Wallyboo, la web que te facilita lo que necesitas cuando viajas con niños
La plataforma de alquiler y compraventa de artículos infantiles en España cumple un año
En marzo de 2016, Elisa estaba a punto de embarcarse en un viaje familiar de León a Lanzarote. Unas vacaciones para ella, sus hijos, de dos años y medio y cuatro meses, su marido y sus padres. Lo más fácil fue comprar los billetes y reservar el alojamiento. La logística del aeropuerto… fue otra cosa. “No sabes lo que es coger a los niños en brazos, llorando, desmontar y plegar el carrito, coger las maletas, la comida de los peques (que te la tienen que analizar), pasarlo todo por la cinta y luego volver a desplegar, montar… Una locura”. Entonces, Elisa pudo alquilar una silla de paseo para la mayor, pero no todos los sitios ofrecen esos servicios. Y le hubieran venido bien más cosas: “Juguetes, una bañera para el bebé, sillas para el coche… Si hubiera podido alquilárselo a otra persona lo hubiera hecho, porque además en el aeropuerto muchas veces destrozan los carritos”. Eso le hizo pensar, y unos meses después Wallyboo se convertía en el pequeño de la familia.
¿Pero qué es exactamente Wallyboo? Se trata de una red de alquiler y compraventa online de artículos de puericultura de segunda mano, a fin de que “las familias, por un lado, recuperen la inversión que hicieron, y también para que puedas equipar a tu niño de una manera más económica”. Y aunque la idea original estaba orientada al alquiler de material para los viajes, la gente empezó a pedirles que incluyeran también la compraventa, y les pareció buena idea. Cunas, sillas de paseo o de coche, capazos, tronas… pero también juguetes, material deportivo, ropa o instrumentos musicales tienen cabida en Wallyboo. El proceso es sencillo: buscas en su web lo que necesites, cuando y donde te haga falta; y si no lo encuentras, les escribes un correo y te lo intentan conseguir. “Nos queremos diferenciar de otras plataformas con un trato muy cercano, y si nos solicitan algo que no encuentran contactamos con otros usuarios, o a través de grupos de compraventa en Facebook, etcétera, que aunque en principio solo quieran vender a lo mejor están dispuestos a alquilarlo en determinadas fechas. Así aumentan la rentabilidad de un objeto”. Muchas veces se genera un contacto que va más allá de la simple transacción comercial, y la familia que viaja puede enterarse de cuáles son las mejores playas, los mejores parques o los restaurantes más convenientes para ir con los niños.
Al principio, el alquiler apenas llegaba al 3%, pero fue subiendo y ahora ya alcanza el 32%. “Es la idea más nueva, y la que más está gustando”, dice Elisa. Tras un año de andadura, los usuarios sobrepasan ya el millar, sobre todo en las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia), la costa y otras zonas turísticas como Canarias y Baleares. Y siguen creciendo, aunque en España sea algo más complicado: “El alquiler cuesta un poco más. En otros países de la Unión Europea esto es más común, pero también es un poco nuestro mercado. Queremos llegar a este turista extranjero a través de hoteles, agencias especializadas en familias…”. Últimamente también les llegan abuelos que contactan con ellos porque sus hijos, expatriados, vienen con los nietos a pasar las fiestas y quieren evitarse complicaciones.
Las valientes detrás de Wallyboo son precisamente Elisa Chamorro, consultora medioambiental, y su prima Merche Solé, diseñadora gráfica y responsable del diseño e imagen de la web. Ambas tenían sus propias carreras, pero el proyecto les convenció, tiraron de ahorros y decidieron arriesgarse. “Yo llevaba 14 años en la consultoría”, dice Elisa. “Y antes de dar a luz a mi segundo hijo, ya sabía que quería un cambio, hacerme cargo de mi propio proyecto y ser dueña de mi tiempo”. Así que dejó su trabajo. Este primer año ha sido de crecimiento, aseguran, de saber lo que funciona en el mercado y lo que no. Pero ahora necesitan incorporar nuevos socios que les ayuden a crecer, y en eso centran sus esfuerzos.
“Llevamos unos tres meses hablando con hoteles, apartamentos turísticos, AirBnB... De momento ya hemos acordado un programa piloto en el Catalonia Rigoletto, de Barcelona”. Y también hace falta incorporar nuevos miembros al equipo e invertir más en publicidad. Para Elisa, por sus antecedentes profesionales, reducir el impacto medioambiental es también fundamental: “El tema de consumir, consumir y tirar lo llevo muy mal, y eso hay que fomentarlo: juguetes, material de esquí, raquetas… Si, por ejemplo, tu hijo va a hacer un curso de esquí en invierno o de tenis en verano, y luego no lo va a volver a tocar”, igual conviene racionalizar el gasto. También necesitan aumentar su presupuesto en publicidad y mejorar su presencia en la red, donde tienen planeado para 2018 el lanzamiento de aplicaciones optimizadas para móvil en Android e iOS.
“Yo me organizo un poco igual que antes”, dice Merche, “al poder crearme mi propio horario. El inconveniente es que a veces trabajas cuando no deberías de trabajar, pero también se puede conciliar mucho mejor y paso más tiempo con mis hijos”. Y aunque ser mujer y emprendedora puede complicar las cosas, también abre no pocas puertas: “Nosotros participamos en el Women Challenge de Ship2B, en Barcelona, para empoderar y dar visibilidad a la mujer emprendedora. Nuestro objetivo social es fomentar la economía circular, al reutilizar todos esos artículos del mundo de la puericultura”. El mundo emprendedor es muy amplio y existen muchas aceleradoras de startups y sitios donde hacer networking, pero Elisa tuerce el gesto cuando reflexiona sobre el papel de las administraciones. “Es muy difícil sacar un proyecto de cero cuando, independientemente de lo que factures, tienes que pagar casi 350 euros de cuota de autónomos. Sobre todo los dos primeros años, que es lo que se puede tardar en salir adelante. Hay una cuota progresiva que te permite empezar pagando 50 euros para alcanzar la cuota completa al año, pero si eres una sociedad limitada tampoco puedes acogerte a ella. Es muy injusto”.
Uno de los principales obstáculos en este primer año fue el conseguir un volumen suficiente de artículos que dieran funcionalidad a la plataforma, aunque poco a poco fueron creciendo e incorporaron un blog de temática familiar que incluye experiencias de usuarios con la plataforma. “A veces te llegan personas a la desesperada, porque necesitan una silla para dentro de dos días y no la encuentran. Y claro, cuando se la consigues te dejan una valoración muy buena”. Y aunque la mayoría de los objetos son muy tradicionales, a veces hasta ellas se sorprenden. “Hace poco vi una especie de Nespresso para biberones que ni siquiera sabía que existía”, dice Elisa. “Te hace la mezcla y te lo deja listo… Una cosa muy curiosa”.
A medio plazo, la intención de Elisa y Merche es que Wallyboo supere el contexto del viaje y sea una herramienta familiar más para economizar gastos dentro del barrio a la hora de comprar materiales como ropa, instrumentos musicales o deportivos o juguetes que a veces se usan muy poco y quedan olvidados en una esquina. De momento, en España. Después, quién sabe.
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