La reprimenda europea
Uno de mis propósitos para el nuevo año era no volver a indignarme por los desmanes de nuestros políticos y sus consecuencias, pero ya lo estoy incumpliendo, muy a mi pesar. Europa nos tira de las orejas, y no para felicitarnos, sino para reprendernos. Resulta que no cumplimos con los mandamientos que condenan la corrupción política. Todavía no he oído al presidente del Gobierno pronunciarse sobre la reprimenda. Claro que quizás no se ha enterado aún, como tampoco se habrá enterado el casi 30% de personas que todavía están dispuestas a votar a su partido en las próximas elecciones. Mientras demos a los políticos carta blanca con nuestros votos para seguir el mismo camino de siempre no habrá nada que hacer. Ya se puede poner Europa hecha un basilisco.— Javier Rodríguez Almingol. Pamplona.
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