Grecia: la mecha se encendió hace años
La especulación urbanística ha generado un paisaje vulnerable a los incendios y letal para las personas
Hasta hace un par de años, Grecia no disponía de catastro, así que los límites entre las zonas forestales, las agrícolas y las residenciales no estaban definidos. Era la situación ideal para prender el fuego y, a continuación, construir varias viviendas. Hace 11 años, en varios incendios simultáneos, como ahora, en el Peloponeso murieron 77 personas. Cinco fueron condenadas a diez años de prisión por causar tan graves daños.
Hoy ya no se puede culpar a la especulación urbanística como entonces, aunque es posible que siga estando detrás de los devastadores incendios de ahora. Porque es verdad que las temperaturas han sido altísimas estos días y que el fuerte viento ha propagado las llamas a una velocidad inusitada, pero 15 primeros focos simultáneos es una circunstancia que la fiscalía griega encuentra altamente sospechosa, sobre todo si se tiene en cuenta que, en general, entre el 80% y el 90% de los incendios suelen ser intencionados.
La tragedia que está viviendo Grecia resulta demasiado familiar en los países europeos del sur. Pero en lo que va de siglo solo las llamas del verano pasado en Portugal causaron tantos muertos como ahora en Grecia. Y la explicación se puede hallar en las condiciones climáticas (y la ausencia de lucha contra el cambio climático), pero también en aquella ausencia de catastro, que ha transformado el paisaje de este turístico país. Se ha construido en cualquier parte, entre bosques, por ejemplo. Y aquí de nuevo hay que volver la vista atrás en un país intervenido por la Unión Europea y al que se han impuesto unos drásticos recortes de gasto, lo que incluye el presupuesto para apagar incendios, pero también para prevenirlos con medios y personal suficientes. Es difícil establecer una relación directa entre prevención e incendios finalmente desatados, pero los expertos saben bien qué tipo de terrenos son los más propensos a sufrir estas devastadoras plagas que convierten idílicos paraísos en un infierno letal en el que la gente pierde la vida o, como mínimo, la hacienda.
Los necesarios ajustes presupuestarios han obligado a recortar hasta 14 veces las pensiones de los griegos y los ingresos de los hogares han disminuido en casi un 40% desde 2010. El Estado se ha reducido con la venta de bienes públicos y el pago de la ingente deuda. Pero Grecia se dispone a recuperar su soberanía dentro de un mes. Los incendios que están asolando la zona de Atenas están empañando lo que debía ser el final feliz de la intervención de la troika. Pero las llamas tienen, al tiempo, la macabra virtud de recordar que llevará muchos años resolver los problemas endémicos del país. Se ha heredado un paisaje demasiado vulnerable al fuego y ni siquiera se cuenta con los medios adecuados para afrontarlo. Varios países europeos, además de la Comisión, están ayudando. Es una prueba de solidaridad, pero mejor hubiera sido no necesitarla.
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