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CLAVES
Columna
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Fiscales graníticos

Hasta hoy los jueces han modulado sus resoluciones

Xavier Vidal-Folch
Los presos independentistas entrando en el Supremo en furgones de la policía nacional.
Los presos independentistas entrando en el Supremo en furgones de la policía nacional. Uly martín

Hoy sabremos si el juez del Tribunal Supremo (TS) Pablo Llarena deja en libertad a los exconsellersde la Generalitat en prisión cautelar preventiva. Que acierte.

O sea, este no es un artículo sobre su inminente actuación, sino sobre la, muy rara, de los fiscales.

Hasta hoy los jueces han modulado sus resoluciones, como corresponde al orden penal garantista y democrático. Entre otros despliegues, al ponderar la implicación personalísima de los protagonistas en los presuntos delitos de rebelión o sedición.

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Así que los jueces no son graníticos: contra quienes espuriamente los identifican con el Gobierno, a este con el Estado y a este con el franquismo: idioteces. Una misma juez, Carmen Lamela (Audiencia Nacional), dejó libre al major de los Mossos, Josep Lluís Trapero, y a su intendente, e impuso prisión cautelar a otros.

La propia Lamela encarceló a los exconsellers y en cambio Llarena dejó libres, bajo fianza, a los subversivos de la Mesa del Parlament, encabezados por su presidenta, Carme Forcadell.

Pero esta fiscalía no parece gustar de los matices. Atención, un fiscal acusa —como un abogado defiende—, pero no es un verdugo —como un letrado no es un criado—. Así que debe valorar los matices y las novedades. Los fiscales han pedido una y otra vez prisión cautelar, incólume afición.

En el caso del exvicepresidente Oriol Junqueras y sus colegas, no habrán asumido tres novedades clave para desechar el peligro de reiteración delictiva (el que más les preocupa) y sumarse a la excarcelación.

A saber: a) el propio TS minimizó ese riesgo en su auto sobre los parlamentarios; b) Forcadell (cuarta en la lista de Junqueras/ERC) y adláteres salieron el 10-N y no han perpetrado ilegalidades, un indicio; y c) los exconsejeros llevan entre rejas un mes largo (2-N) y ninguno ha insistido (y eso que han hablado mucho) en llamar a la desobediencia que tanto practicaron.

No importa si preconizan la independencia: ese objetivo es una fatal sandez, pero no un delito a los ojos de la Constitución. Lo único jurídicamente relevante es si al trabajar por ella violan o no la ley, con hechos delictivos. El caso es el cómo, no el qué.

Y además (aunque esto ya es meta-jurídico): ojalá tengamos la campaña electoral, desde esta medianoche, en modo normal.

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