La foto que pone cara al movimiento del 8-M
El fotógrafo de EL PAÍS Samuel Sánchez firma una imagen fabulosa con algunas de las mujeres que engendraron la masiva movilización feminista de la que se cumple un mes
Hace un mes, miles de mujeres salieron a la calle para reivindicar una sociedad igualitaria, un movimiento histórico que convocó la primera huelga feminista de España y que culminó en manifestaciones multitudinarias en todas las ciudades del país. Ponerle cara a esa masa luchadora era una tarea muy complicada que asumió la periodista de EL PAÍS Pilar Álvarez. La redactora realizó un reportaje, una semana después del 8 de marzo, con algunas de las organizadoras que se agrupan en la Comisión 8-M. Son solo una muestra de las cientos de mujeres que engendraron el movimiento, pero el fotógrafo Samuel Sánchez las retrató para el artículo de Álvarez en una imagen sublime que ejemplifica la diversidad detrás del feminismo.
Álvarez explica que “ellas mismas decidieron quiénes hablaban y quienes salían" en el artículo porque "no quieren destacar los protagonismos de unas sobre las otras”. Añade que el valor de la imagen, más allá del artístico, es que muestra quienes son estas mujeres: "Se ve que son jóvenes, jubiladas, de distintos orígenes, distintos países, incluso una chica que vino con el carrito del bebé…". Lo enfatiza porque desdice las declaraciones del Partido Popular, que señaló que la huelga estaba organizada por mujeres de clase alta.
Sánchez recuerda que cuando le dieron las indicaciones para realizar la imagen entró "en pánico", le parecía "una locura". El redactor jefe de fotografía de EL PAÍS, Alejandro Ruesga, le había dicho que serían unas 15 personas y que debían salir en pleno centro de la Gran Vía madrileña. Pero durante la gestión de la producción de la foto, las 15 mujeres pasaron a ser 30 y el día fijado, una semana después del 8 de marzo, el cielo amenazaba lluvia. Para colmo, la Gran Vía, como es habitual, estaba colapsada.
Sánchez citó a las organizadoras en la vecina plaza de Callao para hacer unas pruebas. "Algunas tenían prisa, estaba lloviendo y con dos semáforos entre ellas y yo; estuvimos como diez minutos esperando para hacer la primera prueba", narra. Subido a una escalerilla, Álvarez y el también fotógrafo de EL PAÍS Claudio Álvarez le sujetaban los focos. “Tenía que hacer como los fotógrafos de bodas: pedirles que todas estuvieran atentas a mí porque yo no las podía ver a todas”.
El tiro bueno debía realizarse en Gran Vía, así que dividió en dos grupos a las mujeres y las situó a un lado y otro del paso de peatones. Cuando el muñeco se iluminó en verde, saltaron a la carretera. Sánchez ha comprobado en los metadatos cuántos intentos necesitó hasta lograr la imagen: “Sorprendentemente salió al segundo intento, en 9 segundos hice 10 disparos, cuando lo vi en la pantalla de la cámara ya me pareció buena”.
El fotógrafo de EL PAÍS había cubierto la manifestación del 8-M, como también lo hizo el año anterior, así que confiesa poder hacer este trabajo fue muy satisfactorio. “Aunque la foto que va a pasar a la historia no es esta, es la de la manifestación, ya no la mía, la de Carlos Rosillo o la Jaime Villanueva, con la gente rodeando Cibeles y Gran Vía”, concede modesto el fotoperiodista.
La cobertura en EL PAÍS
El pasado 8 de marzo EL PAÍS asumió la tarea de cubrir la movilización feminista sin la mitad de su plantilla en redacción, pues en su inmensa mayoría las trabajadoras se unieron a la movilización.
Los periodistas José Marcos y Manuel V. Gómez fueron dos de los redactores que salieron a la calle para palpar el ambiente e informar. Acudieron por la mañana a Sol, Lavapiés y Callao, donde se encontraron con algunas de sus compañeras, que participaban en el acto organizado por Las Periodistas Paramos. "Fue curioso vernos en esa situación", reconoce Marcos.
Ya por la tarde, el redactor tomó la acera del Congreso como " base de operaciones" para comenzar a cubrir la manifestación. Desde la calle informaba a Gómez, ya en redacción, para que este mantuviese al tanto de las novedades a los lectores. "La manifestación fue multitudinaria, pero la huelga, tal y como nosotros la entendemos, no se siguió tanto, fue muy sectorial", apunta Gómez.
Ambos coinciden en que se trató de "una jornada distinta", con la redacción "a medio rendimiento". "Yo la terminé en la tarima de Plaza de España, donde se leyó el manifiesto, a las diez de la noche", concluye Marcos.
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