Dior mete a los hombres en el armario (femenino)
El británico Kim Jones se inspira en las colecciones históricas de mujer en su estreno para la firma francesa
Hasta la fecha, nadie ha logrado que una masa crítica de hombres acepte vestir con falda. Pero los diseñadores de moda no desisten, por mucho que pasen las décadas, en el intento de introducir elementos del armario femenino en el masculino. El contexto actual resulta propicio para este tipo de atrevimientos, a causa de la puesta en duda del binarismo de la identidad sexual y de la transformación del muro de hormigón que separaba a los géneros en una frontera relativamente permeable. El último en probar suerte en este terreno es Kim Jones, a quien un frenético juego de las sillas en la moda para hombre ha dejado al frente de la línea masculina de Dior. Antes, este británico ofició durante siete años en Louis Vuitton, donde fue sustituido en marzo por Virgil Abloh, a quien Jones allanó el camino con su apertura al streetwear y su exitosa colaboración con Supreme, marca de culto para los skaters.
Su primera colección para Dior tomó un camino menos previsible. Para elaborarla, Jones tuvo un reflejo habitual en este tipo de estrenos: sumergirse en los archivos de la firma para inspirarse en la personalidad y el universo creativo de su fundador. El diseñador estudió de cerca las colecciones históricas para mujer de Christian Dior en los últimos 40 y primeros 50. De ahí surgió su elección de tonos como el rosa palo o el gris perla, tan vinculados al patrimonio de la marca, además del verde menta y de algún toque de amarillo neón. Los utilizó en prendas bordadas con motivos florales o estampados toile de Jouy, otro guiño al pasado de la firma, además de usar materiales como el tul más transparente y el cachemir más vaporoso.
Esta experimentación con los códigos femeninos ya había sido iniciada, en las últimas temporadas, por su predecesor en el cargo, Kris Van Assche, a través de una versión para hombre del tailleur bar, la mítica chaqueta ceñida en la cintura y hasta medio muslo tan asociada al Dior de la posguerra. Jones decidió no darle continuidad. "No es algo que los hombres vayan a vestir, ¿no? Seamos realistas", declaró a WWD poco antes del desfile. Pese a todo, queda por ver si sus camisas de cuello vuelto y drapeado, sus delicadas prendas de angora —por las que Ed Wood hubiera matado— y sus saddle bags para hombre, que adaptan el mítico bolso bananero ideado por John Galliano en los 90, comparten la sensatez comercial que desprenden sus palabras. Por si acaso, Jones prefirió definir su colección como "romántica y no femenina".
El desfile, al que acudieron Robert Pattinson, Victoria Beckham, Kate Moss o Lenny Kravitz, había sido anunciado como un gesto rupturista respecto a la predominancia de la ropa callejera y deportiva. No fue exactamente así: se vieron tejanos, sneakers y botas safari, además de una escenografía pensada por el artista urbano Kaws, que ha colaborado con Kanye West y Pharrell Williams (y que incluso reinventó la abeja que sirve de logo a Dior, en una versión street algo trillada). Pero Jones logró esbozar una tercera vía, una puerta de salida ante una tendencia que ya amenaza con la saturación y el hartazgo. También tuvo el mérito de alejarse del permanente tropismo hacia lo tenebroso que Van Assche demostró tener durante sus once años al frente de la marca.
El de Jones no fue el único ejemplo de mezcla de géneros sobre la pasarela. Al frente de Maison Martin Margiela, John Galliano también presentó una colección inspirada en el actual debate sobre el género e incluso pensada para "descubrir una nueva sensualidad y una nueva sexualidad", en sus propias palabras. Se vieron siluetas que reivindicaban abiertamente lo femenino, con prendas doradas, transparencias y guantes en vinilo. El diseñador gibraltareño anunció que, a partir de octubre, presentará en una misma pasarela sus colecciones para hombre y mujer. Se le adelantó Olivier Rousteing, que hizo lo mismo al desvelar su nueva colección masculina para Balmain, que contiene numerosas prendas unisex inspiradas en los códigos vestimentarios de un epítome de lo andrógino como Michael Jackson.
También Kenzo mezcló a hombres y mujeres en un desfile lleno de prendas holgadas que podrían pertenecer a un armario compartido, igual que sucedió en el desfile colorista de Thom Browne, que presentó una serie de prendas carnavalescas que parecían surgidas de una explosión lisérgica en un atelier de costura. Entre ellas se distinguió algo parecido a una falda pantalón.
Pero fue en Londres donde se vieron los ejemplos más osados de esta tendencia. Al otro lado del Canal, Edward Crutchley, joven protegido de Kim Jones, propuso faldas y vestidos pensados para los hombres, mientras que la firma surcoreana Blindness les propuso vestirse con teatrales vestidos de volantes. Por su parte, el chino Xander Zhou hizo desfilar a sus modelos con prótesis abdominales que simulaban que sus vientres habían sido fecundados. "Estamos preparados para dar la bienvenida a un futuro donde existirá el embarazo masculino", expresó Zhou en su cuenta de Instagram. Solo por si quedaba alguna duda sobre ello.
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