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CLAVES
Columna
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Solución básica universal

Los liberales críticos argumentan que, con un sueldo asegurado, muchos individuos elegirían no trabajar

Víctor Lapuente
Tomás Moro, Jeremy Corbyn y Mark Zuckerberg.
Tomás Moro, Jeremy Corbyn y Mark Zuckerberg.

¿Qué tienen en común filósofos renacentistas como Tomás Moro o Juan Luis Vives, billonarios futuristas como Mark Zuckerberg y Elon Musk, trasnochados izquierdistas como Jeremy Corbyn y Bernie Sanders, y paradigmáticos derechistas como el expresidente Nixon o Charles Murray? Todos han defendido algún tipo de renta básica universal. Cobrar por vivir. Una idea hermosa que se está probando en distintos puntos del planeta.

Y una idea lógica en una era de zozobra laboral. Si en la próxima década la automatización destruirá un tercio de los empleos en economías como la española, deberíamos adoptar nuevas medidas de protección social. La renta básica universal ayudaría también a simplificar los complejos esquemas de subsidios y ayudas condicionales que enmarañan nuestros Estados de bienestar.

Además, la introducción de la renta básica se está haciendo de forma cautelosa. En pequeñas dosis, como el programa de dos años recientemente finalizado en Finlandia. Y para grupos concretos, como los desempleados. Pero, al mismo tiempo, será difícil extraer conclusiones de estas tímidas aplicaciones. Con la excepción de contextos como Kenia, donde se están llevando a cabo experimentos controlados de renta básica universal, no es fácil transformar una sociedad moderna en un laboratorio en el que la mitad de los ciudadanos reciben una ayuda sustanciosa y la otra mitad no.

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Y poner en marcha una renta básica a escala nacional es arriesgado. Los liberales críticos argumentan que, con un sueldo asegurado, muchos individuos elegirían no trabajar. Y los socialdemócratas escépticos creen que la renta básica universal rompería el contrato social, creando resentimiento entre quienes se sentirían contribuyentes y quienes se verían como receptores. Amén de los costes de oportunidad de su implementación. Pues el dinero público que iría al bolsillo de los ciudadanos no se podría destinar a educación, sanidad o I+D.

Y es que, si ninguna sociedad a lo largo de la historia ha podido consolidar una política en teoría tan justa como la renta básica, quizás es porque, en la práctica, no es una solución tan universal. @VictorLapuente

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