“Si nuestras mujeres siguen llorando, se reflejará en la siguiente generación”
La cantante Fatoumata Diawara presenta su último trabajo, 'Fenfo', un disco en defensa de una nueva África
Fatoumata Diawara es un vendaval en el escenario pero, tras la última nota, deja calma y muchos pensamientos. En su última visita a Londres, la artista maliense presentó su nuevo trabajo, Fenfo, que sale a la venta el próximo mes de mayo. Fenfo, que podría traducirse como “algo por decir”, es una declaración de intenciones. Diawara llevaba mucho tiempo guardando cosas que ya no le cabían en su pecho. Por eso, a boca llena viene a defender los derechos humanos. “No me conformo con decir que todo está bien porque no lo está. Ahora tengo un hijo. Hay que crear un mejor futuro”, dice la cantante.
Este nuevo álbum, que llega siete años después de su aclamado Fatou, es un doctorado por la paz. Un alegato a favor de los migrantes, de las generaciones frustradas del continente africano y del empoderamiento de la mujer. “Es hora de ver la cara amable de África. Somos nosotros los que tenemos que darla a conocer al mundo”, dijo Diawara durante su poderoso concierto en el londinense Jazz Café.
Fenfo “es la voz de un bebé por nacer que le habla a este mundo caótico. Hay niños viviendo en guerras, sin comida y ya nadie sabe qué va a ser de ellos. ¿Cuál es su futuro?”, se pregunta la maliense. Y mientras, su hijo se escucha revoltoso al otro lado de la conversación telefónica que la cantante mantiene con este periodista. “Soy madre. Soy más sensible y ahora tengo otra razón para luchar por alguien”.
La vocalista desmorona los estereotipos con su voz dulce. Mide las palabras o quizás las busque. Se excusa en su dominio del inglés, pero Diawara no necesita otro idioma más que el suyo, el bambara, para generar debate. A pesar de que se le ha animado a cantar en francés o en inglés, la artista prefiere dedicar esfuerzos a los suyos con temas directos que al principio incomodaban. “Ya no les sorprenden mis letras. Son mis señas de identidad para hacer que las cosas cambien”, afirma.
Ella es una rebelde. Su familia, que había acordado su matrimonio de conveniencia con un primo, rechazó la oferta del dramaturgo francés Jean-Louis Courcoult para que se uniera a su compañía. Pero ella se escapó a París. Tras varios años por los escenarios teatrales, comenzó a cantar por las salas de la capital francesa. El productor y músico compatriota Cheikh Tidiane Seck pronto se daría cuenta de su potencial. Diawara había encontrado la manera artística de expresar lo que quería. “La música salvó mi vida”, reconoce.
Si la mujer está emancipada, la hija también lo estará. La nación estará emancipada
La maliense desafió los convencionalismos y, por eso, ahora reconoce que no tiene la presión cultural y social sobre lo que tiene que hacer o decir. “Puedes sentir la libertad de mi música. Puedo decir lo que siento como mujer e hija africana”. Con esa actitud se sentó junto a unas mujeres en el documental Mali Blues para hablar sobre la mutilación genital femenina. “No se creían que una mujer africana, de las suyas, hablase de estas cosas”.
“Todavía no sé cómo, pero estoy intentando cambiar la imagen que se tiene de África”, explica la cantante que sigue los pasos de Angelique Kidjo o Oumou Sangaré. Y anima a que más mujeres africanas tomen los escenarios. "Nosotras tenemos nuestra propia visión de África”.
Su defensa de la mujer es recia. “Si una mujer está feliz, el hogar será un lugar feliz. Si la mujer está emancipada, la hija también lo estará. La nación estará emancipada. Es hora de que los hombres se den cuenta de que todo está conectado y que somos todos uno” Y Diawara también apela a la actitud de los varones malienses: “En Malí se ven muchas mujeres que no sonríen por las condiciones domésticas. No se sienten respetadas. Nuestra felicidad es muy importante para África. Si nuestras mujeres siguen llorando, se reflejará en la siguiente generación”
Pero además de un cambio social, la cantante apuesta por la regeneración en la política: “Los gobernantes africanos tienen que dar más responsabilidad a las mujeres. Tienen que vernos como personas inteligentes, poderosas. Cambiando esa mentalidad la situación cambiaría rápidamente”. Porque como explica, con mujeres gobernantes no habría conflictos. “Las madres no quieren que sus hijos vayan a la guerra”.
Estoy intentando cambiar la imagen que se tiene de África
La resiliencia es admirable en la maliense. Se considera una superviviente y enarbola la bandera del orgullo africano. “Quiero ser una esperanza para ellos [las nuevas generaciones]. Quiero decirles que, pese a tener una vida difícil, pueden ser alguien, cambiar y escribir su propia historia. Y no es solo un mensaje para la gente de Malí, sino para todo el mundo”.
Fatoumata Diawara tiene mucho que decir. Posee un micrófono que no duda en utilizar. Y cada vez la escucha más gente. Su tema Mali-kó, que reunió a más de 40 artistas de su país para cantar contra la ocupación yihadista en el norte, es un ejemplo del poder reivindicativo de la música. Sus palabras son una llamada de atención a desesperanza social. “A lo mejor estoy loca y todo esto no sirve de nada, pero sé lo que la música es capaz de hacer. Salvó mi vida, estoy agradecida, y puede cambiar el mundo. John Lennon lo hizo con Imagine”, dice emocionada.
Fenfo se presenta en Barcelona el próximo 13 de mayo. Fatoumata Diawara llegará con el puño en alto.
Javier Domínguez es miembro de Wiriko, un magacín especializado en artes y culturas africanas.
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