Polución lumínica
Debido a los crepúsculos civiles matutinos y vespertinos, para Madrid hoy son, respectivamente, a las 7.24 y las 20.58, he observado que las primeras farolas que se apagan por la mañana o se encienden por la noche lo hacen varios minutos después o antes, respectivamente, de estas horas, y que hay otras farolas que se retrasan o adelantan todavía más. Teniendo en cuenta el área de Madrid y la distancia entre farolas —que pueden ser cientos de miles—, calculando su consumo anual y pensando en toda España, el desperdicio energético puede ser enorme, y también el económico. Con un perfecto ajuste de los interruptores crepusculares se podía ahorrar mucha energía y dinero. No solo polucionan el medio ambiente los coches y las fábricas, también lo hacen las centrales eléctricas que deben generar esta energía desperdiciada.
Rafael de Rueda Escardó. Madrid
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