_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El padre y el asesino

Que un gran defensor de la Amazonia acabe en prisión revela la presión sobre la selva

Eliane Brum
Dorothy Stang en una imagen de archivo.
Dorothy Stang en una imagen de archivo.Reuters

La prisión de Altamira, en el Estado de Pará, es una fotografía del Brasil de 2018. En una celda está Regivaldo Galvão, El Cachondo. Fue uno de los que mandaron matar a la monja Dorothy Stang, ejecutada con seis tiros a los 73 años. En otra celda está el padre José Amaro Lopes de Sousa, heredero de la obra de la misionera. El hecho de que el asesino y el heredero de una de las míticas defensoras de la Amazonia estén al lado en la prisión indica la gravedad del momento que vive Brasil y su impacto sobre la mayor selva tropical de un planeta acechado por el cambio climático.

La hermana Dorothy fue asesinada porque defendía un proyecto de desarrollo sostenible para agricultores pobres en una región codiciada por grileiros, hombres que toman grandes extensiones de tierras públicas a la fuerza. Derriban la selva para vender la madera que llega a Europa por caminos ilegales o legalizada por la corrupción. Cuando asesinaron a Dorothy, la conmoción internacional obligó al Gobierno brasileño a hacerse visible en la región y eso fastidió los negocios. Los grileiros continuaron actuando, pero las muertes por conflictos de tierra disminuyeron.

Los asesinatos en el campo y en la selva volvieron a aumentar desde 2015, cuando se instaló la crisis política que culminaría con la destitución de Dilma Rousseff al año siguiente. Y se está agravando de forma acelerada con el Gobierno de Michel Temer, un coleccionista de denuncias de corrupción que ha legalizado gran parte de las tierras tomadas por los grileiros. 2017 fue el año con más muertes por conflictos de tierra en 14 años en Brasil. Casi el 80% se produjeron en la Amazonia.

Cuando Brasilia evidencia que puede hacer cualquier cosa, hasta derribar sin base legal a una presidenta elegida, la vía libre en la Amazonia es inmediata. Hoy, la destrucción aumenta justamente en las áreas protegidas por ley, mostrando que no existe ley. Investigadores de la fundación de Naciones Unidas han alertado de que la deforestación está cerca del punto “sin retorno”. El Estado de Pará es el campeón en asesinatos por disputas de tierra. Anapu, donde actuaba Dorothy Slang, es una pequeña ciudad en la selva acorralada por los conflictos. La principal barrera contra la deforestación era el padre Amaro Lopes. Hasta que lo detuvieron con un cóctel de acusaciones, desde acoso sexual a extorsión.

La acusación de acoso, claramente incluida para descalificarlo ante la población, ya ha caído, pero las otras permanecen. En la región, las opiniones se dividen entre los que consideran que es inocente, “ingenuo” por haber aceptado “donaciones”, y los que lo condenan por romper el celibato. Él ya lo advirtió a The Guardian. La situación en Anapu, que repercute en toda la región, se vuelve cada día más explosiva. El asentamiento que la misionera ayudó a crear hoy lo defienden sus habitantes con hoces y machetes, arriesgándose a aumentar la lista de muertos. Así se protege la mayor selva tropical del planeta.

Traducción de Meritxell Almarza.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_