Uno de los grandes miedos de los deportistas de resistencia es el muro del maratón o la pájara de los ciclistas. Para evitarlo toman geles de carbohidratos, el segundo gran pavor en carrera. Y no porque no sean nutritivos, sino porque pueden caer mal, convirtiendo los últimos kilómetros en un calvario de retortijones. "En actividades de entre 60 minutos y 2 horas se recomienda ingerir 30 gramos de carbohidratos por hora; entre 2 y 3 horas, hasta 60 gramos y, en carreras de más de 3, ingerir 90”, apunta Rodríguez Doñate.
No todo vale. "Los músculos solo pueden oxidar 60 gramos de carbohidratos de absorción rápida por hora (glucosa, maltosa, sacarosa, amilopectina y maltodextrina). Sin embargo, podemos subir hasta 90 gramos si ingerimos a la vez otros de absorción lenta (fructosa, galactosa, amilosa). La razón: utilizan transportadores diferentes para atravesar la pared intestinal". Nutricionistas, entrenadores y cualquier veterano recomiendan probar siempre antes de la carrera e ir incorporándolos poco a poco para evitar problemas gastrointestinales.
El sabor dulzón de los geles y barritas (ahora ya los hay también salados) acaba por hastiar. "En un ultramaratón pueden quemarse unas 10.000 calorías, pero es raro que se ingieran más de 3.500", explica la profesora Daniela Alejandra Loaiza, experta en nutrición deportiva (nutricionselecta.es). ¿Por qué? "Se cansan de la palatabilidad normalmente dulzona, pero temen comer en exceso y tener problemas gástricos. En el caso de los ciclistas, la postura sentada y encorvada dificulta la digestión. Para los corredores, el constante rebote es un problema adicional".
Los avituallamientos en carrera los carga el diablo. El estrés, el hambre y hasta las ganas de hacerlo a toda prisa lleva a muchos deportistas a abalanzarse sobre los frutos secos. "Son muy sanos en cualquier momento menos en ese. Son altos en hidratos de carbono, minerales como el calcio, ácidos grasos omega 3 y vitaminas del grupo B. Algunos, como los cacahuetes, tienen un interesante contenido de proteínas y, al ser salados, una palatabilidad apetitosa y el aporte de sodio. Pero su gran cantidad de fibra los hace difíciles de digerir. Unos pocas no importa, pero comerlos a puñados puede ser fatal", advierte Rodríguez Doñate. "Prefiero sugerir un sándwich de jamón o algo de pasta". La cultura de origen también influye. Hay quienes se preparan tacos de sushi, "arroz salado (hidratos de carbono) con algo de proteína animal". El chef Paco Roncero reconoce trotar cargado de bocadillitos de jamón serrano, y así se asegura los carbohidratos, la proteína y un buen chute de sal.