Muy juntas y muy revueltas
¿Qué pasa cuando unes a una boxeadora, una humorista gráfica, una cineasta, una cantante de 'dancehall', una poeta y una empresaria?
Tótum revolútum servido: una cantante, una poeta, una boxeadora, una humorista gráfica, una cineasta y una empresaria. Así, a priori, poco tienen que ver y, sin embargo, las seis han encajado (y maridado) en una idea que nació, hace ya una primavera, en la cabeza de Maya Maidagan (Bilbao, 1977), responsable de contenido digital en Globomedia y la productora ejecutiva de GRL PWR, los microdocumentales de Playz que hoy emite su último episodio.
El puzle empezó cuando Maidagan se percató de la cantidad de nuevos nombres que iba descubriendo, todas con una base común: mujeres, jóvenes y feministas, eso sí, cada una desde su perspectiva. Cuenta al teléfono, muy tarde una noche, que lleva años a la búsqueda de nuevos perfiles interesantes y GRL PWR nació de forma casi natural.
Bad Gyal fue la primera. La productora se sumergió el pasado año por estas fechas en las letras de esta estrella del dancehall que en menos de dos años ha pasado de estudiar y trabajar en una panadería de Vilasar de Mar (Barcelona) a arrasar en YouTube con Pai, su versión de Work, de Rihanna, y a actuar en escenarios de toda Europa, Sónar incluido. Dice Maidagan que fue todo muy rápido: “Su actitud, la confianza en sí misma, su discurso, su asertividad e independencia… La descubrí y se me ocurrió todo, el nombre del documental, el eslogan, qué quería hacer”.
Quería poner tras la cámara a mujeres que representaran una nueva generación que deja atrás, a veces sin ni siquiera reparar en ello, toda una vida de estereotipos, prohibiciones más o menos establecidas y lugares que no tocan. El resultado fueron seis historias. La de Luna Miguel, autora de seis poemarios que ahora prepara la publicación de su primera novela; la trayectoria de Joana Pastrana, campeona de Europa y aspirante oficial al Mundial IBF de peso mínimo; la filosofía de la ilustradora Anastasia Bengoechea, más conocida como Monstruo Espagueti; Bad Gyal, la amante del dancehall jamaicano que crece cada día; Elena Martín, directora de cine, guionista y actriz y Yaiza Canosa —cuyo programa, que se emite hoy, es el último de la serie—, la creadora de goi, el uber de la paquetería.
“Lo divertido e interesante de hacerlo es que cada una, a su manera, han salido de lo que social o culturalmente (todavía) se espera o se esperaba de ellas y lo afrontan de formas muy distintas”, explica Maidagan. Algunas abordan el tema del feminismo de forma más teórica, como Elena Martín o Luna Miguel, y otras son más prácticas: “Tienen menos discurso pero son pruebas en sí mismas”. Insiste en la necesidad de referentes femeninos en los relatos, detrás de ellos y como protagonistas de ellos, una idea cada vez más repetida y más establecida. “Llevamos identificándonos toda la vida con personajes masculinos en películas, series, libros y canciones. Si todas hemos podido entender estos referentes, todos podemos entendernos también con nombres femeninos. Hemos disfrutado y disfrutamos mucho, pero hemos llegado al cansancio”.
Dice que hay hambre de otras narraciones y, a ese apetito, ella respondió con GRL PWR; un producto pensado en digital, para una audiencia joven y un consumo móvil. “Presentamos el proyecto a las plataformas existentes y el equipo de Playz lo tuvo claro desde el principio y, la verdad, me alegra que RTVE haga función pública ofreciendo estos contenidos”. Es consciente de que no todos los medios, en sus distintos formatos, están dispuestos a hablar de feminismo. Y sabe que también que el hecho de que haya mujeres en puestos como el suyo hace que salgan y acaben distribuyéndose este tipo de proyectos. “No es una idea, sino un tema de experiencia personal. Ser mujer te hace ver con claridad que esto tiene que ser contado, por supuesto que muchos hombres también lo entienden así, pero creo que siendo mujer tienes más empeño”.
Ahora ha calado del todo y su vida la atraviesa un feminismo más consciente, pero asegura que desde niña entendió que “había algo”. “Siempre vi que había cosas que no funcionaban, que no encajaban. Y luego, quizás en mis primeros años de desarrollo profesional, cuando trataba de hacerme hueco, aquello fue creciendo. Más aún después, cuando ya tuve cargas familiares, por ejemplo. Ahora vivo con alegría e ilusión el momento que estamos atravesando". Asegura, tajante, que sabe que se ha abierto una puerta que ya no se va a cerrar.
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