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Migrados
Coordinado por Lola Hierro

Siete pasos para que el cine también sea para los negros

Los cineastas afrodescendientes y de la diáspora en España reclaman su sitio en la gran pantalla. Tienen su propia historia que contar y que ellos mejor que nadie para hacerlo

Armando Buika, actor español que actúa ahora en el musical 'El guardaespaldas', en Madrid.
Armando Buika, actor español que actúa ahora en el musical 'El guardaespaldas', en Madrid.
Lola Hierro

En una cafetería frente al mar en Tarifa, en un debate después de una proyección y compartiendo un almuerzo o una cerveza vespertina. En cada momento del día, en cualquier lugar al azar, fueron escuchados durante una semana los cineastas que acudieron al Festival de Cine Africano Tarifa-Tánger (FCAT), celebrado a principios de mayo de manera simultánea en estas dos ciudades separadas tan solo por 14 kilómetros de mar. Estos actores, actrices y directores, principales representantes de los artistas negros, querían reivindicar que la negritud afrodescendiente y de la diáspora debe tener más visibilidad en el cine patrio. No en vano este colectivo suma más de dos millones en España. Y lo lograron.

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Porque estar, están. Pero no siempre se les ve. "Si preguntas por el nombre de un actor negro en España, nadie sabía decir uno", asevera Armando Buika. "Sin embargo, las series como Cosas de casa y El príncipe de Bel Air han sido las más vistas en España", recuerda el actor, que ahora está actuando en el musical El Guardaespaldas, durante una charla a las puertas del Teatro Alameda, epicentro de actividades del festival.

Precisamente por eso, este año el FCAT decidió dedicarles su cartel, y ellos pasaron casi una semana participando en las mesas redondas del espacio llamado El árbol de las palabras, concediendo entrevistas, repartiendo apretones de manos, estrechando amistades, visionando y comentando peliculas, propias y ajenas... Haciendo campaña por su causa, en definitiva. Y no pararon. Ya en la recta fnal de su periplo, parece que el mensaje es claro: ellos existen, pero sienten que no se les da el espacio que les gustaría en el cine para contar sus cosas. ¿Qué cosas? y ¿qué se puede hacer para remediarlo? Igual que se quejan, aportan soluciones.

1. Crear agencias para negros

Además de por su trabajo en cine y teatro, Buika ha alcanzado reconocimiento desde que lanzó The Black View, una agencia que surge "por la necesidad de sentirnos representados y apoyados, de crear un espacio en el que los actores negros tuviésemos un lugar para reunirnos", comenta. Desde que nacieron, hace año y medio, han pasado muchas cosas importantes: "Lo primero ha sido sacar este debate a la calle. Siendo negros y españoles ¿tenemos las mismas posibilidades que el resto de actores no negros?". Buika asegura que la respuesta ha sido increíble porque la mayoría de la población blanca interpelada no era consciente de este problema. Y ahora, al menos, el tema está sobre la mesa.

El actor Will Shephard.
El actor Will Shephard.Albi Tarifa

Otra de las nuevas agencias pensadas por y para este colectivo es la de Will Shepard, el actor que interpreta a Kaled en la serie Mar de plástico de Netflix. Militó en The Black View en sus inicios y posteriormente fundó la suya, Limbo. "La hice para quienes no tienen muchas posibilidades, también asiáticos y musulmanes. Son jóvenes que se juntan para trabajar, mostrar talento lejos de lo que solemos ver todos los días en televisión", explica.

Y quien no funda su propia compañía de actores, decide ponerse a escribir sus propias historias. El nombre de la actriz Farah Hamed suena: fue candidata a un premio Goya en 2009 como mejor actriz revelación por su papel en Retorno a Hansala. Ella actúa, canta, baila, escribe y dirige. Y, de paso, cocina, tal y como demuestra en su monólogo entre fogones Tajine, que representó en el Mercado Central de Tarifa. Pero, cuando buscaba un papel, siempre encontraba lo mismo: "Mujer, árabe... no salimos de otra cosa. Mi madre no se ha puesto el velo en su vida, mi abuelo era más abierto que muchos jóvenes de hoy en día y, sin embargo, seguimos teniendo la visión de la mujer árabe sumisa", se queja. A Hamed le encanta, dice, trabajar como actriz, pero solo conseguía papeles con los que no se sentía identificada. "Decidí empezar a contar historias porque en el cine no existían las mujeres que yo conozco. Necesito empezar a tomar las riendas porque no quiero esperar a que venga nadie a salvarme". Y así, además de Tajine, ahora dirige e interpreta Diario de una puta y poeta y en octubre rodará su primer cortometraje.

2. Aprender a decir que no

"Suele pasar y me ha pasado que me cogen para un papel y está todo un texto escrito sobre un personaje que viene de África, o que es negro y que está en España. Te pones a lee e identificas que no se sostiene el personaje y tiende a ser plano. Como actor negro, tienes una dificultad, que es defender a un personaje que ha sido escrito desde los ojos de otro", describe la actriz y cantante Astrid Jones.

Más que quedarse sin trabajo por rechazar un papel, a la actriz Astrid Jones le da más miedo que el mundo la vea como algo con lo que no se siente identificada

Ante situaciones como las que relata Jones, saber decir que no a personajes que perpetúan los estereotipos y una visión única de los hombres y mujeres negros es un paso importante. "La primera vez que dije no a un personaje con el que no me sentía identificado porque era denigrante para mi raza, crecí como persona y como actor", sentencia Buika durante una de las mesas redondas de El árbol de las palabras. Sus compañeros de tertulia afirman con la cabeza, pero otros dudan. Y es Lucía Mbomío, presentadora TVE1 y moderadora del debate, quien hace la pregunta que seguro muchos piensan: "¿Y no es complicado rechazar un papel cuando en este sector ya hay de por sí pocas oportunidades?". Jones es tan contundente y clarificadora que arranca los aplausos del público: "Me da más miedo que el mundo me vea como algo con lo que no me siento identificada. Estaría siendo inconsecuente con mi realidad y la de muchas otras personas".

3. Poner freno al whitesplaining

Mansplaining es un neologismo anglófono formado por las palabras man (hombre) y explain (explicar) que se popularizó  en 2008 tras ser utilizado por Rebeca Solnit en su artículo Los hombres me explican cosas. Sirve para definir cuando un hombre explica a una mujer algo de una manera considerada como condescendiente o paternalista. A partir de este término surgió Whitesplaining, que es el mismo comportamiento pero dirigido hacia una persona negra o de otras etnicidades por parte de un blanco. Para Jones, es importante insistir en que los negros deben explicar quiénes son y cómo ven el mundo. "Empecemos a tomar esa responsabilidad desde nuestro arte y nuestro talento; es necesario formar parte de la visión única que se desprende desde el arte, sobre todo cuando se nos presenta desde personas que desconocen la diversidad y complejidad de nuestra realidad. Es importante que empecemos a contar quiénes somos respecto a los demás, cómo vemos a los demás y qué nos pasa", anima.

Palmeras en la nieve hubiera sido muy distinta si nos hubieran preguntado

Armando Buika, actor

Para el actor Marius Makon es imperiosamente urgente que el cine dé un salto cualitativo y haya más representación negra desde el lado en que se crean las historias. Son los negros quienes tienen que escribir sus propias historias. "Gracias al cine, la gente de los siglos venideros sabrá cómo vivimos nosotros. Si en las producciones solo hay un negro, el que vende en a calle, la sociedad del siglo que viene pensará que en España no había negros y los que había vendían en la calle. "Queremos contar nuestra visión de las cosas porque hasta ahora no se nos ha preguntado absolutamente nada, ninguna producción se ha hecho desde la visión de la gente que lo ha sufrido", completa Buika. El ejemplo es Palmeras en la nieve. Hubiera sido muy distinta si nos hubieran preguntado".

4. Hacer pedagogía

La actriz Silvia Albert.
La actriz Silvia Albert.Albi Tarifa

Además de actriz de cine y de teatro, la catalana Silvia Albert es la cocreadora de una obra que se llama No es país para negras en la que se refiere a la discriminación que sufren las mujeres afro en España porque aún se cree que es un país solo de blancos. La solución, a su juicio, es la pedagogía: "Hay que formarse y educar porque faltan muchos datos a la hora de contar la historia de España, su relación con la esclavitud. Ha habido un paso importante de esclavos por aquí y no se cuenta", denuncia. Aportar luz es la única manera para que quienes generan las narrativas que consume el gran público se alimenten de esa información y la apliquen a sus historias. "Hay que generar referentes porque estamos encasillados en los mismos papeles, y hay que hacer apuestas, ser valientes y decir: 'Me atrevo poner a una doctora negra en esta serie'. Al final esto se normaliza porque el público normaliza todo", asevera la actriz, que recientemente ha hecho una aparición televisiva en la serie La Catedral del Mar.

Los más jovenes, como Shephard, ven que la pedagogía y las nuevas tecnologías se dan la mano. En concreto, las redes sociales son una herramienta que están utilizando los miembros de Limbo para expandir su mensaje. "Ellos tienen muchos seguidores y creo que estas redes son útiles para llegar a juventud, a gente nueva", explica. Además, este colectivo de artistas ofrece charlas en escuelas de formación de guionistas y directores. "Somos la nueva generación por un cine inclusivo",

5. Ir a por las instituciones públicas

Armando Buika y The Black View colaboran con Razas, un proyecto impulsado por La joven compañía de teatro para proponer una serie de medidas encaminadas a promover la diversidad étnica en las artes escénicas, tanto en los patios de butacas como en los escenarios. Y con esta idea se fueron al Ayuntamiento de Madrid para demostrar lo que podían hacer y recabar su apoyo. "Interpretamos una función con 15 chicos negros, chinos, árabes y latinos y, en cuanto salieron al escenario, nos pusimos a llorar. La alcaldesa aplaudía como una loca", cuenta Buika. Y funcionó porque el Ayuntamiento de Madrid se ha involucrado en el proyecto, asevera el artista.

Will Shephard apoya el punto de vista de su compañero. "La idea de hablar con las instituciones es una forma de intentar dar a este problema a una solución política porque estas son muy necesarias", opina. A través de la activista Consuelo Cruz, también presente en el festival, Shephard logró ponerse en contactó con la Fundación Internacional de Derechos Humanos, y con ellos trabaja en proponer una ley que ya existe en otros países como Reino Unido o Francia: "Una ley que establezca que, por cada producción que haya, tengamos representación multicultural. Se está estudiando y es un proceso lento, pero es una posible solución", anuncia el actor, que recuerda también otra medida que está funcionando con éxito en su país de origen, la República Dominicana: "El cine dominicano tiene una ley que permite a todas las empresas que den dinero al cine sin impuestos y eso ha sido increíble. Está funcionando", asevera.

6. Apuntar al bolsillo

"La mezcla genera dinero", sentencia Shephard. A continuación, se acerca al micrófono de la grabadora para que quede bien claro el mensaje que quiere lanzar a los productores de cine y televisión. Y lo explica: "La sociedad es mixta en todos los aspectos, y eso debería estar representado en la producciones. "La mezcla vende y los acentos venden porque cuando alguien está viendo una película o una serie le gusta verse representado. Cuando veo a un dominicano (no haciendo de dominicano) digo: '¡buah, qué bien!'.

Hay que generar referentes porque estamos encasillados en los mismos papeles, y hay que hacer apuestas, ser valientes

Silvia Albert, actriz

Él es quien más apuesta por la visión puramente práctica y económica para impulsar el cine africano y afrodescendiente. Un ejemplo de éxito es The Black Panther, la película de Disney sobre el mítico reino de Wakanda, enteramente producida y protagonizada por personas negras. Para este actor de 26 años, la inclusión y la variedad en cualquier proyecto audiovisual generan más posibilidades de venta internacional. En Limbo se han aplicado el cuento: "Estamos escribiendo guiones de series, películas... Poco a poco vamos a ir entrando", asevera.

La autonomía económica es lo que propone Astrid Jones. Ella imagina la construcción de una infraestructura que sostenga al sector por sí mismo y que permita que sus miembros sean capaces de sostener sus producciones. "¿Cómo se puede hacer eso?", pregunta la actriz. Y responde ella misma:  buscando patrocinio y fondos, pero también mediante las redes sociales. "Sin mucha dotación económica pueden aportar un montón", afirma, y pone en valor el impacto que se puede lograr si alguien con influencia sube un vídeo a Instagram. "Mucha gente está haciendo una labor de comunicación, visibilización y apertura con una repercusión que nosotros, que estamos un poco más mayores, no nos podríamos haber imaginado", subraya.

7. Huir del victimismo

"¿Cuáles son las oportunidades, los defectos y las debilidades de la comunidad negra?", pregunta el actor Marius Makon. "Cuando las reconozcamos llegaremos a donde queremos llegar." Makon piensa que no se debe confundir discriminación con ignorancia. "Un guionista español blanco no tiene obligación de poner a un negro en una película si en su experiencia vital no ha tenido relación con ninguno", afirma.

Ver discriminación donde no la hay deriva en que el sujeto aludido se coloque en una posición victimista.Y de ella hay que huir. Frente a la pregunta de si uno está siendo discriminado, Makon propone pasar por encima y cambiarla por la pregunta de qué se puede aportar. "Yo sé que tengo que aportar algo: no me espero cosas de España, sino que aporto cosas. Hay que dejar de pensar tanto en qué pensarán de mí y hacer, aportar, creo que ahí está la riqueza".

El actor Marius Makon.
El actor Marius Makon.Albi Tarifa

En opinión de Buika, la comunidad negra no ha sido capaz de salir del "ostracismo" en el que vivía hasta hace poco porque todos estaban "en modo supervivencia". "Llegaba a una audición, me encontraba con [el actor] Emilio Buale y me sentía mal pensando que me iba a quitar el trabajo, pero ahora pienso: 'Qué guay que estamos aquí, a ver si tienes suerte y te llevas el papel, tío". Y, sobre todo, anima dejar atrás la etiqueta de víctimas. "De nada sirve. Yo no soy dueño de nadie ni nadie es mi dueño, yo controlo mi vida", afirma.

Todos los actores y actrices entrevistados están trabajando, se regocija Buika. El más joven es Shepard, que lleva solo cuatro años actuando y no para de recibir propuestas. Quizá la clave del éxito sea aplicarse una máxima acuñada por él mismo que ahora dice que transmite a los actores jóvenes porque aparte de actor, es "motivador": "Me gusta animar a la gente a luchar por sus cosas, a salir del no se puede, quitar las excusas". ¿Y la máxima? "No persigas sueños, persigue objetivos", aclara. "Son pequeños cambios en el discurso que hacen que la gente vea más accesible lo que quiere hacer. Y lo cumplan". 

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Sobre la firma

Lola Hierro
Periodista de la sección de Internacional, está especializada en migraciones, derechos humanos y desarrollo. Trabaja en EL PAÍS desde 2013 y ha desempeñado la mayor parte de su trabajo en África subsahariana. Sus reportajes han recibido diversos galardones y es autora del libro ‘El tiempo detenido y otras historias de África’.

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