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En carnaval no todo vale

Los excesos que caracterizan las fiestas en Brasil a menudo esconden vulneraciones de los derechos de los niños, alerta Unicef. La organización lamenta la falta de datos fiables sobre los abusos

Desfile de Bloco Do Galo da Madrugada durante el carnaval en Recife (Brasil) el pasado 10 de febrero.
Desfile de Bloco Do Galo da Madrugada durante el carnaval en Recife (Brasil) el pasado 10 de febrero. LEO CALDAS (AFP)
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Alcohol, drogas, negligencia, abandono, trabajo infantil, violencia sexual y acoso online son algunos de los peligros que acechan a niños y jóvenes durante la celebración del carnaval en Brasil, alerta Unicef. La organización, sin embargo, lamenta la falta de datos públicos fiables sobre la vulneración de los derechos de la infancia, necesarios para adoptar estrategias eficaces para poner coto al problema.

“No existen estimaciones del Gobierno a escala nacional sobre el número de niños en peligro y el número de casos registrados varía mucho según la zona”, asegura en conversación telefónica Fabiana Gorenstein, especialista en Protección de la Niñez de Unicef Brasil. “Sin datos disponibles, las políticas públicas se hacen en la total oscuridad”.

“Algunos tipos de abuso no llegan ni a denunciarse”, explica, “ya que en la cultura local se consideran como algo normal”. Este es el caso, por ejemplo, del trabajo infantil. La ley fija en los 16 años la edad mínima, estableciendo una excepción para los mayores de 14 en circunstancias especiales de aprendizaje. “Pero, en estos días, es muy común ver a padres que se dedican al comercio informal en la calle junto con sus hijos. Suele pasar en todas las ciudades y no se percibe como una violación de los derechos del niño, por eso no se hace mucho esfuerzo para combatir esta práctica”. Las campañas de sensibilización pueden ayudar, asegura, pero la solución hay que buscarla en la cooperación entre el Estado y la sociedad.

Las celebraciones del Carnaval a menudo se acompañan con un incremento de castigo físico de los padres hacia sus hijos; venta de sustancias ilegales a menores de edad (alcohol u otros productos psicoactivos) o menores que se pierden entre la muchedumbre.

En una campaña recién estrenada, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia invita a “usar las manos” para contribuir a protegerlos, denunciando los abusos a través de Proteja Brasil, una app gratuita directamente conectada con Dial 100, la línea de teléfono de defensa de los derechos humanos del Gobierno Federal.

La app, que la organización desarrolló junto con la pequeña empresa de software Ilhasoft y que arrancó de forma piloto en 2013, permite formular una denuncia de manera anónima, localizar lugares de interés como, comisarías, juzgados de menores, embajadas o Ayuntamientos de las principales ciudades y dónde buscar información sobre estos abusos. La herramienta ya cuenta con más de 100.000 usuarios.

Las celebraciones del carnaval reúnen a millones de personas en las calles de todo el país. En Río de Janeiro, los festejos arrancaron el pasado domingo con los desfiles de las mayores escuelas de samba, que fueron ocasión para denunciar la violencia que vive la ciudad debido al enfrentamiento entre bandas de narcotraficantes en las favelas o la corrupción de la clase política que dirige el país. También se abordaron temas como la esclavitud, la desigualdad social, la explotación en los trabajos rurales y en talleres industriales, el trabajo informal.

El carnaval de Río se hizo eco también de la campaña #MeToo, con numerosas mujeres que decidieron usar su cuerpo como lienzo para tatuajes temporales con el mensaje No es no para evitar que se repitan las agresiones del año pasado —en las celebraciones de 2017, cada cuatro minutos fue agredida una mujer, según datos de la Policía—.

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