Terry Richardson admite que interactuaba sexualmente con algunas modelos
“Es un artista conocido por su trabajo sexualmente explícito, por lo que la interacción profesional con sus modelos son en consecuencia sexualmente explícitas por naturaleza”, asegura la representante del fotógrafo vetado por Condé Nast
“Terry Richardson es un artista conocido por su trabajo sexualmente explícito, por lo que la interacción profesional con sus modelos son en consecuencia sexualmente explícitas por naturaleza, pero todos participaron de manera consensuada". Este es el mensaje que ha hecho público la representante del fotógrafo después de que este martes se conociera que las revistas de Condé Nast (que edita títulos como Vogue, GQ, Glamour o Vanity Fair en 29 mercados internacionales) no van a contratarle más. El mensaje se ha interpretado como una consecuencia más del escándalo sexual que sacude Hollywood con las numerosas mujeres que acusan al productor Harvey Weinstein de abusos sexuales, pues el despido de Richardson se produjo un día después de que The Sunday Times se cuestionara por qué quien ha sido apodado “el Harvey Weinstein de la moda”, debido a las numerosas acusaciones de abuso sexual que penden sobre él desde hace años, seguía siendo celebrado y contratado por la industria de la moda.
Tras hacerse pública la carta del vicepresidente del grupo Condé Nast International, que ordenaba que no se publicaran más fotografías suyas (incluso las ya realizadas), una representante de Terry Richardson en Nueva York afirmó que el fotógrafo estaba "decepcionado por la existencia de ese mensaje electrónico, principalmente porque él ya respondió a esas viejas historias", dice la nota.
Richardson, que ha llegado a ser acusado de persuadir a jóvenes modelos con aspiraciones en la industria para que le realizaran actos sexuales mientras él les tomaba fotografías, asegura que solo se involucra sexualmente cuando hay un consentimiento, aunque admite que algunas veces se ha comportado de una forma sexual explícita con las modelos durante las sesiones de fotos.
Neoyorquino de 52 años, Richardson trabaja desde hace más de dos décadas como fotógrafo de moda y es autor de campañas publicitarias para grandes firmas como Yves Saint Laurent, Marc Jacobs o Tom Ford, así como ha fotografiado a estrellas de la talla de Beyoncé o Lady Gaga y realizado videoclips, entre ellos el controvertido Wrecking Ball de Miley Cyrus, del que según la cantante contó hace unos meses se arrepiente. Tras la decisión de Condé Nast, por ahora no se han pronunciado otros grupos editoriales así como tampoco las marcas de moda con las que suele trabajar.
Ya en 2014, el fotógrafo salió al paso de las acusaciones de abusos sexuales que realizaron seis modelos contra él, y su respuesta fue en la misma línea que la que ha dado ahora. "Colaboré con mujeres adultas que conocían perfectamente la naturaleza del trabajo. Nunca usé una oferta de trabajo o amenazas para obligar a alguien a hacer algo que no quería. Siempre respeto a quienes trabajan conmigo, reconociendo su libertad de elección y aceptando sus decisiones", dijo en un escrito publicado en The Huffington Post.
Las acusaciones de abusos sexuales contra el fotógrafo se remontan a 2001, y algunas de ellas se llevan haciendo públicas en los medios de comunicación desde 2004. Modelos como Coco Rocha, Rie Rasmussen o Charlotte Watters le han acusado de tener un comportamiento sexual inapropiado y de explotar a las modelos jóvenes así como de utilizar su posición para participar en actos sexuales con modelos durante sus sesiones de fotos.
Algunas le han descrito como “un depredador con cámara”. Jamie Peck, quien hoy ha abandonado su carrera como modelo para dedicarse al periodismo, asegura que el fotógrafo la presionó en 2004 (cuando ella tenía 19 años) para que le practicara un acto sexual. “No es un crimen lo que hice. Lo que es parte del problema. Nunca le acusé de cometer un crimen, pero eso no significa que lo que hiciera esté bien”, ha dicho en declaraciones a The Telegraph. La modelo Liskula Cohen también habló en 2014 para The Huffington Post: "Trabajé con él una vez y no lo haré de nuevo. Me hizo sentir como si fuera una prostituta”.
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