_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Estat Català: la alcantarilla

Dencàs fue a Italia a pedir al Duce su “apoyo” para “un Estado ¿fascista? catalán"

Primera vuelta del pleno de investidura con el diputado Quim Torra como candidato a la presidencia.Foto: atlas | Vídeo: Albert Garcia / ATLAS
Xavier Vidal-Folch

El candidato a president,Quim Torra, admira a los líderes de Estat Català y asiste a sus homenajes: los hermanos Badia son “los mejores ejemplos del independentismo”, dijo en 2011. Daniel Cardona, uno de los “pioneros de la independencia”, ensalzó en 2014.

A Miquel Badia i Capell, el “capità collons”, le placía la violencia. Atentó contra Alfonso XIII en 1925, en el Garraf. En 1931, organizó los escamots (milicias de uniforme verde), “fascistas” y “aprendices de nazis”, de Estat Català, para “la lucha violenta” contra sus rivales (Joan B. Culla). Eran unas “escuadras de acción de pura esencia fascista” (Arnau González Vilalta).

Como comisario de Orden Público desde 1934 interrogaba “personalmente a los detenidos mediante palizas, amenazas o reclusiones forzadas” (Eduard Puigventós). En verano de ese año, arrestó sin mandato judicial al fiscal de la Audiencia de Barcelona; el president Companys le destituyó, pero luego le repuso.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

En la revuelta del 6 de octubre, se quedó quieto mientras detenían y encarcelaban a Companys. Huyó despavorido por la alcantarilla del Palau, al exilio. Junto a su conseller y jefe político, Josep Dencàs, que acababa de declarar al diplomático italiano Alessandro Masseroni “su entusiasta admiración por la ética del fascismo, cuyos principios sustanciales espera poder realizar un día en Cataluña” (Arnau González).

Brillaban otros líderes, como Manuel Blasi (igual que Cardona, de la corriente Nosaltres Sols, Sinn Féin), que organizaría un complot a fin de 1936 contra el repuesto Companys. Viajaban a Berlín y a Bruselas para ver al criminal de guerra Alfred Rosenberg (colgado en Núremberg) y otros capitostes nazis (Enric Ucelay) y pactar “ejercicios de entrenamiento”.

Estat Català “se financió secretamente mediante el tráfico de refugiados” antirrepublicanos (Ucelay): les esquilmaban pero mataban a quien hurtase parte del botín. Cardona fue interrogado en Aragón sobre los contactos con la Auslands-Organisation, NSDAP, la sección extranjera del Partido Nacional Socialista alemán.

Y Dencàs fue a Italia a pedir al Duce su “apoyo” para “un Estado ¿fascista? catalán”, según un telegrama diplomático de Roma.

(Los nombres entre paréntesis corresponden a los historiadores que han estudiado este santoral).

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_