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Living

¿Por qué en una fiesta todos los invitados terminan en la cocina?

Desde que la arquitecta Margarete Schütte-Lihotzky diseñara el concepto de cocina actual en 1926, este espacio se ha convertido en el lugar más deseado para rematar una celebración en una casa

Stan Laurel y Oliver Hardy también hacía fiestas con sus amigos en la cocina de su casa. Aquí, en 1944, en 'Nothing but trouble'.
Stan Laurel y Oliver Hardy también hacía fiestas con sus amigos en la cocina de su casa. Aquí, en 1944, en 'Nothing but trouble'.©Everett Collectin

Ocho amigos acudieron a cenar a casa de Genís Cañabate (Girona, 1992) la pasada noche. Un menú vegano y varios motivos que celebrar por delante. Pero a las dos horas de comenzar el festín, solo quedaban tres personas en la mesa. El resto, había escapado a la cocina. “Empezaron pidiendo permiso para ir a fumar un pitillo y terminaron allí tomándose las copas”, cuenta este joven trabajador de una empresa de moda.

Lo que le pasó a Genís es lo que ocurre en un alto porcentaje de los encuentros en una casa: la cocina termina siendo el punto final de reunión. En un piso medio de 70 metros cuadrados, la cocina ocupa unos 12, de los que cinco son dedicados a los electrodomésticos y muebles, según la empresa de construcción Umacon. Teniendo en cuenta que en Cataluña, por ejemplo, según el Decreto de Habitabilidad de la Generalitat, una estancia de ese tamaño solo debería estar ocupada por un máximo de tres personas, algo rozó la alegalidad (temporalmente) en la cocina de Genís para que cinco de sus invitados se instalaran allí el resto del festejo. ¿Qué tiene esta estancia para que prefiramos estar hacinados allí durante una cita con amigos? ¿Por qué la cocina tiene ese imán para rematar las fiestas domésticas?

“La cocina es el lugar donde el hielo puede deshacerse, las botellas se guardan y terminan siempre manchadas; por su condición material de espacio húmedo de la casa, es donde se asume la informalidad que no tiene la estancia principal de una fiesta”, cuenta el arquitecto Mauro Gil-Fournier (Burgos, 1978). Esa relajación que provoca el espacio, que permite los movimientos sin temor a ensuciar nada, ayuda a que los invitados se sientan más cómodos entre el fregadero y la tostadora. “Las confesiones, los roces, las conversaciones pueden darse con mucha más facilidad aquí que en la propia fiesta, y se dan porque en la cocina buscamos sentirnos más libres que en los espacios definidos para la fiesta”, remata Gil-Fournier.

En la película 'Mr Skeffington' (1944), ni Bette Davis ni Bill Kennedy se querían perder una fiesta en la cocina.
En la película 'Mr Skeffington' (1944), ni Bette Davis ni Bill Kennedy se querían perder una fiesta en la cocina.©Everett collection

El modelo de cocina que tienen la gran mayoría de los pisos contemporáneos viene de 1926, de cuando la arquitecta austriaca Margarete Schütte-Lihotzky diseñó un modelo de estancia alargada que permitía la eficiencia en el trabajo doméstico. La cocina Frankfurt, así se llamaba, fue una innovación que facilitaba el trabajo de las amas de casa, pues incluía una pequeña mesa con taburete donde sentarse, a modo de sala de estar. El tamaño se redujo y llegó hasta lo que tenemos hoy: el lugar donde todo pasa en un casa.

Es una estancia que se lleva mal con el postureo, es el 'backstage', el reverso de la sociabilidad pública"

“En una fiesta, la cocina es, junto con el baño, los únicos lugares liberados de música; es un espacio que facilita el comentario sobre lo que está aconteciendo durante una cena en el comedor, es una suerte de fiesta-fórum, donde recrearse en el comentario de las jugadas más destacadas”, cuenta Iñaki Martínez de Albéniz (Oñati, 1967), profesor de Sociología de la Universidad del País Vasco. Siguiendo esta premisa, la cocina se convierte, incluso, en el lugar más filosófico de un hogar, a lo que este sociólogo añade que “es una estancia que se lleva mal con el postureo, es el backstage, el reverso de la sociabilidad pública”.

La cocina es el lugar de una casa que más ha mutado en el último siglo. Hemos pasado de tenerla independiente a integrarla en el salón en su versión americana, tecnificarla con robots y diluirla en los espacios comunes y abiertos. Como añade el arquitecto Gil-Fournier: “La cocina está en crisis, las nuevas plataformas de comida a domicilio nos empujan a no cocinar, a tener el restaurante en casa; la cocina va a ser un espacio donde apenas vamos a pasar tiempo como antes; de esta manera, lo mejor será que las diseñemos como unos buenos lugares para la fiesta”.

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