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“Podemos ser diputados, médicos o lo que sea; yo soy la prueba” El deportista Julio Mamadú Cámara, el cantante Binhan Quimor y el miembro de la Asamblea Nacional Joaquim Batista Correia, entre otros, cuentan cómo es la vida con diversidad funcional en Guinea-Bisáu. Las suyas son historias de superación en un país donde la integración aún es complicada para personas como ellos Uno de los momentos que Julio Mamadú Cámara recuerda con más cariño fue cuando conoció al expresidente del país, Nino Vieira. “Él hacía deporte en el estadio y me vio. No se podía creer que una persona ciega pudiera correr de esa forma, así que vino a hablar conmigo y me preguntó que cómo era posible. Yo le respondí que con trabajo diario y esfuerzo, pero no estaba convencido. Otro día que estaba entrenando pude sentir su presencia, tenía un perfume diferente a todos y lo reconocí. Así que lo saludé y, de nuevo, dudó de que fuera invidente. Fue divertido”, recuerda Cámara. Marta Moreiras La escuela Bastón Blanco, creada por Emmanuel Rodrigues, acoge a unos 415 estudiantes, de los que medio centenar son ciegos o tienen problemas de visión. “Más que aconsejar a las personas con discapacidad, creo que el primer paso muy importante es trabajar con las familias, sensibilizarlas, porque ellas deben tener herramientas para enfrentarse a una situación nueva”, añade. Aunque admite que el Gobierno no se implica lo suficiente con las personas con discapacidad, se muestra optimista respecto al futuro. “Un día las cosas van a cambiar, tengo esperanza”, dice. Marta Moreiras Ivone Gomes, en la imagen en el estudio de Radio Sol Mansi donde tiene un programa semanal para animar a las personas enfermas, asegura que “si tuviera que dar un consejo a otra persona con diversidad funcional, empezaría por la familia porque muchas veces son ellas quienes apartan al discapacitado. Son los parientes quienes deben entender primero que nadie que son personas igual que el resto y darles oportunidades y sobre todo dignidad”. Marta Moreiras Mariama Turé empezó a ir al colegio, pero los profesores le pidieron a su madre, Djenabu Barry, que la dejara en casa porque molestaba a otros niños con sus gritos, sus gestos y su comportamiento. “Ella lo que tiene es un problema de nervios”, asegura su madre, a quien nunca un médico le informó de que la niña tenía síndrome de Down y le explicó lo que era. Su familia la adora y la estimula todo el tiempo, a Mariama le encanta ayudar en la cocina, con sus sobrinos o lavando la ropa, y siempre tiene esa maravillosa sonrisa preparada. Marta Moreiras Gedião Mendes, en el centro de la imagen viendo un partido del Mundial, es sordo de nacimiento y nunca le enseñaron a hablar. En el colegio de Oio al que acude apenas comunica con sus profesores. Junto a Miguel y Wilson, que van a la misma escuela y también tienen esta discapacidad, han desarrollado un lenguaje de gestos propio que les permite entenderse. A sus padres les gustaría enviarlos a una escuela especializada en Bisáu, pero no cuentan con recursos económicos para ello. Marta Moreiras Binhan Quimor vive en las afueras de Bisáu, en un barrio lleno de caminos de tierra que se entrecruzan, casas a medio hacer y parches de espesa vegetación. Allí, este cantante de éxito compone sus canciones que luego los jóvenes de todo el país tararean con los ojos entornados. Quimor estuvo a punto de morir de pequeño cuando su padre lo abandonó junto al río pensando que era un 'niño serpiente' porque no hablaba ni caminaba, una antigua creencia que organizaciones como Humanidad e Integración y el propio Gobierno de Guinea-Bisáu tratan de combatir. “Es fruto de la ignorancia”, asegura el artista. Marta Moreiras Joaquim Batista Correia, diputado en la Asamblea Nacional, reconoce el camino que le queda por recorrer a este país en materia de integración. “En la escuela encuentras pocos apoyos y en general se considera que un discapacitado no es válido para nada. Hay que romper esa mentalidad”, apunta. “Podemos ser diputados, médicos o lo que sea; yo soy la prueba”, revela. En un país donde un juez con diversidad funcional tiene serios problemas para acceder a su despacho en el Palacio de Justicia o donde existe una norma que impide a un discapacitado ser presidente, la tarea que tiene por delante es enorme. Marta Moreiras Madre de un hijo, Elizette Motta es miembro activo de la asociación Familia Unida que reúne a personas con discapacidad y su nombre no puede hacer más honor a la realidad. “Nos ayudamos muchísimo, somos como hermanos. Cuando alguien está pasando por lo que yo pasé siempre le digo lo mismo, que se una a algún colectivo que allí encontrará el apoyo que no tiene fuera y que asuma su problema, tener una discapacidad es complicado a veces, pero todos nos adaptamos a la nueva situación”. Marta Moreiras Lino Bidam llega a la sede de la televisión pública de Guinea-Bisáu en una pequeña motocicleta y con una sonrisa puesta. Una negligencia médica le hizo perder la movilidad de una pierna y le condenó a una vida que no le gustaba. Lo intentó con los estudios, una y otra vez, hasta que la falta de recursos le obligaron a ponerse a trabajar. “Lo que más me marcó de aquellos años fue cómo tuve que sobrevivir prácticamente sin ayuda, había gente que me regalaba ropa, zapatos, comida, pero era yo quien tenía que sacarme las castañas del fuego”, explica. Sin embargo, el teatro y la comedia dieron un giro a su vida. Hoy es uno de los humoristas más reconocidos del país. “No me siento discapacitado”, dice. Marta Moreiras