Todo lo veo bien
Fiel a mi estilo, me alegré por la pareja, porque como últimamente estaban mano sobre mano les vendrá de perlas un poco de acción
Voluntarismo, positivismo y un optimismo rayano en la estupidez —no, no estoy hablando del presidente del Gobierno me refiero a mí mismo, al chache—. Estos rasgos que me adornan, combinados, cristalizan en una especie de trastorno… —a ver como lo explico sin circunloquios, de una manera concreta y sintética porque últimamente noto que se me va la olla a Camboya— …trastorno, como decía, cuyo resultado es: ¡que todo lo veo bien!
Situaciones de la vida que para cualquier otra persona podrían interpretarse como contratiempos, yo las percibo por la parte buena y esto desde siempre. Recuerdo en el instituto cuando mi profesor de latín, que también lo había sido de mi hermana, ya en la primera semana de clase me espetó: “Joaquín Reyes Cano, una duda: ¿Cómo siendo tu hermana tan guapa y tan lista eres tú tan feo y tan gandul?”. Yo automáticamente pensé: “Guau, ya se ha aprendido además de mi nombre mis dos apellidos”.
No sé si se acuerdan ustedes que Ernesto Sevilla y un servidor presentamos la última gala de los Goya con desigual resultado, de hecho, la Academia de Cine, ya en mayo, anunció a los siguientes presentadores: Silvia Abril y Andreu Buenafuente. Les faltó tiempo, como suele decirse, no querían prolongar la zozobra del personal: “¿Repetirán otra vez el gafarrón y el seriote?”, “¡No, tranquilos! ¡Este año estará en buenas manos!”. Fiel a mi estilo, me alegré por la pareja, porque como últimamente estaban mano sobre mano les vendrá de perlas un poco de acción.
Como este mundillo es un pañuelo, en la última fiesta a la que acudimos mi compinche y yo, coincidimos con un miembro destacado de la citada Academia. Caminaba errante entre la gente como un loco distraído, pero fue vernos y darse media vuelta, o sea, que evitó saludarnos. ¿Cómo interpreté este gesto? Vaya —pensé— le ha hecho tanta ilusión vernos que seguro que la emoción le ha provocado un nudo en la garganta, impidiéndole articular palabra alguna y decidiendo por tanto mostrarnos su cogote.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.