Debate: El independentismo y el PSC avisan de que la existencia de presos enquista el conflicto
EL PAÍS reúne a diputados de todas las fuerzas políticas del Parlament para debatir sobre el futuro de Cataluña
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Los representantes de los partidos independentistas, comunes y del PSC coincidieron en un debate emitido ayer por El PAIS en que el conflicto o en Cataluña estará enquistado mientras haya políticos en prisión. Los soberanistas avisaron de que el diálogo no podrá avanzar y el diputado del PSC, Ferran Pedret, admitió que es difícil encarar el “debate político” en esas condiciones. El debate, en el que participaron diputados de los siete partidos, reveló un paisaje político cronificado y la determinación de la CUP de que esta vez no pasará “por el aro” votando los Presupuestos.
Manuel Valls y la expulsión de gitanos
Manuel Valls se postula como alcaldable por Barcelona y su pasado como ministro del Interior de Francia emergió con fuerza en el debate. Cid, de los comunes, calificó al político francés de “fracasado” y preguntó a Roldán, de Ciudadanos, si le parecía bien que hubieran detenido un autocar en Francia para expulsar a una niña gitana. Aquélla acción provocó una ola de multitud de protestas en Francia. “Barcelona acogió la mayor manifestación de Europa en favor de los refugiados y habéis elegido como candidato a uno que expulsó a más de 10.000 personas. ¡Un racista!”, dijo Wagensberg. “Qué miedo tenéis”, espetó la diputada.
El Parlament celebra desde hoy el Debate de Política General en el que todos los grupos quieren presentar propuestas de resoluciones con políticas sociales. Natàlia Sánchez avanzó que la CUP no “volverá a pasar por el aro” con los Presupuestos y puntualizó que si los aprobaron hace un año fue por el “chantaje” de sus exsocios porque sin la CUP no había 1-O. El debate también abordó el futuro de los Presupuestos del Estado: Wagensberg dijo que para él la existencia de presos es una “línea roja” y Morral, que, aunque no es del PDeCAT, que eso lo “condiciona” todo.
Bajo el título + allá del 1 de Octubre, el debate, de más de una hora, reunió a diputados de los siete partidos con representación en el Parlament: Lorena Roldán (Ciudadanos); Toni Morral (Junts per Catalunya); Ruben Wagensberg (ERC); Ferran Pedret (PSC); David Cid (Catalunya en Comú) y Natàlia Sànchez (CUP). El debate arrancó con la pregunta del moderador, Carlos de Vega, de si el diálogo podía avanzar con los políticos independentistas en prisión.
Todos los portavoces coincidieron en la dificultad de avanzar salvo los de Ciudadanos y el PP que apostaron por respetar y no inmiscuirse en las resoluciones judiciales. “Me parece muy peligroso las voces que salen del Gobierno a favor de posibles indultos o apuntando que la libertad provisional es excesiva”, alertó Roldán. “Parece que se premia a los golpistas”. Su análisis fue rebatido por el resto de grupos. Wagensberg y Cid la acusaron de alimentar el conflicto por intereses electorales —“Les llamáis golpistas pero nadie de Europa los ha extraditado”, dijo el primero— y Morral insistió en que no se respeta a los presos ni la presunción de inocencia.
“Es muy difícil el debate político mientras estén en prisión”, subrayó el socialista Pedret, que, a diferencia de los otros dos partidos constitucionalistas, señaló que el Poder Judicial también puede ser “susceptible de críticas”. Pedret subrayó que pese a la gravedad de que los independentistas quisieran derogar la Constitución eso no encaja en el tipo penal de rebelión, concebida, alegó, para una rebelión militar. Y apuntó que defienden que hay medidas “menos gravosas” que la prisión provisional. Natalia Sánchez calificó a los presos de “rehenes” de un Estado que intenta proyectar así su miedo sobre los votantes del 1-O. “Este es un Estado heredero del franquismo y su sistema judicial no ha sido depurado. No se trata de la cuestión catalana: hay anarquistas en prisión y raperos en el exilio”.
Ni se pusieron de acuerdo en la fotografía de la situación ni en cómo salir del laberinto. Y ni siquiera en el origen. Morral y Wagensberg negaron, a diferencia de Ciudadanos, que la convivencia esté rota y abogaron por solucionar el conflicto votando. Cid puso en valor que parte del independentismo ha rescatado el referéndum pactado y Pedret abogó por una reforma federal de la Constitución votada por todos los españoles. Rodríguez elogió la Carta Magna del 78 y pidió que una eventual reforma debería tener el mismo gran consenso. “Tiene un gran valor y es la que más ha durado. Cualquier cambio tiene que tener el mismo consenso. Y ese fue el gran error del Estatut de 2006 y del pacto del Tinell”, dijo.
Y ahí surgieron las discrepancias sobre el origen del conflicto: si fue en 2010 por la sentencia del Estatut (Morral y Wagensberg) o en 2012 cuando Artur Mas pidió el pacto fiscal (Rodríguez). O incluso antes: cuando el PP recogió firmas contra el Estatuto (Cid). No intervino en ese punto Roldan —Ciudadanos no existía— pero reprochó a Quim Torra gobernar solo para la mitad de los catalanes. “Pedro Sánchez preside un gobierno débil y se atrinchera en La Moncloa gracias a los independentistas”, dijo la diputada que atribuyó la victoria de Ciudadanos al cansancio del electorado no independentista y recordó que Torra les llama “bestias” o de que “tienen una tara en el ADN”.
“Si algún día Arrimadas gana, ¿qué propondría a los dos millones de independentistas? ‘¿Os calláis y os vais a casa?’”, le preguntó Wagensberg a Roldán. “Predicar con el ejemplo: cuando vais con la cara tapada y con cúters quitando lazos faltáis el respeto. Solo ganasteis para quitar los lazos y llamarnos golpistas. Propuestas ni una”, abundó Sanchez que reclamó nuevos 1, 2 y 3 de octubre como una vía de conquistar derechos, no solo en Cataluña, sino en todo el Estado. “Cuando los derechos se niegan, se ejercen. Y eso es lo que pasó el 1-O”.
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