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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado
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El extremismo apaga la música

Autora: Lola Huete Machado

"La paix, the peace, la paz". "La paz en Malí. La paz en Níger. La paz, aquí y allá; en todo el mundo...". Estas fueron casi las primeras palabras que oímos en boca de la cantante Oumou Sangaré en cuanto nos subimos a su coche en la capital de Malí, Bamako. La acompañábamos hace unos meses durante varios días para la realización del reportaje titulado La diva de África para El País Semanal. Y ese era el título de una canción, cuyo videoclip ella acababa de grabar ("con bastante poca calidad por las prisas con las que se hizo", apunta ahora su representante aquí, Juan Ponce, de CityZen Music). Pero ella estaba entusiasmada y es muy valioso tal cual es: un grito de protesta espontáneo ante la amenaza que se respiraba en el país desde que los islamistas ocuparan el Norte; desde que en ese gran espacio desértico y escénico, y ya de por sí frágil, que es el Norte se empezaran a mezclar viejas reivindicaciones territoriales de los grupos independentistas tuareg con muchos otros intereses, incluídos los afanes terroristas de Al Qaeda.

He aquí las claves de este conflicto desde que, hace justo mañana un año, los rebeldes tuareg del laico e independentista MNLA atacaran la ciudad de Ménaka y a ellos se sumaron centenares de combatientes antaño emigrados a Libia (que tras el triunfo de la primavera árabe regresaron cargados de armamento), los islamistas de Ansar Dine, los grupos extremistas de Al Qaeda del Magreb y su escisión, el Muyao.

"La situación en Malí, muy difícil, hacía urgente algún tipo de apoyo exterior, a ver como se gestiona…", sigue Ponce al hilo de la reciente intervención de Francia en la lucha contra los extremistas, expresando un sentir generalizado de búsqueda de soluciones. Un gran pesar político, este conflicto y esta guerra, que se viene a sumar a los males que ya de por sí sufría el país, de los más pobres y deteriorados de la zona. Los refugiados se calcula que se acercan ya al medio millón. Y los problemas de abastecimiento de alimentos en el Norte, con las carreteras cortadas, podrían convertirse en un drama.

Aquí tienen La Paix, por Oumou Sangaré.

Al poco de cerrar este texto (*) nos llegó esta otra iniciativa. La cantante Fatoumata Diawara ha unido en una canción, también tilulada "La paz" (Mali-ko), a numerosos artistas en un grito de socorro por la situación. Participan prácticamente todos los cantantes malienses. Aquí pueden ver la lista.

Las protestas contra los vientos de sharia y represión en el horizonte maliense brotaron desde el principio. Músicos, artistas, mundo de la cultura y ciudadanía en general clamaron en contra. Y se han incrementado en los últimos meses, según los guerreros de Ansar Dine y del Muyao han ido bajando hacia el Sur. Sobre todo, cuando saltó la noticia de la destrucción de los mausoleos de Tombuctú. El patrimonio. Y la prohibición de la música. La vida. El periodista José Naranjo, que ahora está intentando acercarse lo más posible a la zona del conflicto, lo contaba en este blog cuando visitó Mopti en julio, en un artículo titulado Mopti, la última frontera. Muchos medios se ha hecho eco.

En Voices of America, Heather Maxwell, que produce el espacio radiofónico Music Time in Africa (muy premiado y muy recomendable), se ocupó del drama musical en Malí. Con ella hablaba Mamaou Daffe, fundador y director del Festival sur le Niger, uno de los grandes. Él era una de las pocas voces optimistas, pues comentaba el rol que jugaría la música en la reconstrucción, cuando todo volviera a la normalidad.

The Guardian se ocupó del silencio de la música en octubre: Mali: no rhythm or reason as militand declare war on music. "La música es nuetro petróleo, regula nuestra vida cotidiana", confesaba Toumani Diabaté, el genio de la kora, que colaboró con Damon Albarn y Björk, entre otros. Un regalo.

Hoy los islamistas se encuentran a una distancia de apenas 400 kilómetros de Bamako, en Diabali, según sigue contando Naranjo en la sección de Internacional. Si el miedo antaño se respiraba en el ambiente, ahora es horror lo que se masca. El estado de emergencia ha sido instaurado en todo el país. Y se ha pedido ayuda logística a organizaciones y ONGs. Mucha gente está abandonando el territorio. Y la organización CEAR en España ha lanzado un comunicado pidiendo al Gobierno que garantice la protección a los refugiados malienses.

Un vendedor de periódicos en una calle de Bamako, el 18 de enero. Fotografía de Eric Pfeferberg/AFP

Respecto a lo músical, el crítico Diego Manrique apuntaba ya en diciembre en este periódico cuán difícil era la situación para cualquier artista en un artículo de título ilustrativo: Mala suerte si eres músico.

Las reacciones de muchos de ellos fueron recogidas también por la BBC a lo largo de los meses, destacando cómo el todo Malí estaba contra los islamistas. Dejamos aquí la conversación con la cantante Khaira Arby que Manrique también citaba. Le pone rostro y voz en este tema/plegaria musical.

Acompañando a Sangaré convivimos con músicos como Barou Diallo (bajista de Ali Farka), visitamos al director de la Bienal de Bamako (que no se celebrará el próximo año dada la situación), Samuel Sidibé; en la sede de la radiotelevisión (ORTM) de Malí, al fotógrafo Malick Sidibé... El miedo y la confusión brotaban inevitablemente en las conversaciones, al ritmo en que se sucedían las manifestaciones en las calles de Bamako, siempre muy controladas por la policia. La inseguridad era ya reina. Y el desgobierno desde el golpe de Estado del Ejército a manos del capitán Amadou Haya Sanogo (quien depuso al anterior presidente, Amadou Toumani Touré, y acabó cediendo el poder al presidente de la Asamblea Nacional, Dioncouda Traoré). Todo era y es provisional. Los músicos se quejaban de falta de trabajo, de la agonía de la música, de la represión de la creatividad y de cualquier exposición publica, cualquier manifestación que representara siquiera júbilo por permanecer vivo.

Un artículo titulado Mali: extremistas em 'guerra' contra os músicos de todo o mondo le han dedicado al tema en el diario portugués Publico. Ahí recogen más gritos de socorro. Como este del colectivo Les Sofas de la Republique que fue creado tras el golpe (sofa en mandinka significa guerrero). "Basta" era ya en verano su grito de guerra particular.

Y citan otros trabajos como este del rapero Kiss Diouara, Liberar le Nord.

El primer día de este enero de 2013, African Rewiew ofreció artículo resumen del año con conclusión triste: 2012, cuando la música maliense fue atacada, así se titulaba (2012: When Mali music came under attack).

Cuentan en él: "La sede del festival del Desierto fue saqueada y el equipo, robado. Otros festivales en el Norte, como el de Essakane o los de Gao, se han visto afectados por la prohibición de la música. El edicto de los islamistas, no obstante, ha sido desafiado por músicos como Baba Salah, oriundo de Gao, que ha seguido haciendo música e incluso ha hecho públicas sus críticas a la sharia. La música ha pasado a la clandestinidad en el norte de Mali. En el sur, la crisis económica ha obligado a cerrar clubes y los turistas no vienen. El L'Diplomat, donde Toumani Diabate solía tocar, ha enmudecido. Hay menos música en vivo en Bamako, menos dinero para contratar a los músicos... Malí cuenta con algunos de los mejores instrumentistas de kora, Sidiki Diabaté, su hijo Toumani Diabaté y Batourou Sekou Kouyaté. El ngoni, un cruce entre una guitarra y laúd ha sido popularizado por músicos como Tidane Kone, el fundador de la Rail Band, una de las bandas dominantes de la década de 1970 en Malí. Desde finales de 1980, los ritmos Wassoulou han brotado como uno de los principales estilos de Malí, en sustitución a la era de las plegarias. Los cantantes más exitosos de esta música el sur de Malí, dominada por las mujeres, son la gran diva Oumou Sangare, Nahawa Doumbia y últimamente, Fatoumata Diawara. No cantan en alabanza de sus clientes, sino que se centran en la vida, el amor, los celos y la condición de la mujer en la sociedad maliense contemporánea".

Todas ellas solucionan hasta problemas personales en sus conciertos. Asistimos al que celebra Oumou cada sábado en su hotel (a pesar de las restricciones). Fuimos testigos. Peleas, preocupaciones, males de ojo, enfermedades, celos, heridas de amor... todo es cantado, sacado al exterior, curado por la cantante en una especie de catarsis colectiva.

El director del Festival del Desierto (del que ya hablamos en este blog), Many Ansar, ha comentado mucho sobre la situación. Participó en la cadena Al Jazeera, por ejemplo, en entrevista. Y dijo: "La música lo es todo en nuestra vida diaria. Nuestra historia está hecha de música y es a través de ella como aprendemos lo que está bien y está mal... La situación es terrible desde el pasado enero. Por culpa de esta ocupación la música está siendo censurada, eliminada, tocarla, escucharla en público, organizar conciertos es imposible en Tombuctu... Los músicos tienen que abandonar el norte, bajar al sur o marcharse a otros países". El fin. El festival se celebrará este 2013 en el exterior del país. Una decisión triste. Será del 20 al 22 de febrero en el Norte de Burkina Faso. Lo llamarán Festival au Desert in Exile.

Aprovecho para recomendar la galería fotográfica que montó Al Jazeera tras el golpe contando la vida cotidiana de Mali. Pinchar aquí.

Y un último vistazo. La revista cultural africana Wirico, hecha con mimo, se ha ocupado recientemente del asunto y, de todo lo que hay, ha destacado este vídeo promocional de un documental titulado MUST que se rodará, aseguran, en febrero en el marco de una caravana para la paz y la unidad. Músicos en acción, músicos implicados en la defensa de los derechos humanos e indignados con la situación (siempre terrible) en el Sahel y los conflictos últimos que los condenan siempre a ser víctimas.

(*) Actualizado el 18 de enero.

Comentarios

Estupendo y triste artículo, estupendo el retrato del amplísimo mundo musical maliense, y triste cómo sigue habiendo gente que se empeña en atacar algo tan hermoso. En Libia se está a la expectativa, recibiendo ya a muchos de los que se marcharon para instaurar la intransigencia y la tristeza en el sur.Gracias por dar tanta información, por este blog tan variado, que pone al alcance de la mano tantas historias sobre un continente tan grande y tan fuera de los focos. ¿Para cuando más información sobre Libia? Aquí se cuecen muchas cosas ahora mismo... un saludo.
Estupendo y triste artículo, estupendo el retrato del amplísimo mundo musical maliense, y triste cómo sigue habiendo gente que se empeña en atacar algo tan hermoso. En Libia se está a la expectativa, recibiendo ya a muchos de los que se marcharon para instaurar la intransigencia y la tristeza en el sur.Gracias por dar tanta información, por este blog tan variado, que pone al alcance de la mano tantas historias sobre un continente tan grande y tan fuera de los focos. ¿Para cuando más información sobre Libia? Aquí se cuecen muchas cosas ahora mismo... un saludo.

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