Gracias, Ashoka
El referente mundial en innovación social reconoce el trabajo de la Fundación porCausa
![El autor, en pleno discurso de agradecimiento. Los tonos oscuros (y las fotos de lejos) estilizan mi figura.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ILAKY2CZRYNSOE2ZWXUSHS3QMM.jpg?auth=d2d5f2a1134153bd6ff25bdfcaf51f2b0e7c3589c784bb2719c704b8eb0e63ed&width=414)
Emprender –concebir una buena idea, encontrar financiación semilla para ponerla en marcha, montar un equipo, sobrevivir al primer año (y al segundo y al tercero)– no es tarea fácil. Cuando se trata de start-up sociales, orientadas a innovar en temas complejos de interés común, la misión es mucho más complicada. Y si además decides embarrarte en el debate público sobre asuntos radioactivos como el de las migraciones, entonces el emprendimiento se convierte en un doble salto con cocodrilos de fondo.
Doble salto o no, esto es exactamente lo que hemos intentado con la Fundación porCausa a lo largo de estos últimos cinco años. Y el hecho de que Ashoka –el referente mundial en innovación social– lo reconociese ayer incorporando nuestro proyecto a la lista de Innovadores Sociales 2018 nos emociona más allá de lo que pueda explicar en estas líneas.
Con su reconocimiento, Ashoka envía a la sociedad y a la comunidad de emprendedores sociales un mensaje simple: la desinformación constituye una forma sutil pero devastadora de injusticia social. Cuando permitimos que un debate público medular como el de la movilidad humana caiga en manos de mediocres y mentirosos, alimentamos el populismo y la impunidad, impedimos la búsqueda de soluciones y perpetuamos el ciclo de muerte y sufrimiento en el que se ha convertido nuestras fronteras.
Ante esto, debemos hacer algo más que denunciar.
La filosofía de la innovación social es no limitarse a reaccionar, sino atacar con voluntad y creatividad la raíz de los desafíos sociales y medioambientales. Aunque eso supongo caerse cien veces y levantarse de nuevo. El día de ayer reunió en Madrid a varias decenas de individuos, organizaciones y escuelas que reconciliarían a cualquiera con este mundo nuestro tan alterado. Solo los dos compañeros –Oriol Vilalta y Helena Puig– y las cuatro escuelas que recibieron la distinción con nosotros este año merecerían cualquier aventura juntos. Es un orgullo ser parte de ellos. Gracias, Ashoka. Gracias a todos ustedes por apoyar nuestro trabajo.