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El cuarto oscuro de Terry Richardson

Las llevó al límite de sus fantasías sexuales armado con su cámara. Terry Richardson, icono de la fotografía de moda y uno de los profesionales mejor pagados del mundo, se enfrenta a graves acusaciones de abusos por parte de algunas modelos. Su prestigio, cultivado a base de provocación durante décadas, podría irse por la borda

La modelo Enriko Mihalik posa con Terry Richardson para el calendario Pirelli 2010.
La modelo Enriko Mihalik posa con Terry Richardson para el calendario Pirelli 2010. Pirelli via Getty Images

Me metió el pulgar en la boca. Eso me hizo gracia. Hasta entonces, él y su asistente se mostraban animados, dándome instrucciones para que posara desenfadadamente. En algún momento me dijo que empezara a quitarme la ropa (eso no me chocó, sabía que venía a posar desnuda). Me lanzaba piropos. Su asistente también (…). Honestamente, no sé si el rollo sexual empezó cuando posaba contra la pared o ya en el sofá. Él seguía sacándome fotos de cerca, me pidió que le agarrara el pantalón, y de repente su pene estaba fuera, y ya no supe cómo dar marcha atrás”. Charlotte Waters tiene 24 años. Hace cinco fue al estudio que tiene Terry Richardson en su casa, en el downtown neoyorquino, para hacer unos desnudos artísticos. La sesión derivó en cosas como “él chupándome el culo, besándome agresivamente... Terminó eyaculando en mi cara y pidiéndome que mantuviera los ojos bien abiertos”. Waters subió su cruda confesión a principios de marzo en la web Reddit. Lo hizo con un seudónimo, pero al ver el eco de su historia dio su nombre.

Me metió los dedos en la boca y me fui. Es cuestión de límites, dice Bimba Bosé

A raíz de esto, el 12 de marzo se puso en marcha la campaña #NoMoreTerry, que insta a “boicotear todas las publicaciones, marcas y famosos que contratan al depredador sexual Terry Richardson”. Una iniciativa que se suma a la subida en Change.org en octubre del año pasado por la londinense de 18 años Alice Louise, que confiesa no tener relación con la moda para reclamar a las marcas que dejen de contratarle. Espera alcanzar 50.000 firmas. Ya supera las 31.000. “Cuando ves la cantidad de acusaciones de chicas que acumula y las fotos suyas que circulan por Internet que promueven la violación, el amordazamiento, la asfixia... te preguntas por qué este hombre está en todas partes. La industria de la moda no debería alabar a potenciales depredadores sexuales”, decía Louise a The New York Post.

Richardson, uno de los fotógrafos mejor pagados del mundo (el New York Daily News le calcula, solo entre 2012 y 2013, ganancias de 58 millones de dólares), acostumbra a guardar silencio ante estas acusaciones. Pero esta vez ha respondido, vía carta, desde The New York Post diciendo sentirse objeto de una “caza de brujas” y asegurando: “Trabajo con mujeres mayores de edad que conocen la naturaleza de mi trabajo y queda todo por escrito. Nunca he utilizado una oferta de trabajo ni he amenazado con represalias a nadie para forzarle a hacer nada que no quisiera”.

Raro es el famoso que declina hacerse un autorretrato junto a él, incluido el propio Obama

Entonces, ¿por qué acumula Richardson tantas quejas de modelos? Bimba Bosé, que posó para él en cuatro ocasiones en el cambio de siglo, cree que “es una cuestión de límites. El límite como modelo lo pones tú. Él siempre ha sido un gamberro, y si vas a hacerte unas fotos con él, ya sabes de qué va. Llegas y, básicamente, te dice: ‘Desnúdate’. Es algo con lo que yo no tengo ningún problema, aunque reconozco que sí los tuve con mi agencia cada vez que hacía un trabajo con él, precisamente por esa actitud provocadora. Para mí no es un abusador, es un tipo al que le gusta jugar y llevar las cosas al límite. De repente, te mete la mano en la boca y empiezas a pensar: ‘¿Esto es algo normal?’. Si el siguiente paso es que me quiere meter algo más, le digo que no y ya está. Yo lo hice. Cuando me metió los dedos en la boca, le dije: ‘Me tengo que ir ya; la sesión se ha acabado, ¿no?”. Bimba advierte: “Puedes conseguir más popularidad, pero también te puede hundir”.

La modelo valenciana Minerva Portillo lo vivió en sus propias carnes. Una sesión de alto voltaje con Richardson supuso un viraje negativo a su carrera cuando estaba en lo más alto. Aunque ha declinado declarar nada sobre ese suceso al ser contactada por este periódico, confiesa que apoya al 100% el creciente movimiento en su contra y que espera que se haga justicia.

Siempre he explotado mucho lo sexual, pero nunca le pido a nadie que haga algo que no haría yo mismo

Las llamadas a boicotear el trabajo de Richardson no son nuevas. Las afronta casi desde el arranque de su carrera, a principios de los noventa, cuando introdujo una estética más sucia (en todos los sentidos) que caló progresivamente en revistas y campañas. Hace una década, grupos feministas llamaron al sabotaje de la exposición Terryworld (que luego sería un libro publicado por Taschen) en la emblemática galería Deitch Projects del Soho neoyorquino, remarcando el carácter “misógino” y “explotador” de su obra. Entre sus modelos, una prostituta adicta a la metanfetamina o su propia asistente practicándole una felación arrodillada bajo un escritorio.

Él no esconde nada de ese mundo. Al contrario, lo lleva a un primer plano. Tal y como relataba en la carta publicada en su defensa: “Cuando me mudé a Nueva York en 1990, gran parte de mi trabajo se dirigía a documentar mi vida en el East Village. Yo era crudo y transgresor, y rompí con las imágenes pulcras y refinadas que ofrecía la moda entonces”.

Al realizar el calendario Pirelli 2010 en Bahía (Brasil), dijo a EL PAÍS: “Mis fotos son honestas. Siempre he explotado mucho lo sexual, pero nunca le pido a nadie que haga algo que no haría yo mismo. Le decía a las chicas que se desnudaran y me decían: ‘Desnúdate tú’. Y yo lo hacía. Tienes que estar dispuesto a abrirte tú para que se abran otros”. En aquellas sesiones, Richardson se paseaba en albornoz, como recibe habitualmente en los castings que realiza en su propia casa.

Se puede decir que en todo este tiempo se ha entendido a Richardson como un renovador estético que se toma sus licencias y cae en gracia. Raro es el famoso que declina hacerse un autorretrato junto a él alzando el pulgar, incluido el propio Obama. La llama de la controversia la avivó hace cuatro años la modelo danesa Rie Rasmussen al contar un encontronazo que tuvo con Richardson. “Le dije: ‘Lo que haces es completamente degradante para las mujeres. Espero que sepas que solo te follas a tías porque tienes una cámara, un montón de contactos en la moda y te publican en Vogue”. Poco después, Coco Rocha solicitó a su agencia no volver a trabajar con él tras una sesión incómoda, y Jamie Peck reveló que en 2004 se negó a quitarse las bragas para unas fotos. La cita terminó de una manera similar al relato de la anécdota de arranque de este texto, con el asistente tendiéndole una toalla. “Cuando salí de allí sentía que me hacían falta dos duchas”, contó Peck.

Más allá de controversias, él mantiene en su web la llamada. Bajo un cartelón con la palabra “casting” y su socarrona sonrisa coronada por unas gafotas vintage, dice así: “Posa para Terry. Si tienes 18 años o más, eres hombre o mujer, y deseas posar sin ropa o en topless para un futuro proyecto, escribe aquí”.

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