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Columna
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Con estos socios...

Quienes apoyaron la moción de censura al Gobierno en junio se lo están poniendo difícil a Pedro Sánchez

Francesc de Carreras
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la sesión de control que tiene lugar hoy en el pleno del Senado.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la sesión de control que tiene lugar hoy en el pleno del Senado.FERNANDO VILLAR (EFE)

Como era de esperar desde el minuto uno tras la moción de censura, los socios parlamentarios de Pedro Sánchez se lo están poniendo difícil, muy difícil. ¡Menudos socios!

Empecemos por los nacionalistas catalanes, espiguemos sólo unas muestras de lo que han dicho en los días pasados. El presidente de la Generalitat tachó al Rey, nada menos, que de “hooligan con Corona” y Elsa Artadi, su portavoz y principal consejera, ha calificado de “cínico” el discurso de Felipe VI en Oviedo con ocasión de la entrega de los Premios Princesa de Asturias. Por su parte, Agustí Colomines, uno de los principales asesores intelectuales de Puigdemont, ha declarado que la “falta de muertos” es una de las causas del retraso de la independencia y Antoni Castellà, líder de un pequeño partido independentista democristiano coaligado con ERC, considera que de no existir la UE el Estado ya habría fusilado a los presos independentistas.

Dado que hemos llegado hasta donde hemos llegado, todas estas lindezas ya escandalizan poco; no se sabe si son una ventaja o un inconveniente, aunque me inclino claramente por lo último ya que degradan el ambiente político y pervierten el lenguaje al faltar a la verdad, al respeto al otro y al espíritu de tolerancia que es indispensable para una sana vida política. Como dijo Pedro Sánchez con acierto, “el problema de Cataluña no es tanto la independencia como la convivencia”. En efecto, se respira un aire insano.

Pero el otro socio principal, Podemos y sus confluencias, tampoco es de fiar. Su líder anda desbocado, como es habitual en él actúa de cara a la galería, en continua campaña electoral y en estos últimos días parece que pretende ejercer de facto el papel de vicepresidente de un Gobierno de coalición: se entrevista con Oriol Junqueras en la cárcel para tratar de los presupuestos y de los “presos políticos” catalanes, conversa por teléfono durante 45 minutos con Puigdemont y visita a Íñigo Urkullu para recomendarle que ayude a mantener el Gobierno socialista con el objetivo de evitar un giro reaccionario en España. ¡Qué suerte tiene Pedro Sánchez de tener un protector tan eficaz! ¿O bien tienen un socio que le quiere ridiculizar haciendo ver que no sabe defenderse por sí mismo?

Pero incluso el PNV parece estar dispuesto a complicar la vida al Gobierno pretendiendo una reforma estatutaria que profundice en la cuestión a la manera que lo hizo el plan Ibarretxe. Realmente, Pedro Sánchez carece de socios leales. Y debería fijarse en que todos ellos apuntan al mismo objetivo: acabar con la monarquía parlamentaria para así destruir la Constitución y revertir lo que llaman “régimen del 78”. Habrá durado 40 años, que han pasado felizmente volando. Cuidado, cuidado.

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