estar hechas para toda la vida, como la de los británicos que murieron el mismo día después estar 77 años juntos, otras tienen fecha de caducidad. La monotonía, la falta de sexo, un cambio de rumbo en la vida de alguna de las personas que la conforman… Los motivos por los que se acaba una relación pueden ser muchos y variados, y también las formas de poner un punto final. Algo que claramente no es fácil para la persona dejada, pero tampoco lo es para quien deja, que —en ocasiones— solo busca la mejor forma de hacerlo.
Con ayuda de Sonia García, psicóloga y sexóloga, y de Laura Morán, psicóloga, terapeuta sexual y de pareja, repasamos qué hacer en distintas situaciones para que las cosas terminen en buenos términos.

Para que la ruptura no se haga eterna lo primero que hay que hacer es calcular previamente las consecuencias que puede tener, explica García: "No es lo mismo una pareja sin responsabilidades comunes que cuando hay papeles legales, bienes o hijos de por medio". Así podremos llegar a tener las ideas claras, lo que nos ayudará, dice Morán, a mantener firme nuestra decisión. De lo contrario, "se puede tambalear la seguridad de la decisión que hemos tomado", aclara Morán. Y esto puede derivar en arrepentimiento.
Las expertas también recomiendan buscar el lugar y el momento menos traumáticos. Por ejemplo, si la relación es explosiva, dejarla en un sitio público puede ayudar a la contención. Si, en cambio, es más tranquila, se puede buscar un lugar más íntimo como una habitación privada sin presencia de terceros. “Lo mejor es hacerlo en espacios donde la conversación no se vea interrumpida y ambos puedan marcharse con cierta elegancia cuando deseen", aclara Morán.
Una vez tomada la decisión y elegidos el sitio y el momento, toca comunicarle a la otra persona la necesidad de hablar. "Se puede recurrir a frases como 'tenemos que conversar sobre un tema importante', 'tenemos que hablar de cómo encuentro nuestra relación", dice García. Lo último que se debe hacer es dejar la ruptura en manos de la otra persona porque esto “solo la ralentizará y aumentará el sufrimiento”, advierte Morán.

Cuando la relación ha sido sincera, no hacer daño es el objetivo de la mayoría de las personas que dejan. "Nos venden en las películas que el que rompe lo hace contento, seguro, aliviado, y probablemente tenga a otra persona esperándolo, pero nunca es fácil poner punto final aunque tengas claro que no quieres seguir con esa persona, porque siempre queda un mínimo de empatía o afecto que genera sufrimiento", recuerda Laura Morán.
"Lo mejor es hablar con sinceridad, pero sin crueldad", continúa esta experta. La capacidad de mitigar el dolor depende mucho de la forma de comunicar la decisión. Una manera de evitar añadir sufrimiento es recurrir a argumentos en primera persona, explican las expertas: "Hay que intentar enfocarlo desde el 'yo', La explicación desde los sentimientos propios debe permitir que la otra persona se haga un esquema de los motivos para llenar sus lagunas", aclara García.
También conviene hacer un repaso de lo bueno que ha tenido la relación "para transmitir que no ha sido una pérdida de tiempo; y desearle éxito a la otra persona, como una forma de expresar interés y cuidado por el otro", continúa García. Es necesario evitar los reproches para que no se sienta mal. Por último, hay que intentar mantener las conversaciones cortas, “cuanto más largas sean, más posibilidad hay de que surjan discusiones”, asegura García. Y para uno mismo, hay que tener claro que "la pérdida es para las dos partes, que es imposible que no duela y que no todo está en nuestra mano", añade Morán.

Muy a menudo la persona dejada suele buscar la causa en sí misma, sin pensar que lo que ha dejado de funcionar es la pareja: "Los terapeutas de pareja decimos que uno más uno son tres, porque además de las dos personas está la unión de ambos", explica Morán. En las rupturas, "lo que deja de funcionar es la unión, no los elementos que la componen", continúa Morán. Por lo que no tiene por qué no funcionar otro tipo de relación con esa persona, como por ejemplo la amistad.
Más allá de la famosa coletilla de “seguiremos siendo amigos”, que tiene como objetivo calmar el dolor de la ruptura, "es cierto que se puede llegar a tener una relación sana y cordial con la expareja", dice Morán. Pero no conviene crear falsas esperanzas: "Nunca será un amigo como aquellos con los que no hemos tenido una relación de pareja", aclara.
Para poder mantener algún tipo de relación se tienen que alinear distintos factores: "Que ambas partes quieran, que el abandonado no lo vea como una forma de recuperar la relación y que haya pasado el tiempo que cada uno necesite para poder iniciar esa nueva etapa (que pueden ser meses o años)", explica Morán. Eso sí, cabe recordar que, como contamos en BuenaVida, empeñarse en tener amistad con los ex es uno de los rasgos de la personalidad psicopática.

Encajar la ruptura cuando la pareja comparte lugar de trabajo requiere mucha comunicación explícita y decisiones firmes. "Es una situación muy delicada que se da más a menudo de lo que pensamos, porque el trabajo es donde pasamos más tiempo", admite García, quien explica que es necesario "tener la mente fría y tratar de distinguir la relación de pareja o expareja de la profesional". No nos engañemos, "la relación de compañeros después de la ruptura puede quedar debilitada, pero lo más sano es intentar que sea lo más amistosa posible", continúa. Al fin y al cabo hay que ver a esa persona todos los días.
¿Y cuando uno de los dos es el jefe? La situación se complica más. "Aquí es muy importante pensarlo antes", señala García. Y con "antes" no se refiere a romper, sino a empezar la relación: "Hay que tener cuidado y prever la situación de una posible ruptura, aunque nadie quiera hacerlo cuando inicia una relación", añade. Porque si la cosa no acaba bien, una de las partes puede "hacerle la vida imposible a la otra", asegura.
Cuando la persona dejada ve en la relación laboral una oportunidad de reconquista, hay que ser muy firme y, recomienda Morán, recurrir a la técnica del disco rayado con frases como "sé que me quieres, pero no siento lo mismo" o "recuerda lo que hemos hablado". Aunque sin dejar de ser respetuoso.

Como el novio de Carrie, muchas personas optan por evadir el cara a cara. Y una de las formas de hacerlo —más común que el post-it— es a través del teléfono. Son pocas las situaciones en las que las expertas recomiendan esta vía: "Cuando está en riesgo la integridad de la persona o si es imposible quedar porque hay distancia de por medio y es urgente dejar la relación", explica Morán, y García añade el caso de las relaciones virtuales y aquellas breves que empiezan a través de una aplicación. En cualquier otro caso pareceremos unos desalmados.
"Si se ha tenido con una persona una relación emocional y sexual, sea breve o larga, abierta o exclusiva, seria o esporádica pero repetida —sin compromisos, sin visos de mantener exclusividad sexual pero en repetidas ocasiones—, tiene que haber algún tipo de cierre que haga honor a esa relación", asegura esta experta y concluye: "Si se ha tenido valor para tener la relación también hay que tenerlo para dejarla".