El diseño nórdico ha muerto, ¡viva el diseño mediterráneo!
La firma de moda Med Winds colabora con el taller cerámico Parament para crear una línea de objetos de arcilla inspirados en la cultura marinera
Dice el escritor estadounidense David Foster Wallace en su novela La niña del pelo raro: “El mar solo es el mar cuando se mueve […], no es nada más que sus olas”. Otros añadirían que también es su reflejo con el cielo e, incluso, la arcilla que aplasta su fondo y los habitantes que lo contemplan cada día. El taller de cerámica contemporánea Parament lo sabe, por eso ha diseñado junto a la firma de moda Med Winds una conjunto de piezas inspiradas en el Mediterráneo, sus calas y los personajes que las habitaron. Desde Cap Sa Sal en Begur, al surrealismo de Dalí y Gala o los coquetos pueblos de la Costa Brava, el diseño marinero se confirma como tendencia popular para envolver las mesas de esta temporada, en un momento en que lo nórdico ya supera lo masivo.
“Quizás, hasta no hace mucho, solo un público más sensible a la cultura del diseño, arte y artesanía abría los ojos al diseño mediterráneo, pero las tendencias ahora están tan globalizadas y tenemos todos tanta información visual que es una apuesta estética consolidada, atemporal y de recorrido inagotable, ya que el punto de partida es sólido”, cuenta Carla Rauert, directora creativa de Parament.
Así, esta colaboración inevitable entre las dos casas de diseño de Barcelona está formada por dos vasos, una jarra, un plato que se convierte en un jarrón funcional y un frutero. “El clima, la calle, la internacionalización y el arraigo tradicional son factores que propician que esta colaboración suceda. Siempre he creído que crear desde lo local atribuye esencia y solidez a tu producto”, añade Rauert.
Arcilla catalana
Esta delicada colección está realizada en arcilla cien por cien, con nombres como la jarra Ratafía, en honor al licor catalán, o los vasos Cim i Tomba, nombrados así por el plato tradicional de la Costa Brava. La línea creativa de ambas firmas –pura, austera y, por supuesto, mediterránea– se plasma por igual en estos objetos de ascendencia fenicia que se presenta en colores blanco, negro o rosa.
Una fusión entre diseño de moda y de hogar con cierta diferencias en su desarrollo que, según Rauert, son mayúsculas: “La experiencia sensorial de diseñar objetos de hogar es mayor, pues interactúan casi todos los sentidos: vista, con los colores en el plato; tacto, con las texturas; olfato, por la comida; y gusto, pues acompaña a una experiencia gastronómica. Comer en unos platos hechos a mano es distinto”. Algo similar, quizá, a vestir alta costura.
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