La alcaldesa que mató a un caimán de tres metros y medio de un tiro
Judy Cochran llevaba tres años buscando a un ejemplar lo suficientemente grande como para haberse comido a su caballo miniatura
Medía más de tres metros y medio de largo y pesaba 264 kilos. Así era el enorme ejemplar de caimán que la alcaldesa de Livingston (Texas) Judy Cochran dice haber matado en su rancho de un único y certero tiro porque pensó que se había comido a su caballo miniatura.
Según cuenta al diario USA Today, Cochran, que desde mayo es regidora de su pueblo, situado en el condado de Polk y de 5.300 habitantes, se convirtió en bisabuela y mató al caimán la misma semana a primeros de septiembre. Ahora, la alcaldesa, que no se considera a sí misma una cazadora, planea comerse su carne, hacer botas con su piel y mostrar la cabeza "enorme" del caimán en su oficina. No en vano lo estuvo buscando mucho tiempo, en concreto, tres años.
Su adorado caballo miniatura —un tipo de caballos más pequeños que un poni y que son resultado de una mezcla de razas de caballos ya de por sí pequeñas— desapareció hace tres años y nunca se halló su cuerpo, por lo que sospechó que lo había devorado un caimán. "Pero tenía que haber sido uno grande", explica al rotativo. Desde entonces, ha encontrado a muchos en su propiedad, el rancho Simon Peter Bend, que abarca varios kilómetros de río. Pero hasta este lunes no había visto uno verdaderamente grande.
Sin prueba ninguna ni jurado, Cochran condenó al animal. Pero siguió escrupulosamente la legalidad, según la alcaldesa. En el condado de Polk, uno de los 12 del Estado en el que se permite cazar caimanes, solo se puede hacer durante 20 días en septiembre, entre los días 10 y 30, y debe caer en un anzuelo antes de ser disparado. Así que colocó "un mapache bien sazonado" de cebo y el pasado lunes recibió una llamada: un caimán había picado. Acabó con de un disparo y eso que era la primera vez que cazaba un caimán y que este era hasta cinco veces ella.
Según el Houston Chronicle, lo de Cochran viene de familia. El primer nieto de Cochran disparó y mató a otro ejemplar en el mismo estanque en 2009. Este animal era aún más grande, casi 363 y 3,81 metros, y según este diario, el niño tenía cinco años.
La bisabuela Cochran, cuyos nietos llaman Nana, explica a este diario que normalmente no les molestan los cocodrilos, pero que quería vengar la muerte de su mascota. "¡No te metas con Nana!", advierte a los animales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.