_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La voz de la calle

Porque el ministro no nos ha explicado si esa voz es más justa, o más acertada, o más piadosa, o más coherente que otras

Jorge M. Reverte
Los ministros Fátima Báñez, Íñigo Méndez de Vigo e Íñigo de la Serna en el Senado.
Los ministros Fátima Báñez, Íñigo Méndez de Vigo e Íñigo de la Serna en el Senado. KIKO HUESCA / EFE

Hay que escuchar la voz de la calle. Por lo menos algo. Lo decía el ministro portavoz del Gobierno hace pocos días. Suena bien, hmm, suena muy bien, como si oliera a café recién hecho. Lo decía Íñigo Méndez de Vigo, con ese aire de madurito bien educado que llevó, por ejemplo, a José Luis de Vilallonga a compartir película con Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes. El consejo —porque era un consejo y no una amenaza— iba dirigido fundamentalmente al PSOE por su beligerancia en torno a la derogación de la prisión permanente revisable, uno más de los bodrios que dejó Alberto Ruiz-Gallardón a su paso por el Ministerio de Justicia.

Yo me imaginaba las caras de satisfacción de Pablo Iglesias o de Anna Gabriel. Escuchar la voz de la calle. Suena bien.

Lo único malo es si uno lo hace y se acostumbra. Y empieza a mandar o a legislar —que es más grave— escuchando la voz de la calle. Porque el ministro no nos ha explicado si esa voz es más justa, o más acertada, o más piadosa, o más coherente que otras.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

En los mismos días en que el PP pedía que se escuchara la voz de la calle, en España se podía escuchar a los pensionistas pedir aumentos “insoportables”, por ejemplo.

Pero había voces peores: en el barrio madrileño de Lavapiés, un montón de individuos (no sé si todos eran ciudadanos) llamaban muchas cosas a la policía. Y era la calle.

Los de Lavapiés clamaban contra una muerte. Y posiblemente se equivocaban al señalar a la policía como responsable. Pero estaban en realidad clamando contra muchas otras muertes. Contra las que provocan los Gobiernos europeos, apoyados por sus votantes europeos, que escuchan la voz de sus calles para mantener las puertas cerradas para quienes tienen hambre, pasan frío, o temen ser asesinados en guerras que no entienden.

¿Es una voz de la calle el barco Open Arms, inmovilizado por las autoridades italianas por salvar vidas de inmigrantes en el mar? ¿Es una voz de la calle la de los cientos de senegaleses que quieren vivir de alguna manera (las mafias se han encargado de ofrecerles una de las peores, una manta), que quieren dar de comer todos los días a sus familias?

Quizás Méndez de Vigo se refiera a eso. Y no a la enorme corrupción que supone la democracia directa, la voz de la calle que implanta en algunos países la pena de muerte. “Los de Múnich, al paredón”. ¿Les suena? Voz de la calle.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_