Lo que pensamos de las elecciones catalanas
Agrupamos los últimos editoriales publicados en EL PAÍS sobre las elecciones en Cataluña
Editorial | Cataluña, libre (20 diciembre)
Del tino de esta elección dependerá su rápida realización, así como el muy deseable retorno de Cataluña a su histórico papel de locomotora económica, movilizador autonómico y modernizador de España. Algo que, desafortunadamente, no está asegurado en estos momentos: depende en gran medida del comportamiento hoy de los votantes.
Editorial | Cataluña, el peligro sigue ahí (17 diciembre)
Aunque las encuestas auguran un grave revés para el separatismo en las elecciones catalanas del próximo jueves día 21, el riesgo es todavía muy elevado. Como su hoja de ruta y sus propuestas ya han fracasado y carecen de cualquiera otra, solo les queda el discurso de la negación del otro, el oportunismo antidemocrático, las invectivas contra todo lo español, la rabia. La completa miseria moral.
Editorial | Un bloque agotado (15 diciembre)
La democracia exige, además de capacidad de diálogo, la posibilidad de la alternancia. Si algo positivo ha traído la crisis independentista ha sido la visibilización de los ciudadanos contrarios a la deriva unilateral y, en consecuencia, partidarios de un cambio completo de rumbo que restaure tanto la ley como la convivencia. Es esencial que esa voz antes callada o ignorada se traslade ahora a una gran participación que ofrezca la foto fija verdadera de Cataluña.
Editorial | Un pacto en Cataluña (10 diciembre)
Ha pasado la hora del fatigoso y fatigante debate identitario. La campaña electoral debería centrarse en cuáles son las necesidades de inversión (pública y privada) de Cataluña, cómo puede mejorarse la calidad del empleo y si la financiación de sus ayuntamientos es la correcta. La recuperación de la confianza económica será difícil; pero si se insiste en el enconamiento identitario resultará imposible.
Editorial | Campaña tensa (5 diciembre)
El soberanismo querrá hablar de prisiones, alimentar el victimismo e ignorar los daños de su gestión. Pero parece que un número cada vez mayor de ciudadanos tiene claro quiénes son las víctimas del procés y la urgencia de ponerle fin.
Editorial | Ideas claras (3 diciembre)
Conviene que los partidos no ya constitucionalistas sino simplemente sensatos profundicen en el análisis de los desastres ocurridos, en sus recetas para afrontarlos, y en ilusionar a sus votantes. Después del qué hacer ya vendrá el cómo y el con quién.
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