Derrotar a Trump
Por mucho que la judicatura y la prensa crítica jueguen su imprescindible papel, es el pueblo norteamericano quien debe vencer al presidente


En la plaza de Concord, un pintoresco pueblecito de Nueva Inglaterra, hay tantas reminiscencias históricas que no es raro que el orgulloso lugareño la describa como “el epicentro del liberalismo político”. Y tiene cierto encanto comprobar, desde los prejuicios de una europea, que un espacio pueda ser evocado como alegoría de ese engranaje institucional e ideológico en el que acontece el incesante movimiento de la conversación pública. Comprendes entonces por qué el país que situó la libertad de prensa en su Primera Enmienda entienda que la discusión es tan importante como el marco que la hace posible.
El esquema es tan sencillo como extraordinario: si los poderes del presidente emanan directamente del pueblo, la libertad de expresión es una pieza imprescindible para ejercer el control del poder que el pueblo le otorga. Este es el sentido ético que obliga a la prensa a mostrar a la opinión pública cómo se forjan los engaños. En un país cuya identidad se plasma en muchas de sus plazas, contemplar los edificios y monumentos, las placas conmemorativas, es enfrentarse a los iconos que sostienen los trazos de la más antigua de las democracias: la libertad de expresión, la Constitución, el federalismo, el respeto por la autonomía individual y la tolerancia religiosa.
Aquí, embobada en medio de la plaza, te preguntas si Trump representa la decadencia o más bien la prueba de resistencia de este mecanismo que parece tan perfecto. Y acabas entendiendo por qué 350 periódicos se han unido para reivindicar la primera de sus libertades, o que el poder judicial asiente su independencia en casos como el de Cohen y Manafort, los hombres oscuros del presidente. Pero es ahora, cuando la democracia americana se revuelve contra el intruso con sus mejores armas, cuando llega el momento decisivo: las próximas legislativas de mid-term. Y es ahí donde el Partido Demócrata no parece estar haciendo bien sus deberes mientras a los republicanos ni siquiera se les espera. Porque por mucho que la judicatura y la prensa crítica jueguen su imprescindible papel, es el pueblo norteamericano quien debe derrotar al presidente. @MariamMartinezB
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