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Columna
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Gran don

Ya vivimos la comedia bárbara de los carlistas catalanes, luego la farsa de Companys, y ahora nos espera el esperpento de Puigdemont si Dios no lo remedia

Félix de Azúa
"Mis amigos", obra inacabada de Zuloaga en la Biblioteca Nacional.
"Mis amigos", obra inacabada de Zuloaga en la Biblioteca Nacional. LUIS SEVILLANO

Pasado mañana un millón de catalanes acabarán de suicidarse o una parte de los mismos permitirá que la comunidad regrese a la edad de la razón, así que hablemos hoy del artista más propio de este país, don Ramón del Valle Inclán.

Es para mí el más grande del siglo XX. También lo son Baroja o Machado, pero están más acotados, Baroja a la novela de sucesos y Machado a la poesía de pensamiento. Valle escribió novelas excepcionales, poemas notables, pero sobre todo un teatro que sigue siendo el único realmente moderno de la España actual. Era un hombre libre e hizo del arte un invento de su libertad personal. Creó géneros enteros, como Picasso creaba escuelas, pero lo hacía con la gracia de un niño, sin preceptos, idearios, panfletos o manifiestos. Se diría que un talento fuera de serie le libró de caer en capillas y vanguardias. Simplemente, desintegró el teatro y lo volvió a montar.

Como en las novelas que comenté hace unos meses, también en el teatro podemos distinguir dos fases, ambas igualmente interesantes, aunque algunos profesores menosprecien la primera por “modernista”. Valle lo convertía todo en una novedad originaria, como comprobará el lector de este primer volumen de su Teatro Completo en la magnífica edición de la Biblioteca Castro. Vienen en él las obras juveniles, tan bellas, pero sobre todo las tres comedias bárbaras que valen por sí solas el entero volumen y las dos sarcásticas farsas. El segundo volumen nos traerá los esperpentos y serán comentados en su día.

Vuelvo donde empecé. Ya vivimos la comedia bárbara de los carlistas catalanes, luego la farsa de Companys, y ahora nos espera el esperpento de Puigdemont si Dios no lo remedia. Esos que dicen no ser españoles se acomodan como un guante a Valle Inclán.

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Sobre la firma

Félix de Azúa
Nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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