Leonor cumple 13 años y da un paso como heredera
A la misma edad en que su padre pronunció su primer discurso, la princesa lee hoy en público el artículo 1 de la Constitución
“He querido que las primeras palabras en público que pronuncio en mi vida tengan como marco este Principado de Asturias”. Esas escasas 20 palabras fueron las primeras del Rey, entonces príncipe de Asturias, en un acto oficial. Era 1981. Tenía 13 años. Los mismos que hoy cumple su hija y sucesora.
Pero la princesa Leonor no es su padre. Su vida no es la misma: ella no ha nacido en una dictadura; el lugar que ocupa su progenitor está bien definido. La circunstancia política y social es distinta: ya no hay servicio militar, los partidos cuestionan abiertamente la Monarquía, los príncipes no se casan solo con princesas. También es distinta la realidad personal y hasta la tecnológica. En 1968, cuando nació quien es hoy Rey de España, se inventaba el post-it y se empezaba a popularizar el casete. En 2005, cuando nació Leonor, ya existía Facebook y Apple pergeñaba su iPhone. Hoy todo el mundo lleva una cámara en el bolsillo, en todo momento y lugar, un hecho que ha podido influir en el blindaje que han impuesto sus padres sobre la privacidad de Leonor.
Se podría decir que 2018, su año de transición de los 12 a los 13, ha sido el elegido para ir dando pequeños pasos, un año cero para la princesa y su despegue institucional. En enero recibía de manos de su padre el Toisón de Oro, “elemento de tradición, continuidad e institucionalización”, según Zarzuela, “un paso simbólico y muy significativo” y recordatorio de “las exigencias que impone ser la princesa heredera”, según su padre. Era el pistoletazo de salida para su carrera como heredera, más allá de las aulas del colegio Santa María de los Rosales.
Leonor estrenó agenda en septiembre, y no sólo la de 2º de la ESO: acudió a Asturias a celebrar los 1.300 años del reino de Asturias y los centenarios de la coronación de la virgen de Covadonga y del Parque Nacional Picos de Europa. Esos fueron también los primeros pasos de Felipe VI, que en 1977 recibió en ese santuario los atributos que le acreditaban como heredero.
Sin embargo, en este año de arranque faltó la asistencia de la princesa Leonor a los premios que llevan su nombre, el acto más esperado. Su padre lo hizo con 13 años, ella todavía tenía 12. Aunque marcha sin pausa hacia la adolescencia, es aún una niña. Se ve en su forma de vestir: trenzas, vestidos de corte infantil y bailarinas con lazo son estándares en sus apariciones públicas. Queda un trecho para el salto a la madurez, a la que su padre estuvo obligado desde corta edad y que los reyes de España, por el momento, no quieren para ella.
Las trayectorias de padre e hija correrán paralelas, pero no serán necesariamente iguales. El Rey cursó COU (hoy 2º de Bachillerato) en Canadá, y Leonor ha pasado parte de este verano con su hermana Sofía en un campamento en EE UU, iniciando así su formación internacional. Se desconoce si más tarde estudiará fuera de España, si irá a la universidad y dónde (su padre hizo Derecho en la Autónoma de Madrid), a partir de qué edad tendrá agenda propia o viajes al extranjero (Felipe arrancó con apenas 15 años, volando a Colombia) o si tendrá una carrera militar, como su padre, que estuvo más de tres años en el Ejército desde los 17.
Pero el mismo día que cumple la edad a la que su progenitor empezó a ejercer como Príncipe, se sumerge en su papel. Lo hará con cada elemento medido al milímetro, ya que la puesta en escena no podía ser más efectiva: una lectura de la Constitución en su 40º aniversario que se celebra hoy en el Instituto Cervantes, junto al presidente del Gobierno y representantes de las Cortes, el Tribunal Constitucional, el Supremo, los creadores de la Carta Magna…
Serán otras las primeras palabras que pronuncie en su vida pública. Vinculadas a un momento clave de su vida, pero con más carga, ya que leerá tres frases, las del artículo 1 de la Constitución: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”; “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”; y “La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria”. Una apuesta por lo institucional para dar empaque a la figura de quien, por ahora, es solo una niña.
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