“Es importante que atajemos la presión de costes de los fármacos”
El oncólogo y catedrático de Ética y Política Sanitaria de la Universidad de Pensilvania fue uno de los arquitectos del Obamacare
Quiere vivir hasta los 75 años. No más. El doctor Ezekiel Emanuel (Chicago, 1957) rechaza la búsqueda de la inmortalidad y aboga por un cambio de las prioridades del sistema sanitario: en lugar de alargar la vida “porque sí”, apuesta por dedicar recursos a combatir las enfermedades que aparecen antes de los 75. Este oncólogo estadounidense es catedrático del Departamento de Ética Médica y Política Sanitaria de la Universidad de Pensilvania y fue uno de los arquitectos del Obamacare, la ambiciosa reforma sanitaria que desplegó el expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en 2010. Donald Trump ha empezado ahora a desmantelarla.
Emanuel ha visitado esta semana Barcelona para participar en el ciclo de Conferencias Josep Egozcue, impulsado por la Fundación Victor Grífols i Lucas. En pleno proceso de transformación del modelo sanitario, con un nuevo paradigma de pacientes y el reto de abordar —y costear— la cronicidad y el envejecimiento, Emanuel critica, sin pelos en la lengua, el nuevo gobierno de Donald Trump, llama a reformular el sistema para reducir la desigualdad y pone deberes a todos, pacientes y políticos.
Pregunta. ¿En qué situación se encuentra el Obamacare?
Respuesta. Tanto si hablamos de las personas aseguradas, como del control de los costes, como del aumento de la calidad, la estimulación de la innovación, ha sido un éxito enorme. Ahora tenemos 22 millones de personas más aseguradas y los costes sanitarios se han mantenido estables durante siete años. Todo ha mejorado. Los republicanos que lo critican y dicen que ha sido un desastre no son más que meros mentirosos y no atienden a los datos.
P. Pero Trump ha empezado a desmantelarlo. ¿Corre peligro la reforma sanitaria?
R. Va a ser difícil desmantelarla porque este sistema tiene más apoyo público que nunca en Estados Unidos. Algunas de estas personas van a perder la cobertura pero la mayoría van a seguir asegurados y mantener la ayuda financiera que necesitan. No van a poder eliminar la ley.
P. ¿Trump perjudica la salud?
R. Sí, indudablemente. Pero no solo Trump, también todo el partido republicano. Porque no tienen ni idea de cómo funciona el sistema sanitario. No han sido capaces de dar ni una sola idea constructiva. Él prometió reducir el coste de los fármacos, prometió reducir el coste del sistema sanitario y no ha hecho nada.
P. En un artículo, usted decía que quería vivir hasta los 75, que era suficiente. ¿Vivimos demasiado?
R. Yo no quería decir que vivimos demasiado. Pero sí es importante reconocer que las personas que quieren vivir para siempre tienen ideas completamente erróneas de lo que significa vivir cuando tienes 75 años o más.
"La asistencia sanitaria se va a trasladar fuera de los hospitales y habrá más atención domiciliaria para los pacientes crónicos", sostiene el médico
P. ¿No merece la pena?
R. A esa edad, la salud física se ve completamente mermada. Las personas son mucho más lentas y sufren otras enfermedades como el alzhéimer, que ahora mismo no tenemos ni idea de cómo solucionar. Una vida con significado se asienta en tres pilares: tener trabajo, relacionarte con los demás y tener un interés vocacional, como pintar o hacer deporte. Y todo esto necesita dos cosas: tener una buena salud física y una buena mente. Y nosotros sabemos que para hacer un trabajo significativo a partir de los 75, realmente es muy difícil.
Sabemos que la mayoría de las personas mayores se acomodan a esta disminución física y mental de salud y ya no tienen grandes ideas, sino que hacen planes más pequeños, como ver la televisión, hacer puzles… Nos convencemos a nosotros mismos de que es bueno tener dos décadas de este tipo de vida, pero si hacemos un ejercicio de conciencia, no es una vida que sea de plenitud para la mayoría de nosotros.
P. La comunidad científica se dedica a buscar mecanismos para alargar la vida, cronificar enfermedades que antes eran mortales, mejorar la calidad del envejecimiento. ¿Son equivocadas las prioridades de salud?
R. El objetivo no tendría que ser aumentar la esperanza de vida porque sí. Hemos visto en países como Japón que la esperanza de vida llega a los 85 y eso no los ha hecho más felices. El objetivo tendría que ser que todas las personas puedan llegar a los 75, pero desembarazándonos de todas las enfermedades que nos llegan antes de esa edad.
P. En cualquier caso, la sociedad va hacia el otro lado: quiere vivir más. Y el sistema sanitario se enfrenta a una gran transformación: hay más enfermos crónicos, más mayores… ¿El sistema está preparado para afrontar esta transformación?
El oncólogo advierte de la necesidad de invertir más recursos en el cuidado de la salud de los niños
R. El sistema sanitario tendrá que adaptarse y transformarse. La asistencia sanitaria se va a trasladar fuera de los hospitales y habrá más atención domiciliaria para los pacientes crónicos.
P. ¿Y en términos económicos? En cáncer, por ejemplo, los fármacos son cada vez más caros y ya hay voces que aseguran que este sistema será insostenible a medio plazo.
R. Todos los sistemas sanitarios tienen ese problema. Los costes de los fármacos han aumentado y seguirán aumentando. Es importante que atajemos esa presión de costes de los fármacos. Tiene que haber un límite en los precios porque si no, van a seguir subiendo.
Muchas cosas se podrían hacer cambiando el modelo médico y pasando la atención de los pacientes crónicos a un ámbito extrahospitalario y llevando esa atención sanitaria a los hogares de los pacientes. De ese modo, los costes se pueden reducir y se puede crear un espacio para respirar y para poder costear estos nuevos desarrollos que cuestan tanto.
P. ¿Cuál es la responsabilidad de la industria farmacéutica para hacer sostenible el sistema?
R. Queremos que la industria siga desarrollando fármacos pero queremos que la industria farmacéutica asuma su responsabilidad para la sostenibilidad del sistema y para ello es necesario un modelo de precios diferentes.
P. ¿Por ejemplo?
R. Tiene que basarse en una reducción de los costes porque tenemos que pasar a los precios basados en el valor o en el coste-eficacia. Hay precios ahora mismo en Estados Unidos para algunos fármacos que son excesivamente elevados, especialmente en fármacos oncológicos.
P. En este contexto, el código postal sigue pesando más que el código genético. No todo el mundo tiene acceso a los fármacos de última generación, por ejemplo. ¿La equidad todavía es una tarea pendiente?
"Trump no tiene ni idea de cómo funciona el sistema sanitario", critica Emanuel
R. Es cierto. Nos pasamos tanto tiempo planteándonos la sanidad, que a veces nos perdemos la salud. Realmente tendríamos que conseguir un sistema donde todo el mundo tuviese acceso independientemente de su renta, su educación, su raza… y que todo el mundo pudiera llegar a los 75 años. Es muy importante terminar con las desigualdades. Sin embargo, si nos centramos en la salud, cosas como comer bien, no fumar o hacer ejercicio son más valiosas que el nuevo escáner o la nueva resonancia.
P. ¿Cómo se hace?
R. Al final todo se reduce a establecer bien las prioridades para saber dónde invertir el dinero. Lo que nos dice la experiencia es que donde mejor podemos invertir el dinero es en los niños. Si les enseñamos a comer bien, no fumar y hacer ejercicio, lo van a sostener a lo largo de su vida. Pero el problema es que los niños no votan y ahí no hacemos las inversiones que tenemos que hacer.
P. ¿Cuáles son las tareas pendientes de las Administraciones?
R. Tienen que hacer el sistema más eficiente y tendrán que instaurar los incentivos y las estructuras correctas para garantizarlo, haciendo un sistema más eficaz donde se reduzcan los costes. Indudablemente será difícil y los políticos tendrán que tomar medidas que serán impopulares, como cerrar hospitales o cambiar los pagos sanitarios… Este cambio también pasa por dirigir las inversiones hacia los niños. Gastamos demasiado poco en los niños.
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