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El laboratorio que intenta hacer un mundo mejor mediante la música

Fotografía cedida por Svaram
Ana Vidal Egea

En la comunidad internacional de Auroville (India), el sonido es sagrado: pura terapia mental

Auroville es una comunidad internacional localizada en Tamil Nadu (India) que no tiene ni policía, ni dinero, ni religión, y donde cada miembro contribuye a la sociedad haciendo lo que puede y sabe. Pese a múltiples críticas y polémicas en cuanto a su sostenibilidad y gestión, sigue habiendo algo que la caracteriza y que la posiciona como uno de los sitios más interesantes del mundo. Es ahí donde se encuentra ­SVARAM, un laboratorio de música que desde hace 10 años intenta hacer un mundo mejor mediante el sonido. Lo forma un grupo de 50 personas (empleados y voluntarios); músicos, artesanos, educadores, diseñadores y terapeutas procedentes de distintos países que trabajan tanto dando conciertos internacionales como in situ, investigando, desarrollando nuevos instrumentos o haciendo instalaciones sonoras, como campanas tubulares colgantes en el nuevo aeropuerto de Bombay.

“La música da alma al universo, alas a la mente, vuelo a la imaginación y vida a todo lo que nos rodea”, explica en su web Aurelio, el austriaco que dirige el laboratorio. SVARAM forma parte de los 100 proyectos de la iniciativa de la ONU Music as a Global Resource, que usa la música como herramienta de intervención sociocultural para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio. Una de sus ramas de investigación es la musicoterapia; en esta línea están trabajando en la creación de jardines musicales interactivos. Como parte del recorrido, los visitantes pueden ver la ecléctica, extensa y bizarra colección de instrumentos musicales, muchos de los cuales replican sonidos de la naturaleza: tambores que evocan el océano o la tormenta, silbatos de madera que simulan el canto de un pájaro…

El instrumento estrella es la ­nidra anantar, una cama de masaje en cuya parte inferior hay instaladas 50 cuerdas. Alguien toca por debajo, como si se tratara de un arpa, y la persona que está tumbada recibe los beneficios de la vibración. “Es lo más parecido a estar dentro de un instrumento, las notas musicales penetran cada célula del cuerpo”, explica Aurelio. También destaca las ­russian ­singing bells, creadas por el maestro ruso Alexander Zhikharev tras 15 años de investigación. La vibración de ciertas campanas se considera sagrada en muchas culturas y produce una profunda relajación que facilita la concentración, ­descomprensión, purificación y conexión con el yo interno. ­SVARAM ha creado un espacio de sanación sonora llamado Sonorium, donde nueve instrumentos musicales sirven de tratamiento para liberar traumas.

Aurelio es un tipo de agenda apabullante. Hasta finales de noviembre estará en Australia, investigando junto a un pionero de música ancestral y geometría sagrada. Después regresará a India para un seminario sobre cánticos hindúes, y en mayo de 2019 compartirá un curso de una semana de sanación integral con sonido en España y Portugal. Su idea es crear una comunidad internacional de intercambio y experimentación a través del sonido.

“Estamos ante un renacimiento espiritual donde los viejos dogmas se están rompiendo y todo conduce a que el individuo ejercite su conciencia, su responsabilidad y su compasión hacia otros seres ­vivos”, explica.

Sobre la firma

Ana Vidal Egea
Periodista, escritora y doctora en literatura comparada. Colabora con EL PAÍS desde 2017. Ganadora del Premio Nacional Carmen de Burgos de divulgación feminista y finalista del premio Adonais de poesía. Tiene publicados tres poemarios. Dirige el podcast 'Hablemos de la muerte'. Su último libro es 'Cómo acompañar a morir' (La esfera de los libros).

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