El conservador Merz confía en un pacto rápido con el SPD ante el ascenso de la ultraderecha y la crisis global
El futuro canciller de Alemania se declara abierto a reformar de inmediato el polémico límite del endeudamiento para impulsar las inversiones en defensa e infraestructuras

Friedrich Merz acelera. El líder democristiano, vencedor en las elecciones alemanas del domingo, ve el éxito en las urnas de Alternativa para Alemania (AfD) como una “última advertencia” que obliga a su partido y a los socialdemócratas a negociar rápidamente una coalición. Y cree que “el mundo cambia a gran velocidad” y su país necesita cuando antes un Gobierno y un canciller, él mismo, “con capacidad de actuar”.
Que, para actuar, no quiere esperar ni al inicio oficial de la próxima legislatura y su investidura como canciller, quedó claro el lunes en su primera rueda de prensa tras conocerse los resultados finales. Merz se declaró dispuesto a reformar con el Bundestag saliente la Constitución para elevar el techo legal de endeudamiento y permitir inversiones masivas en infraestructuras y en defensa.
AfD multiplicó por más de dos el número de votos en las elecciones y logró así el mejor resultado para un partido de su cuerda desde el fin de la II Guerra Mundial. Será la segunda fuerza parlamentaria y su candidata, Alice Weidel, la líder de la oposición.
Merz está convencido de que, o los moderados responden a las inquietudes de los ciudadanos sobre la economía o la inmigración, o Alemania corre el riesgo de que la extrema derecha gane las próximas elecciones. “Realmente [el resultado de AfD el domingo] es la última señal de alerta a los partidos del centro democrático para que encuentren soluciones conjuntas”, dijo en Berlín. “Estoy decidido a cumplir esta misión, y estoy decidido a poner en marcha conversaciones constructivas, buenas y rápidas con los socialdemócratas”.
Los primeros contactos para formar una coalición entre la Unión Democristiana / Unión Socialcristiana bávara (CDU/CSU) de Merz y el Partido Socialdemócrata (SPD) empezaron después de que, en la madrugada del lunes, concluyese el escrutinio. El pequeño partido populista de izquierda Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) quedó a unas centésimas, y 14.300 papeletas, del umbral del 5% de votos que permite entrar en el hemiciclo. Se supo entonces con seguridad que solo habría cinco partidos, y no seis, lo que habría obligado a la CDU/CSU a negociar un tripartito con el SPD y Los Verdes para sumar una mayoría.
Los democristianos querían evitar este escenario. Sabían que un Gobierno con tres es más difícil de negociar y, una vez en el poder, de gestionar, como se ha demostrado con el fracaso del tripartito con ecologistas y liberales que entre 2021 y noviembre de 2024 encabezó Olaf Scholz. Fue la destitución, por parte de Scholz, del ministro de Finanzas, Christian Lindner, lo que precipitó la ruptura de esta coalición y condujo a las elecciones anticipadas.
Sin BSW en el Bundestag, democristianos y socialdemócratas, identificados con los colores negro y rojo, sumaban 329 escaños, 14 por encima de la mayoría. Merz respiró aliviado. El baile podía empezar.
El domingo se celebran elecciones en la ciudad-estado de Hamburgo, por lo que es posible que los contactos en serio no empiecen hasta la semana próxima. Pero el futuro canciller ya habló el mismo lunes con el copresidente del SPD, Lars Klingbeil. Su objetivo es concluir las negociaciones y ser investido antes de Semana Santa, a mediados de abril.
Los escollos de toda negociación, y más después de una campaña electoral polarizada, juegan en contra de este calendario. “No está claro que el SPD entre en un Gobierno”, dijo Klingbeil en rueda de prensa. “La pelota está en el campo de Friedrich Merz. Es él quien tiene que acercarse a los socialdemócratas y buscar el diálogo”.
Pero en Alemania la mecánica de las coaliciones está bien engrasada y ambas formaciones, que ya han gobernado juntas otras veces, se saben condenadas a entenderse. Ni democristianos ni socialdemócratas tienen alternativas, si no es la alianza entre la CDU/CSU y AfD, que Merz excluye tajantemente. “No trabajamos con un partido que es xenófobo”, dijo en enero, “que es antisemita, que tiene a radicales de derechas en sus filas y que tiene criminales en sus filas, un partido que coquetea con Rusia y que quiere salir de la OTAN y de la Unión Europea”. El cordón sanitario pervive.
Los resultados finales sitúan a la CDU/CSU como primera fuerza, con un 28,6% de votos, seguida de AfD, con un 20,8%. El SPD queda tercero con un 16,4% y saca así el peor resultado de su historia. Le siguen Los Verdes con un 11,6% y La Izquierda, auténtica sorpresa de estas elecciones, con un 8,8%. Se quedan fuera de hemiciclo, además de la BSW, los liberales del FDP, que obtienen un 4,3%.
Las elecciones han acabado con la carrera de los líderes de la coalición de socialdemócratas, ecologistas y liberales. El liberal Lindner deja la política. Scholz no participará en las negociaciones para la coalición ni será ministro en el futuro Gobierno. Robert Habeck, candidato de Los Verdes y todavía vicecanciller, dijo que renunciaba a futuras posiciones liderazgo en el partido.
Merz fijó, en la rueda de prensa, las prioridades en la negociación. La primera, la política exterior y de seguridad, urgente, en su opinión, tras los primeros movimientos y declaraciones de la Administración Trump. “Los europeos”, dijo, “debemos organizar muy rápido nuestras propias capacidades de defensa”.
La segunda prioridad es la política de inmigración, y ahí es donde todo puede complicarse. El líder democristiano provocó la indignación de los socialdemócratas al presentar en enero, con el apoyo de la extrema derecha, varias iniciativas para reducir la llegada de inmigrantes y facilitar su expulsión. Se le acusó de debilitar el cordón sanitario. Ahora quiere que las mismas propuestas figuren en el programa de coalición.
La tercera prioridad de Merz es la economía y la crisis industrial y, en este caso, cree que tiene opciones para convencer al SPD. ¿Cómo? Las regiones amenazadas por la desindustrialización son feudos históricos del SPD, un partido que, según su argumento, sufre una fuga de votos hacia la derecha. La crisis de los socialdemócratas, dijo, es existencial, y añadió: “Yo no tengo interés alguno en la destrucción del partido”.
En las últimas semanas, el líder de la CDU/CSU había indicado que estaba dispuesto a revistar la norma constitucional que impide, salvo en situaciones excepcionales, que el endeudamiento supere el 0,35% del PIB anual. Lo que nadie había anticipado era que aceptase la posibilidad de hacerlo ya, con el antiguo Bundestag en funciones, hasta que se constituya el nuevo, como tarde el 24 de marzo.
Está por ver si habrá un acuerdo entre estos partidos, pero con el viejo Bundestag será más fácil de obtener la mayoría necesaria de dos tercios para aumentar el techo de la deuda. El éxito electoral de AfD y, en menor medida, de La Izquierda, les da una minoría de bloqueo en el nuevo hemiciclo. Aunque ambos partidos se ubican en las antípodas ideológicas, podrían oponerse a esta reforma.
En Alemania han gobernado juntos democristianos y socialdemócratas —partidos hegemónicos desde la fundación de la República Federal en 1949— en tres periodos: entre 1966 y 1969, entre 2005 y 2009, y entre 2013 y 2021. Se abre un debate sobre la terminología. Hasta ahora, a esta alianza se la ha llamado gran coalición; ahora, con el desplome del SPD a la tercera posición, es una pequeña gran coalición o una simple coalición.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
