La Línea, al margen de la ley
Zoido suma otro suspenso tras el rescate de un narco por parte de 20 encapuchados en La Línea
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El rescate de un narcotraficante detenido por parte de una veintena de encapuchados que se lo arrebatan a la policía parece un aceptable guión de película, pero una inaceptable realidad.
El suceso tuvo lugar el miércoles en La Línea, un municipio gaditano donde las mafias han vuelto a demostrar que campan por sus respetos. El narco, perteneciente al clan de Los Castañitas, había sido detenido y trasladado a urgencias del hospital La Línea tras sufrir varias heridas durante la persecución. Hasta allí llegaron los encapuchados, que sembraron el pánico entre los pacientes al actuar impunemente hasta llevárselo.
La Junta de Andalucía requirió ayer más medios policiales después de un acontecimiento que debería avergonzar al ministro del Interior. El sindicato Unión Federal de la Policía había cursado hasta 68 peticiones de más medios y personal en 2017 y otras siete solo en 2018.
Este no ha sido un incidente aislado en La Línea. Las fuerzas de seguridad se ven desbordadas por alijadores que acosan a los agentes. Uno de ellos murió en junio en una persecución. Y los incidentes se multiplican por parte de unas bandas que actúan con creciente visibilidad y violencia mientras la policía sufre una precariedad intolerable.
España es uno de los países con menos delincuencia de Europa, pero también es el gran puerto de entrada de la droga en el continente. Dotar a la policía de medios suficientes —una demanda muchas veces repetida, también por parte de este periódico— es una necesidad, pues un Estado debe ser capaz de perseguir el delito e impedir el espectáculo de la impunidad.
Los problemas de La Línea, sin embargo, no requieren solamente de más policías o jueces. El narco es fuerte donde el Estado es débil y la economía falla. Se requiere por tanto una estrategia integral de desarrollo económico que incluya inversiones e iniciativas sociales de calado.
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