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Los expertos ridiculizan la teoría de la nave extraterrestre en el sistema solar

Dos investigadores de EE UU plantean que el cometa Oumuamua sea en realidad una sonda alienígena

Manuel Ansede
Recreación artística de Oumuamua, un objeto interestelar.
Recreación artística de Oumuamua, un objeto interestelar.ESO

Dos investigadores del Centro de Astrofísica Harvard Smithsonian, en Cambridge (EE UU), han sorprendido a la comunidad científica internacional al asegurar que un objeto procedente del espacio interestelar, bautizado Oumuamua, podría ser una vela solar abandonada empleada en el pasado para propulsar una sonda espacial alienígena o incluso “una nave totalmente operativa enviada de manera intencionada a las inmediaciones de la Tierra por una civilización extraterrestre”. Sus cálculos, publicados en un repositorio de estudios científicos de la Universidad de Cornell, han generado titulares de prensa en todo el mundo. Sin embargo, según todos los expertos consultados, no tienen ni pies ni cabeza.

"¿Una sociedad extraterrestre no se organizaría para que su nave de reconocimiento pasara un poco de tiempo en la Tierra?", bromea un astrónomo del SETI

Oumuamua fue detectado el 19 de octubre de 2017, viajando a 95.000 kilómetros por hora procedente del exterior del sistema solar. El 18 de diciembre, el equipo de la astrónoma neozelandesa Michele Bannister lo clasificó como un planetesimal: un objeto sólido habitualmente presente en nebulosas cuyas partículas acaban generando planetas. “Me sorprende que la prensa trate esta especulación teórica como si fuera una noticia”, lamenta en referencia a la hipótesis de la nave extraterrestre. “Oumuamua es claramente uno de los billones y billones de objetos que son lanzados a través de la galaxia desde todos los sistemas planetarios a medida que se forman y evolucionan”, zanja. Según los cálculos de Bannister, Oumuamua es un cilindro de unos 200 metros de largo por 40 de ancho, una forma similar a la de la Torre Agbar, el rascacielos más conocido de Barcelona.

Los dos investigadores del Centro de Astrofísica Harvard Smithsonian, Abraham Loeb y Shmuel Bialy, basan su teoría de la vela solar alienígena en que Oumuamua se alejaba del Sol más rápido de lo esperado. En junio, un equipo dirigido por el astrónomo italiano Marco Micheli, de la Agencia Espacial Europea, llegó a la conclusión de que esta extraña velocidad se debía a que Oumuamua estaba liberando material de su superficie en forma de gas a causa del calor del Sol, un comportamiento típico de un cometa.

Posición prevista de Oumuamua frente a la posición observada.
Posición prevista de Oumuamua frente a la posición observada.ESO

Micheli recuerda que su estudio, publicado en la revista Nature, ya consideraba la posibilidad de que la presión de la radiación solar causara la peculiar aceleración de Oumuamua. “Llegamos a la conclusión de que esto implicaría una densidad miles de veces menor que la del agua y un espesor de unos pocos milímetros como mucho, lo que sería una explicación mucho menos plausible que la interpretación de un cometa emitiendo gases”, apunta. “Creo que los autores de este nuevo estudio no presentan buenos argumentos para justificar por qué la presión de la radiación solar sería una explicación más plausible”, subraya Micheli.

Incluso el astrónomo Seth Shostak, del Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI), es escéptico. “Las observaciones astronómicas que tenemos son consistentes con que Oumuamua sea un asteroide o un cometa. Tampoco hemos detectado ninguna emisión de radio de este objeto, nada divertido”, resume. “Y, honestamente, si otra sociedad estuviera realmente interesada en nuestro sistema solar, ¿no se organizarían para que su nave de reconocimiento pasara un poco de tiempo en las inmediaciones de la Tierra para realizar mediciones, tomar muestras de nuestros programas de telebasura o algo? ¿O solo pasarían por el Sol para regresar enseguida a los oscuros vacíos interestelares”, bromea.

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Sobre la firma

Manuel Ansede
Manuel Ansede es periodista científico y antes fue médico de animales. Es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Licenciado en Veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid, hizo el Máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, Tecnología, Medioambiente y Salud en la Universidad Carlos III

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